Procuraduría y MP, la corrupción eterna / Valor público - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Hemos dicho que la corrupción se define como el acto de abuso del poder público del que se puede obtener un beneficio privado. En mi anterior entrega ejemplifiqué los delitos de Soborno y Cohecho que son los más comunes que contempla nuestra legislación penal en materia de corrupción; en esta colaboración intentaré ilustrar dos tipos penales más: Tortura y Secuestro.

La actuación de los jueces, ministerios públicos y agentes de la Policía Ministerial, es calificada como de alta corrupción en todo el país. Estos tres entes actúan bajo la batuta del Poder Judicial y la Procuraduría del Estado y prohíjan elementos que son capaces de actuar con la mayor impunidad en contra de las personas que caen entre sus manos.

Una frase común entre los abogados, que sirve para robarle fácilmente el dinero a las familias de los detenidos o procesados judicialmente es la siguiente: “Lo siento señor, pero si quiere que su caso se resuelva, y pronto, vamos a tener que aceitar (léase sobornar, entregar dinero, hacer regalitos, botellas, chamacas, etc.) al M.P., la Policía Ministerial, al Juez, la secretaria del Juzgado, al Actuario, la Mecanógrafa y el Archivista”.

Quizás Usted, amable lector, no lo haya notado, pero en el ejercicio de la Justicia en México parece funcionar muy bien una compleja Red de Delincuencia Organizada en la que participan: 1.- los abogados que sobornan a las autoridades judiciales y roban impunemente a sus clientes; 2.- los clientes que prefieren un mal arreglo a un pleito o cuya actividad consiste en delinquir; y 3.- las autoridades judiciales que obtienen jugosas ganancias a cambio de acelerar sus investigaciones; o bien, por equivocarse en la integración de expedientes para liberar a los delincuentes, y fabricarle delitos a las personas que se niegan a “aceitarlos”.

Pero ¿qué sucede cuando Usted decide prescindir de un Abogado (aunque no  sea miembro de aquella delincuencia organizada) y tiene el atrevimiento de litigar personalmente sus asuntos? ¿Qué sucede cuando Usted solicita que lo reciba algún Juez, o el Magistrado Presidente del Tribunal Judicial, o el Procurador de Justicia del Estado? Seguramente tendrá que resignarse a morir en el intento. Y sin embargo, si los dioses lo iluminan y tiene la suerte de entrevistarse con dichos personajes, la respuesta será algo así: “Su pariente es un ‘pájaro de cuenta’; es un ‘vil delincuente’; ‘el solito se apuñaló’”;  “de acuerdo con nuestras investigaciones del caso (que por supuesto dicen que son secretas), encontramos indicios de que anda de mini narco y pozolero, y se colige que es ‘madrina’ y ‘soplón’ de la Oficina, el Club privado que se reúne en los sótanos de la Procuraduría, en los rincones de los Juzgados y tiene acceso restringido a la información de los procesados”.

La presunción de la existencia de los delitos de Tortura y Secuestro, viene a colación porque hace unos días el diario La Jornada Aguascaliente publicó lo siguiente:  “Otro que no sabe aprovechar las oportunidades de guardar silencio, es el Secretario de Gobierno; se entiende que se pueda sentir presionado por las preguntas lambisconas de algunos amigos de la prensa, pero es deplorable la falta de tacto con que Sergio Reynoso Talamantes acusa de mentir a los familiares de Ulises Morín Ortiz, ahora resulta que ‘indebidamente los familiares están haciendo juicios de valor que no corresponden a una situación de estricta realidad, habrá que hacer la indagatoria correspondiente con la situación de este muchacho, qué lástima que de alguna manera sufrió alguna situación de lesiones, provocadas por él mismo, en razón de esta situación de un acto deliberado por parte de él’… A ver, momento, o sea que hacen mal los familiares por opinar antes de que esté el resultado de la investigación, pero Reynoso Talamantes ya da por hecho que el joven se provocó el daño a sí mismo… En verdad deplorable el tacto del funcionario”.

El caso del “jardinero” Ulises Morín Ortiz, es el ejemplo típico de un bochornoso y común acto de Abuso de Autoridad, con la probable comisión de los delitos de Tortura y Secuestro, y en el que, lamentablemente, se ha visto involucrada la esfera más alta del Poder Público. En este caso, la familia del señor Morín y algunos medios informativos, sospechan que la Policía Ministerial pudo haber practicado la intimidación, y diversos métodos de tortura que  “volvieron loco” al “jardinero” Morín.

