¿Tablet o juguetes? / Discere - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre

Carl Sagan

 

La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a una discusión muy interesante en un salón de belleza, con lo cual se desmonta el mito de que en esos lugares sólo se habla de artistas, de novelas o de la vida de los demás. Todo empezó con una escena atípica para el siglo XXI: una abuela llegó a la peluquería con su nieta de ocho años, la cual llevaba un libro de colorear y una caja de crayolas con los que se distrajo durante todo el tiempo. Esto hubiera sido normal hace unos años, pero hoy día todos esperaban que la niña se hubiera entretenido absorta y aislada con un Smartphone o una tablet.

Los comentarios favorables no se hicieron esperar, pero entonces alguien dijo que en un colegio de la ciudad ya les pedían tablet a los niños del kínder, con lo que provocó una acalorada discusión entre las que estaban a favor y las que estaban en contra. Fue interesante escuchar y analizar los argumentos que esgrimían cada una de ellas, sobre todo porque reflejaban la edad, el rol que representaban y la época que les había tocado vivir. Las mamás más jóvenes argumentaban que era un síntoma de vanguardia que un colegio utilizara herramientas modernas para la enseñanza. Las de mayor edad decían que no era necesario incluirla en la escuela a tan corta edad.

Lo cierto es que en esta Navidad la mayoría de los niños dejaron de lado los juguetes tradicionales y prefirieron los tecnológicos, y muchos papás se encargaron de regalarles una tablet a sus hijos de dos a cinco años. A estas alturas ya han descubierto que no hay nada mejor para tranquilizarlos, lo que equivale a enseñarles a que calmen su frustración con cosas y no con personas. Por ello la polémica sobre el uso de estos dispositivos a tan corta edad no se da sólo en el salón de belleza, se da también entre las familias, maestros y expertos en la materia.

Es cierto que los niños pequeños dominan la tecnología de una manera impresionante. Resulta divertido y sorprendente verlos deslizar su dedito por la pantalla y descubrir que algo pasa cuando lo hacen, adquiriendo en poco tiempo una maravillosa habilidad para utilizarla. Son los llamados “nativos digitales”, término que surgió en 2001 y que se debe al escritor Marc Prensky. Sin embargo, la tecnología es útil cuando apoya el desarrollo de las facultades del niño y no cuando lo entorpece en cualquiera de sus dimensiones.

Algunos expertos han presentados estudios en los que se demuestra que la utilización excesiva de dispositivos móviles como la tablet pueden provocar estrés infantil, conductas obsesivas, depresión o déficit de atención. Por ello es muy importante que los padres favorezcan el juego en sus hijos ya que con ello desarrollarán sus capacidades físicas, habilidades verbales, destrezas sociales, además de desarrollar también la inteligencia racional y emocional. Es necesario que privilegien los juegos al aire libre, la convivencia con otros niños de su edad y sobre todo que le dediquen más tiempo a sus hijos. No hay que ser un experto para saber que si un niño se involucra obsesivamente con los dispositivos tecnológicos, tarde o temprano acabará teniendo problemas en su desarrollo físico o emocional.

La actitud de la familia frente a la tecnología tiene mucho que ver con la forma en que los hijos se relacionarán con ella. Los niños imitan todo lo que ven y los padres, hoy por hoy, no son el mejor ejemplo. Sólo hay que verlos embebidos con su Smartphone, ajenos a todo lo que pasa a su alrededor, perdiendo autoridad moral a la hora de pedirles a sus hijos que sean moderados en el uso de sus aparatos tecnológicos. Los padres saben perfectamente el peligro que supone una adicción del tipo que sea, también se dan cuenta de la pasividad y el sedentarismo que provoca y que su abuso no permitirá el correcto desarrollo del niño; sin embargo si ellos mismos no tienen autodominio, será muy poco lo que podrán hacer por ayudar a sus hijos a no depender en exceso de la tecnología.


Por su parte, las instituciones escolares presumen de estar a la vanguardia en tecnología y la utilizan como una manera de promocionarse, sin que haya de por medio un buen proyecto pedagógico que las justifique. Cualquier sistema educativo debe contemplar todo tipo de recursos y no remitirse a lo último en tecnología. No se puede perder de vista que son herramientas y que el hecho de que un niño las domine, no significa que automáticamente adquiere el aprendizaje.

La tecnología no es buena ni mala en sí misma, todo radica en el uso que se le da. Es un hecho que los niños aprenden de todo y de todos, por tanto, la tablet o cualquier dispositivo tecnológico sólo será uno más de los estímulos con los que se favorecerá su aprendizaje y deberán aprender a utilizarlos, junto con la disciplina y las reglas que se implementarán para el buen uso de los mismos. Como bien dijo Jane Goodall: “La tecnología por sí sola no basta, también tenemos que poner el corazón”.

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Twitter: @petrallamas


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