En medio de extrañas víctimas, triángulo narrativo de tintes melancólicos - LJA Aguascalientes
23/11/2024

  • Entrevista a Daniel Saldaña París
  • En esta primera novela los personajes se dejan arrastrar por sus obsesiones más oscuras

En medio de extrañas víctimas (Sexto Piso, 2013) es la primer novela del joven escritor mexicano Daniel Saldaña París (Cd. de México, 1984). Novela construida a partir de la confluencia de la historia de Rodrigo, un joven burócrata mexicano que parece no querer tomar ninguna decisión en su vida y Marcelo Valente, profesor universitario español experto en la obra y vida del poeta vanguardista Richard Foret, quien se convertirá en la tercera arista de este triángulo narrativo con el que está construida esta novela que tiene tintes melancólicos, con dos personajes que se dejan arrastrar por sus obsesiones más oscuras. En medio de extrañas víctimas tiene como eje rector la vida y obra Richard Foret, poeta basado en la vida del escritor, editor y boxeador Arthur Cravan, supuesto sobrino de Oscar Wilde, quién desapareció en extrañas circunstancias en el Golfo de México en 1918. La figura rectora de Cravan hermana cierto misticismo con ciertos toques de absurdo, que le dan forma a este texto.

Daniel Saldaña París es autor del libro de poesía La máquina autobiográfica y editor de los libros Doce en punto. Poesía Chilena reciente y Un nuevo modo. Antología de narrativa mexicana actual, los dos publicados por la UNAM.

“En el 2006 estaba viviendo en España y empecé a tomar apuntes de lo que mucho tiempo después se convertiría en esta novela. De todo eso habrán quedado un par de personajes por ahí de esos primeros apuntes, uno de ellos, un personaje con un pulsión coleccionista y un terreno baldío en donde sucedían cosas. Eso lo abandoné hasta 2009 cuando me puse a darle más forma al libro, me eché unos tres años, de forma muy interrumpida porque no soy una persona muy constante en mis empeños.”

Javier Moro Hernández (JMH): Rodrigo, es éste personaje que, como nos cuentas, tiene pulsión por coleccionar y que lleva el peso de la novela en la primera parte, es un personaje que se nos aparece como incapaz de tomar decisiones sobre su vida y que se deja llevar por las circunstancias.

Daniel Saldaña París (DSP): Un poco sucede con los tres personajes en los que giran las tres partes de la novela, que serían Rodrigo, el profesor español Marcelo Valente y luego el poeta-boxeador; Richard Furet tienen esta característica que en Rodrigo es un poco más acusada, que es una pasividad extrema, una pasividad llevado al grado de radicalidad suficiente como para que detone situaciones extremas en vez de monotonías, pues me interesaba ver que un rasgo aparentemente negativo y que tiende generar anodinas, como la pasividad, en realidad puede ser el detonante de situaciones más bien ridículas.

JMH: Se tiende a pensar que para generar situaciones extrañas tendría que ser un personaje activo y no tan pasivos como los tres personajes que conforman En medio de extrañas víctimas.

DSP: Claro, pero es que pertenecen a esa estirpe de personajes como Bartleby, que justo su pasividad extrema, casi como una bandera de su personalidad, es que lo va metiendo en equívocos, porque se deja arrastrar por las cosas que le van pasando. Toda la novela se encuentra en una franja, en una frontera en la que por un lado se encuentra el absurdo y del otro lo fársico, y efectivamente las situaciones se van dando y le van sucediendo al personaje a partir de repetición de varios elementos, como por ejemplo la obsesión con la gallina, la novela se construye a partir de repeticiones, de rasgos de comunes dominantes que son los que le meten en esas situaciones extrañas.

JMH: ¿Qué escritores estuvieron presentes durante el proceso de construcción de la novela?

DSP: Quiero pensar que Kafka es una de las presencias fuertes, Gombrowicz, el Elías Canetti de la novela Auto de fe que está un poco en ese tono paródico, y no sé muy bien quién más, y más por el lado de la construcción de la prosa que de la construcción de personajes.


JMH: ¿Te identificarías con Marcelo, el profesor experto en Richard Foret, el poeta-boxeador?

DSP: Sí, aunque me identifico con los tres personajes al final de cuenta; por supuesto no es una novela autobiográfica, sí hay algunos elementos, características, anécdotas que recuperé de la vida real que por un lado exageré o llevé al tono fársico y con Marcelo, que es un profesor español, filósofo; en fin, sí hay puntos de identificación.

JMH: Quería platicar ahora sobre Richard Foret, este persona que está en la novela, que aparece a partir de las investigaciones justamente de Marcelo y que es un poeta que además se dedica al boxeo, como ya hemos platicado; quería preguntarte cómo surgió la idea de retomar esta idea e insertarla en la novela.

