En medio del clima frío y la lluvia helada, llegan al relevo en el Ayuntamiento de Aguascalientes, el Ingeniero Juan Antonio Martín del Campo y los integrantes del Ayuntamiento 13-15. Arriban formalmente al poder municipal en un recinto resguardado policialmente hasta decir basta -con decirle que ni a los regidores integrantes del 11-13 dejaban pasar-, y con la carga de restituir su esencia a la función pública municipal; asunto nada fácil de resolver cuando el tesoro municipal es limitado y las aportaciones federales condicionadas por ley.
Voto de confianza. Hasta hace unos meses, yo no conocía en persona al ahora Presidente Municipal Constitucional -¿o debo decir alcadeso?. Pero como le comenté a Ud. en este espacio, reconozco que había escuchado hablar positivamente de él. Así que en esa ocasión le externé al ingeniero mi felicitación por la elección ganada y mi solicitud de que correspondiera a la confianza que los ciudadanos habían depositado en su persona. Recuerdo que entonces me pregunté si sería demasiado esperar de Martín del Campo la misma actitud sencilla y cercana a los ciudadanos con que yo lo conocí. Pues bien, apreciable lector y querida lectora, el momento ha llegado y ya tendremos Usted y yo la oportunidad de comprobarlo.
El 13-15. Con gran enjundia arrancó sus funciones de cabildo el Ayuntamiento 2013-2015. Mal habían tomado protesta cuando ya estaban sesionando de manera extraordinaria, para llevar a cabo el albazo reglamentario más grandilocuente de la época: la cancelación del programa foto-radar mejor conocido como foto-multa y la aprobación de un paquete de subvenciones, mejor conocidas como descuentos, en beneficio de la población capitalino-aquicalidense.
No deja de ser paradójico el hecho de que los regidores y síndicos panistas aprobaron por unanimidad la desaparición del programa foto-radar tanto como en su momento los propios panistas aprobaron, también, de forma unánime el mismo.
No deja de llamar la atención que los cuatro regidores de procedencia presuntamente priísta, aprobaran sin reflexión alguna de por medio y de forma exprés la desaparición del programa. No hubo una sola voz, que destacara los beneficios sociales obtenidos con tal medida de prevención y control. En la actuación de los regidores propuestos a través del PRI, podemos suponer que de entrada dejaron claro, o que ninguno de ellos se siente cobijado por el ala maternal de Lorena Martínez, o que no se enteraron que el programa tuvo origen en un gobierno municipal priísta, o que no se enteraron que representan a un partido distinto al entrante. ¡En fin! A esta Cocinera, le habría gustado ver reproducida en esa sesión la diversidad de opiniones que tiene la sociedad de Aguascalientes respecto al tema. Le habría gustado que se dejara sentir el sector pensante de Aguascalientes que con conciencia ciudadana solicitó la continuidad del programa. Pero sobre todo, a esta Cocinera le habría gustado ver una representación priísta en la primera sesión, del primer año, del Ayuntamiento 13-15. Porque si es que la hubo, no se notó y como el que calla…
¡Ahí le encargo mi Presidente! Como llega Usted, Toño Martín del Campo, con tantas ganas de hacerla en grande. Hay le encargo el andador J. Pani. Uno de los paseos familiares dominicales más tradicionales en Agüitas capital. ¡Nomás viera Usted qué desorden! Varios de los expendedores de cerveza a granel (particularmente uno llamado Los Potrillos) han invadido con mesas y sillas plegables el paseo, dejando un par de metros para el paso de peatones. Los locales colocados en los laterales de mismo, con unas pocas excepciones, compiten en volumen de sonido y estridencia de la música, contaminando con ruido la tranquilidad del paseo. Sin ser periodo ni perímetro de feria, grupos y pandillas de jóvenes caminan con cerveza o bebida alcohólica en mano, que adquieren en las barras ambulantes y locales establecidos de la calle. El tamaño de las bebidas alcohólicas también es motivo de alta competencia en la calle J. Pani, al ofrecer bebidas preparadas o cervezas de litro en adelante, a costos mínimos (Vaya Usted a saber el tipo de vino que contendrán tales cocteles).
De los verificadores municipales ¡Ni hablar! Esos no se conocen en el andador J. Pani. Ciertamente se instala en las horas más álgidas de tránsito peatonal una patrulla de la policía municipal, con un oficial a bordo, cuya función no es la de regular los hechos que aquí le doy a conocer.
Así que, ingeniero Martín del Campo, ojalá que Usted, acorde con el nuevo lema del gobierno que encabeza: la tierra de la gente buena; devuelva al paseo de la calle J. Pani, el orden y la tranquilidad en que se puede ser gente buena, o ya mínimo logre que Los Potrillos regresen a su corral y dejen pasar a los de a los apeantes. ¡Ah qué caray!
Recuerde Usted, que en esta su cocina, se come, se lee, se estudia y se conversa de todo… particularmente de política.