Por supuesto que la autoridad argumenta que la actitud del “jardinero”, obedece a que enloqueció repentinamente, aunque no aclara que eso sucedió después de que el presunto delincuente pudo haber tenido el placer de disfrutar algunas picaduras de alacrán, quemaduras de habanos, cachetadas inocentes, rasgaduras de sus vestiduras, tocamientos anales y testiculares, tehuacanazos, y hasta piquetes de ojos, que desde luego nublaron su inteligencia y lo orillaron a emular al hombre Araña y disfrutar de la más dolorosa experiencia de su vida: lanzarse al vacío, a través de una ventana desde lo alto del edificio que ocupa la Policía Ministerial. Afortunadamente, para el “jardinero”, las autoridades dicen que apenas se fracturó algunas costillas que sanarán muy pronto, tal vez cuando acabe el actual sexenio.

El asunto es que el enloquecido “jardinero” Morín, parece ser muy  listo. Y como sabe manejar muy bien el WhatsApp, Messenger, Facebook, Twitter y otras tantas redes sociales, alcanzó a comunicar su Secuestro a varios miembros de su familia, cuando en un acto Fast Trak de eficacia policíaca, los “dizque” policías ministeriales lo llevaron ante el patíbulo.


La familia Morín se movilizó de inmediato con abogados y policías buenos. Y como siempre sucede, los familiares no tuvieron más remedio que alimentar la corrupción que priva en algunas áreas de la Procuraduría del Estado, aceitando algunas inteligentes bisagras pues sus sospechas crecieron cuando la Policía Ministerial negó que el “jardinero” Morín estuviese detenido en esa corporación. Así las cosas, y como mandan los “cánones” de la practica litigiosa ante la Procuraduría estatal, los familiares de Morín “aceitaron bien y bonito” a la maquinaria policiaca ministerial. ¿Y qué creen Ustedes que pasó? Pues que se llevaron una gran sorpresa, supieron que su pariente Ulises Morín se encontraba al borde de la muerte internado en el Hospital Hidalgo, como corresponde a un “delincuente loco de atar”, quien intentó escapar de los “honestos” policías ministeriales, y al no encontrar salidas más sensatas para liberarse de su “locura”. Según el propio dicho de la Procuraduría, decidió lanzarse hacia la calle por una ventana, sabe desde qué piso del edificio de la Policía Ministerial, por supuesto, con la intención de “suicidarse”, sabe.

Gracias a Dios que Ulises Morín posee las siete vidas de un gato, pues corrió con la fortuna de que su estrepitoso descenso fuese amortiguado por los “cables” de Telmex, Tele Cable, luz, y las cuerdas torturadoras que habían desechado las corporaciones policiacas, no sin antes haber aplastado algunos nidos de golondrinas cuyos polluelos dormitaban serenamente sobre aquellos divinos instrumentos de salvación.

Así, por designio divino, el “jardinero” sospechoso de haberse apropiado de algunos de los bienes más apreciados del poderoso señor Secretario de Gobierno, sólo tiene algunas costillas rotas. Y ¡oh sorpresa!, para abonar al sospechosismo, resultó que en el Hospital Hidalgo, la autoridad judicial impidió que los familiares visitaran al “jardinero” Morín, porque dijeron que: “permanece en calidad de detenido”. ¡Qué tal, eh! ¿Pues no que el M.P. sólo había librado orden de presentación? ¿Acaso es lo mismo presentación que orden de aprehensión?

Ya con el pastel de guayabas al descubierto, según narran las crónicas de prensa que cubren este probable asunto de Secuestro y Tortura, los ministeriales terminaron por aceptar que sí habían atendido la “orden de presentación” librada por algún Ministerio Público en contra del “jardinero” Ulises Morín Ortiz, quien según la versión de sus familiares, se gana honestamente la vida podando arbolitos y flores, y regando y abonando los verdes y sustentables jardines de las residencias del Club Campestre que habitan importantes personajes la alta clase política de Aguascalientes.

A la postre, este asunto que además de sospechoso, se torna nebuloso. Las preguntas surgen, por ejemplo: ¿efectivamente fueron ministeriales quienes “apañaron” al “jardinero” Morín? ¿Por qué razón, el MP negó que Morín estuviese detenido en sus instalaciones? ¿Acaso cabe la posibilidad de que en Aguascalientes estén operando algunas corporaciones policiacas, no oficiales, que hacen sus propias investigaciones al margen del M.P., y muy al estilo de los Cárteles que operan en el país ofrecen sus servicios para ganarse la protección del Poder Público al resolver asuntos tan delicados como el robo a la residencia del abogado y Secretario de Gobierno del Estado de Aguascalientes?

Resulta un contrasentido negar que la corrupción corroe las estructuras de las procuradurías en todo el país. Los abusos de poder del M.P., policías ministeriales y jueces, son una terrible realidad que no solamente provoca especulaciones y alimenta la sospecha, sino que a la larga podrían resultar ciertas.

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