DSP: Siempre me interesó mucho la época de las vanguardias de principios del siglo XX, no sólo por la obra en sí, sino también por la mezcla extraña de la obra, vida y actitud vital que parecía prevalecer, además de que era la intención declarada de las vanguardias fundir o confundir la vida con la obra, además de que todos eran unos exaltados que creían en la posibilidad de abolir todo el pasado y construir algo nuevo, y ahí hay un entusiasmo y una intensidad que siempre me ha interesado y quería entonces referirme a esta época que siempre me ha entusiasmado y me encontré con esta persona que es real, que es Arthur Cravan, en el cual está basado Richard Foret; al principio hice una investigación más o menos acuciosa de él y de su esposa, Mina Loy, y leí biografías, leí sus cartas, sus obras y en algún momento mientras escribía la novela sentí la necesidad de ficcionalizarlo, de abandonar los nombres reales y permitirme separarme de la investigación para desprenderme y no interrumpir el ritmo de escritura, me pareció de repente más fácil adaptarlos a las necesidades del libro, poder introducir episodios de su vida de una manera más lúdica y llevarlos hacia la ficción.

JMH: ¿Cómo fue el proceso de escritura en el que mezclas a estos dos personajes ficticios, creados por ti, Rodrigo y Marcelo, y lo mezclas con este personaje real, que sí existió, el poeta Arthur Cravan, pero que terminas convirtiendo en alguien diferente, que es Richard Foret?

DSP: La novela empezó con la trama de Rodrigo, pero sentí que era un contexto muy próximo a mí, es decir clase media ilustrada, Ciudad de México, ambiente cultural burocrático, padres progresistas, situaciones más o menos familiares a mí y a mi círculo más cercano; y de pronto sentí que era demasiado fácil quedarme ahí, que necesitaba un reto mayor en cuanto invención, a imaginación, me estaba aburriendo un poco a mí mismo y no quería quedarme en esa primera persona confesional muy cerebral del principio del libro y pensé que necesitaba un reto mayor, algo que disparara la novela hacia otras épocas, hacia otros mundos y que exigiera de mí un mayor ejercicio imaginativo y por eso empecé con las otras dos historias, sobre todo con la del español Marcelo Valente, y pensando como motivos del personaje para estar en México se terminó colándose la historia de Foret.

JMH: Los Girasoles, que es una ciudad universitaria situada en algún punto de la provincia de México, es el lugar adonde viene a vivir Marcelo y en el que se encuentran las tres historias que hemos platicado, los tres personajes, y en donde la historia se dispara hacia otro punto espacio-temporal.

DSP: Me interesaba la tensión entre lo urbano y un pueblo chico, pues viví casi toda mi vida en Cuernavaca y creo que me gustaba la idea de no quedarme sólo en la Ciudad de México sino llevarlo a estos otros espacios que son también, desde el punto de vista del narrador, muy ricos porque son lugares pequeños, en donde todo el mundo se conoce y en donde las historias terminan cruzándose inevitablemente y hay como una endogamia en todo; en el caso de Los Girasoles está acentuado porque es un pueblo con una presencia académica fuerte, que también es un contexto muy encerrado el de la Academia, por lo menos en muchas partes, y eso genera una entropía narrativa que quería explotar y por eso sitúe la segunda parte de la novela ahí, en ese lugar.

JMH: También está este personaje gringo que aparece al final, que sirve un poco para desatar las tensiones narrativas que existe en la vida de Rodrigo y de Marcelo.

DSP: Sí, es un personaje en donde terminan cruzándose las otras historias, pero es un personaje que existe, que puedes encontrar en Tepoztlán, en San Miguel de Allende, no sé, pueblos con una presencia fuerte de extranjeros, que siempre recalan especímenes medio raros, aburridos del tedio del primer mundo, fascinados de una manera romántica de México, y me gustaba que hubiera un personaje así, que justamente con su locura y grado de disparate acaba reventando la trama.

JMH: El narrador lo menciona, este personaje se parece un poco en la actitud vital a Richard Foret/Arthur Cravan.

DSP: Un gringo medio extravagante que llega a México quién sabe por qué, pero se fascina con lo rudimentario de la provincia mexicana y que, efectivamente, tanto en Furet y en este personaje está aderezado con la idea, la obsesión, de obra de arte total, porque aunque Foret/Cravan no lo formula en esos términos está buscando la obra de arte total que es su desaparición, que es un tema muy de arte contemporáneo, algo que el gringo está formulando.

JMH: Me llama la atención el salto que haces entre las voces narrativas, por ejemplo, hay un juego entre Rodrigo y un narrador omnisciente, entre Marcelo y un narrador omnisciente, hay una tensión constante entre la primera y la tercera persona.

DSP: Me gustaba mucho la idea de cambiar de registro, la primera persona, este monólogo constante de Rodrigo me parecía que era un tono muy fuerte, muy reconocible y que podría cansar, incluso a mí mismo en el proceso de escritura podía cansar; quise llevarlo por otro lado. Y luego también tiene que ver con la idea de que hay toda una situación mística-absurda en la novela, por ejemplo la primera parte de la novela se titula La tercera persona pero está en primera persona, y es algo que he tocado sobre todo en mi obra poética, que es donde más le he hecho, que es cierta intercambiabilidad de pronombres personales, confusión de personas verbales que me gustaba insinuar un poco.

 

Foto: Archivo LJA


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