Nunca ocurre nada
Cuando Flaubert terminó de escribir Noviembre, apenas iba a cumplir 21 años, en comparación con La educación sentimental o Madame Bovary, invariablemente se distinguirá a esa novela como una obra de juventud, lo es. Noviembre es una de esas obras sentimental y amorosa que elaboran como ejercicio los novelistas y donde todavía se les notan las costuras, la pasión desbordada, el afecto por ciertos personajes que impiden al autor ser justos (novelísticamente) con ellos; aunque claro, es una obra de Flaubert, así que no es desmedido cualquier elogio que se pueda hacer de ella, aunque, como el escritor mismo dijo, no sin cierto sarcasmo, es un revoltijo donde la “acción es nula”. Sí, en Noviembre no pasa nada, mejor dicho, la acción es mínima, cuenta el encuentro entre una prostituta, Marie, y el narrador; eso es todo… y tanto.
Quien aprecie la obra de Flaubert encontrará en Noviembre lo que más tarde desarrollará en el resto de su obra, sobre todo en la Marie Arnoux de La educación sentimental, en las notas a una edición reciente de esta novela (Editorial Impedimenta, traducción de Olalla García e Introducción de Lluís María Todó) se indica que “el personaje de la prostituta Marie está inspirado en dos mujeres, que marcaron al joven Flaubert para toda su obra de novelista: la primera y principal, Elisa Schlesinger, que Flaubert conoció en una playa normanda cuando él tenía sólo quince años y ella veintiséis. Elisa estaba casada con un editor de música, tenía hijos, y pasados los años acabaría su vida en un sanatorio mental. A pesar de la brevedad del encuentro, Elisa Schlesinger fue para Gustave Flaubert un amor perdurable, su único amor verdadero, según declaró repetidamente en sus papeles íntimos”. Inevitable pensar en el hechizo en que cae Frédéric Moreau al vislumbrar a la señora Arnoux en las primeras páginas de La educación sentimental y, también, el gesto final con que Arnoux se revela como el cierre de toda una época, al dejar caer la cascada gris de su cabello sobre los hombros.
Hace poco, para contextualizar el bellísimo gesto de la señora Arnoux al final de la novela y no dejar a mi interlocutor con la idea de que La educación sentimental trata acerca de cómo alguien se vuelve viejo, tuve que ceder al impulso reductor y agregar que en el fondo de esa novela se descubre la fundación del Segundo Imperio francés, pero sobre todo, se describe la revolución de 1848. Menos mal, me dijo con quien platicaba, pensé que se trataba de otro de esos textos en donde nunca pasa nada y todo son palabras… como los que te gustan.
Usted está aquí
La plaga de fin de año son las listas de los mejores libros, discos, lo que sea con que los medios llenan el espacio que dejan quienes aprovechan las fiestas para tomarse un descanso y prometer que regresarán con mayores bríos el año que viene. Basta una ojeada a cualquiera de los medios a los que acuda para encontrarse con estas listas, con estas síntesis de lo más relevante del 2013. Los llamo plaga no sólo por su virulencia sino también por el daño que hacen, en el fondo, sesgan de tal modo la información al intentar centrar la atención en un hecho que le dan una relevancia que no tiene y no merece.
¿Son útiles? No me lo parece, seguro alguien encontrará alguna forma de hallarle provecho a ese cúmulo de información, sobre todo en esta época en que gracias a la tecnología tenemos la oportunidad de saberlo todo pero nos hemos vuelto incapaces de recordar nada, alguien podrá convertir esas listas en un letrero que indique el lugar en que se está (todos los libros que no leíste, toda la música que te perdiste), un punto de partida para arribar al siguiente bloque de novedades que traiga el nuevo día; a mí me cuesta trabajo utilizarlos como mapas, en las listas siempre veo la mano pachona que me intenta empujar a consumir algo que de entrada no me atrajo, y sé que mi 2014 y 2015 y 2016 será igual de bueno o malo si me pierdo la novela más reciente de escritor ucraniano que todos dicen que es el último grito de la moda invierno 2013; que a mi cuerpo no le ocurrirá nada si en los años que siguen no lo someto a los compases de la última cocacola en el desierto musical…
The day the music died
Basta presenciar los esfuerzos exagerados de los conductores de noticias por dar relevancia a un hecho para saber que el camino de la memoria no va por donde indican los medios. Hace unos días escuché a un locutor describir la interpretación de una canción por dos cantantes que no conozco en un programa que no veo como lo más espectacular que ha ocurrido en la escena musical, para subrayar, el muchacho declaraba: sí, incluso desde Madonna; tuve que buscar el fundamento de su furor declaratorio, no fue difícil hallarlo en uno de los “grandes momentos del 2013”, en The Voice, Lady Gaga y Christina Aguilera cantaron juntas “Do What U Want”, el nuevo single de la primera… ¿Eso es todo? Sí, eso y nada más, claro dicho por quien cree que lo mejor que ha hecho Madonna es grabar una versión de American Pie que inevitablemente lleva a buscar la original de Don McLean.
A generation lost in space with no time left to start again
En el rubro de “noticias” no me va mejor con los resúmenes, no logro reducir todo lo que le ocurrió al país, al mundo, a esas líneas que, dependiendo de la tendencia del medio, sucumben al año en que México se atrevió a dar el gran salto o bien, al año en que México se vendió al temible Masiosare. No me veo ahí, no me encuentro en esos párrafos, debe ser que creo en que la historia se compone de gestos mínimos, que la obligación de los medios es la de contar esas historias, contextualizarlas, para que no queden como una simple frase en medio de una atestada lista.
Tarea difícil ante la banalización de los contenidos, más cuando quienes ante la reducción de los espacios físicos en los medios impresos, no sabemos aprovechar la amplitud de la internet y hemos cedido a la estupidez del consumidor que requiere el resumen de una novela antes de leerla, de quien demanda una síntesis de la película antes de entrar a la función, ese consumidor flojo que exige la lista de los diez más, los diez menos, los mejores o peores lo que sea para definir su conversación. Nos hemos rendido al gusto sin forma de la mayoría que representan los pocos que tenemos acceso a la red, hemos dejado a un lado el placer de leer los gestos mínimos y convertirlos en historias, encontrar ahí la luz que demanda el placer.
Afortunadamente, siempre se está a tiempo para cambiar las cosas, en la tarea de hacer el mundo un lugar habitable, siempre es inicio de año, invariablemente se puede comenzar la lista de propósitos para los días venideros.
Coda
Esta triste estación es apropiada para los recuerdos. Cuando los árboles pierden todas sus hojas, cuando el cielo crepuscular aún conserva ese tinte rojizo que dora la hierba marchita, resulta dulce ver cómo se apaga todo aquello que, poco antes, ardía en nuestro interior.
Noviembre. Gustave Flaubert.
Post scriptum
El 25 de diciembre, en la Ciudad de México, falleció Rafael Mendoza Toro, quien quincenalmente publicara en estas páginas su columna Nomás por llevar la contra. Se le va a extrañar, mucho, polemistas inteligentes como él hacen falta.
@aldan