- El ser humano es el único animal que hasta el último día de su vida puede aprender algo
- Función del Colegio Nacional es que la enseñanza especializada esté al alcance de especialistas y público en general
El 23 de marzo de 1971 el Colegio Nacional dio la bienvenida al historiador Miguel León-Portilla como uno de sus miembros, integrándose a la “pléyade de figuras” de la cultura de México que han formado parte de la institución mexicana que en 2013 cumplió 70 años de su fundación.
El antropólogo, autor de la Visión de los vencidos explicó que en el Colegio Nacional se reúnen destacados especialistas en muchas ramas del saber, desde matemáticos, astrónomos, poetas, escritores, hasta historiadores, antropólogos y juristas, maestros que tienen la capacidad docente para transmitir el saber que dará libertad en la vida.
“Que en una institución estén representadas las disciplinas que tengan mayor significación en la vida de un país es importante, pero lo es más que sus miembros transmitan sus conocimientos a quienes quieran acercarse a ellos. ¿Cómo lo van a hacer?, a través de sus ciclos de conferencias abiertas al público, tanto en su sede en la Ciudad de México como en otras universidades e instituciones culturales en los principales estados del país, además de en las memorias del Colegio en que se publican muchos de los trabajos”.
Entre las figuras que han sido miembros de la institución fundada en 1943 recordó a los pintores y muralistas Diego Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo, al geólogo Ezequiel Ordóñez, al poeta Enrique González Martínez, al filólogo Alfonso Reyes, y al físico nuclear Manuel Sandoval Vallarta. “El formar parte del Colegio Nacional significa para mí, por un lado, la posibilidad de tener intercambio con sus otros miembros; por otro lado, de aprovechar las lecciones en campos que no conocemos”.
El investigador emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que la sede de El Colegio Nacional, ubicada en el Centro Histórico, tiene una Aula Mayor “magnífica” con un gran aforo para centenares de personas, donde la enseñanza especializada de las personas que se ha distinguido en su profesión en México queda al alcance de especialistas y de público en general, lo que en su opinión es en lo que radica la principal importancia de la institución creada por decreto presidencial.
Destacó que el Colegio Nacional es consultado muchas veces por personas que por escrito llevan una serie de cuestionarios que sus miembros e incluso funcionarios del gobierno les responden. “La institución invita a alguna de nuestras reuniones a algunos funcionarios, secretarios de Estado y al propio presidente de la República. Ofrece servir en los distintos campos en los que se le solicita su apoyo”.
En su experiencia, el Colegio Nacional tiene un papel importante en la cultura mexicana. “Tengo más de 40 años como miembro, entré siendo muy joven, ahora ya no lo soy, tengo 87 años, he podido seguir su evolución. Cuando entré fui el último en la situación de que el Colegio tenía sólo 20 miembros a partir de que yo entré, se le hizo una solicitud al presidente Luis Echeverría de que se incrementara el número y actualmente somos 40. Creo que es un número suficientemente bueno para que se puedan cubrir los principales campos de atención”.
El doctor honoris causa por varias universidades de México y del extranjero compartió que ser miembro del Colegio Nacional le ha dejado un enriquecimiento muy grande. “La institución para muchas personas es algo que no conocen o que confunden con el Colegio de México, que es una especie de pequeña universidad; en cambio el Colegio Nacional es un cuerpo colegiado de especialistas abiertos a la docencia y a la investigación que buscan hacerse del conocimiento de cuantos quieran y procura servir a quienes se acercan a él”.
“El saber, cuando es genuino, genera libertad porque le permite a uno conocer muchas cosas y no tiene límites. El ser humano es el único animal que hasta el último día de su vida puede aprender algo; los otros animales, el perro por ejemplo, aprenden una serie de cosas cuando son jóvenes pero cuando llegan a tener varios años ya no aprenden más, el ser humano siempre puede aprender”.
Abundó en que en el Colegio Nacional se eligen a otros miembros por los quienes ya forman parte de la misma. “El gobierno federal nunca impone al Colegio criterios ni normas, nosotros somos autónomos totalmente, recibimos apoyo económico del gobierno federal a través de la Secretaría de Educación Pública, pero somos autónomos”.
Agregó que la institución mexicana tiene el privilegio de tener apoyo y respeto para avanzar con libertad en el saber que día con día sus miembros cultivan y está al pendiente de los problemas de México.
“No estamos en una torre de marfil, invito a la gente a procurar enterarse de los actos, actividades, ciclos de conferencias, lecciones, congresos que en él ocurren. Tengan la seguridad de que tienen el derecho a sentarte ahí en el Aula Mayor, a oír, e incluso preguntar al final de una lección. Creo que eso es una gran oportunidad maravillosa para la gente que tenga deseos de superarse y de saber”.
El Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía 1981 comentó que México es un país de mucho desarrollo cultural, en cierto modo privilegiado. “Yo digo que México tiene el carácter de ser tierra de libros prehispánicos, pero no somos un país de lectores, ahí está la crítica. Tenemos que invitar a la gente a que no tenga miedo de leer, la lectura enriquece muchísimo y hoy día el niño tiene que luchar. Ojalá que con la apertura del Colegio, en los aspectos cultural, intelectual, y de docencia, otras muchas personas en México enriquezcan y adquieran lo que es nuestro lema ‘Libertad por el saber’”.
Con información de Conaculta