Estamos siendo testigos de una nueva fase de las presiones que buscan hacer realidad las reformas propuestas por el ejecutivo. Después de la aprobación de la mutilada miscelánea fiscal, que se convirtió en una acción recaudatoria, la cual en el año 2014 nos dejará ver sus efectos perniciosos, ahora se comienza con las discusiones de la reforma energética, la cual es condicionada por el PAN de que primero salga la reforma política y posteriormente se discutirá la energética. En la reforma política el PRD estaba participando, hasta que en un diario norteamericano se filtró que el PRI y el PAN estaban llegando a acuerdos en “lo obscurito”. Increíble que hasta que en el exterior se da una noticia, un partido nacional se dé cuenta si los otros partidos están en comunicación buscando acuerdos.
Todo esto provocó que el coordinador de los senadores del PRD, Miguel Barbosa, junto con doce de sus compañeros anunció que se retiraban de la mesa de discusiones de dicha iniciativa y que tanto el Ejecutivo como el PRI y el PAN le aclaren si hay o no acuerdos secretos respecto a este tema. Es increíble que ahora se debe hacer público cualquier acercamiento en busca de acuerdos, lo cual es una obligación de los grupos parlamentarios siempre y cuando se privilegien los intereses del pueblo.
Así las cosas, el PRD se retira de la mesa de negociaciones; el PAN niega que se esté negociando fuera del congreso alguna reforma y el PRI se queda callado para que los demás carguen con el peso de la prueba; aún sabiendo que no irá en la reforma energética pues lo decidió aún antes de que se comenzara a discutir el tema en comisiones de alguna de las cámaras. Tampoco explican cómo fue que “repentinamente, y en lo obscurito” llegó a acuerdos con el ejecutivo, con el PRI y el PVEM, para aprobar los nuevos impuestos y el código fiscal, lo cual provocó que el PAN se saliera del pleno. Por lo tanto no debe causar extrañeza que se retiren de la mesa de negociaciones, y que ahora los grupos parlamentarios lean diariamente, y de manera acuciosa, la prensa extranjera.
Las notas aparecidas en The Wall Street Journal y en la agencia Bloomberg, el día 6 de noviembre, informaron de estos presuntos acuerdos entre el ejecutivo federal y el PAN, mediante los cuales impulsarían que el Estado Mexicano y las compañías privadas petroleras compartan la producción de hidrocarburos.
El presidente del PAN ya salió a aclarar que no hay tales acuerdos, y que todo se discutirá en el congreso. Lo mismo ha hecho el PRI a través del senador David Penchyna, que ha dicho que se está negociando de manera transparente. Sin embargo no está fácil el que esto llegue a buen puerto, pues el PAN ha declarado que si no se aprueba la creación del Instituto Nacional Electoral -INE-, no habrá avance en las demás reformas. Así que debemos esperar que ésta congestión no se haga crónica o el país pasará momentos más difíciles, peores que los actuales.
Ahora la discusión es que los senadores y diputados que aprobaron la reforma fiscal y hacendaria no quieren que la ciudadanía sepa quiénes votaron a favor, pues dicen que son señalados y hasta agredidos por haberlo hecho. ¿No hubiera sido mejor antes de hacerlo, haber informado a sus electores y haber escuchado sus opiniones y no esperar hasta que la sociedad se irrite y reclame cuando es afectada? Los legisladores se equivocaron de época al querer que todo el pueblo permanezca callado y aguantando aunque lo lastimen y lo ignoren. Hoy vivimos en una época en que las redes sociales y los medios de comunicación nos mantienen al tanto al instante; no hay acciones impunes que se den a espaldas del pueblo. Los caraduras deberán asumir su responsabilidad de votar en contra de lo prometido en las campañas políticas electorales, en donde fueron eso, sólo promesas aún y a sabiendas de que pueden más los compromisos partidistas.