- A un año de Gobierno Federal, CIOAC demanda políticas públicas hacia el campo fallidas y de fracasos
- Gobierno Federal canaliza 130 mil millones de pesos para fomento productivo, 96 por ciento de ellos son para grandes empresas y no productores
En su visita a Aguascalientes, Federico Valle Vaquera, dirigente nacional de la Central Independiente de Obreros, Agrícolas y Campesinos (CIOAC), demandó que a un año del gobierno de Enrique Peña Nieto la decepción en la zona rural es inmensa pues se llevan ya 30 años de políticas hacia el campo, “fallidas y de fracasos” lo cual ha generado un incremento considerable de pobreza, migración y bajo precio que se le paga a los productores de todas las líneas.
Explicó que la proyección para el 2014 es estar operando con la misma estructura programática de los gobiernos panistas y con el mismo presupuesto concentrado en grandes empresas. “El presupuesto que se invierte para el campo es mucho pero es en términos generales, regresivo”, es decir, que no tiene el enfoque de producción, desarrollo ni generación de empleo.
Para el 2014, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) contará con un presupuesto de más de 85 mil millones de pesos, cantidad que se supone es el recurso que se destina a fomento productivo y que sería suficiente para resolver los problemas alimentarios del país, los cuales afectan a 28 millones de mexicanos; sin embargo Valle Vaquera comentó que el recurso se destina en su mayoría a tres programas principales: Incentivos a la comercialización (antes Ingreso objetivo) con diez mil millones de pesos, Procampo productivo con 14 mil millones de pesos y Program que tiene cerca de seis mil millones de pesos, “casi la mitad del presupuesto de la Sagarpa se canaliza a un grupo de privilegiados nacionales y extranjeros, que se llaman Mazeca, Nestlé, Bachoco, Gruma, Monsanto y muchos más”.
El Gobierno Federal canaliza, entre todas sus dependencias para fomento productivo, alrededor de 130 mil millones de pesos todos los años, de los cuales el 96 por ciento son para grandes empresas, el tres por ciento a los llamados productores en transición, y con tan sólo el uno por ciento, atienden a los más de cuatro millones de productores del país. “Me preguntan ¿por qué el campo no se desarrolla? La respuesta es sencilla: porque está desatendido”.
Para el dirigente nacional si no se modifica la estructura programática, la propuesta de la federación de una política agroalimentaria para hacer un campo diferente, rentable, productivo y sustentable no funcionará, cosa que no sólo es trabajo del ejecutivo nacional sino también de los diputados pero que ninguna parte ha manifestado a las organizaciones como la CIOAC algún cambio.
“Se decía que harían una gran reforma del campo pero lo único que se ha dicho es la revisión y modificación de la legislación”, los integrantes de esta organización sugieren que lo hagan, pero a las 72 leyes que regulan la vida en el medio rural para que realmente exista un cambio, pues expresaron que todo el andamiaje jurídico que se estableció en los últimos años, sólo fue para soportar y continuar con el modelo de desarrollo neoliberal.
A su vez deberán de combatirse el control que tienen los monopolios sobre los mercados pues son ellos quienes fijan precios y se llevan los subsidios; cada año la federación, a través del subsidio para la comercialización, canaliza 950 millones de pesos mismos que Federico Valle Vaquera aseguró entregárseles a las empresas y no a los productores, “con esa política no llegaremos a ningún lado, queremos cambiar el destino, que amplíen la zonas de riego, aprovechen las zonas de humedad, que haya más paquetes tecnológicos, más producción y mejores precios”.
Al cuestionarle sobre los riesgos que se tienen si el cambio no se agiliza en un corto tiempo, dijo que aunque el campo ni los campesinos se acabaran, sí habrá más pobreza pues con esta forma de aplicar la política de los recursos, más del 80 por ciento de los productores nunca han estado integrados en el modelo de desarrollo que se vive; “el riesgo es que se siga aumentando la delincuencia, que haya estallamientos sociales y mucho más pobres”.
En estos tres años anteriores el único país de América Latina donde la pobreza se incrementó entre el 2011 y el 2012 un millón de pobres, fue México, mientras que países como Brasil, Argentina, Costa Rica y el Salvador, disminuyeron considerablemente sus índices de pobreza extrema.