Los molinos de la mente / La Cerveza Corona ya no es mexicana - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

Hoy estaba leyendo la edición en línea del día de hoy del rotativo The Washington Post. Para cualquiera que tenga menos de veintisiete años esto no es un milagro de la tecnología, ni un sueño de ciencia ficción hecho realidad, pero para mí sí lo es, porque cuando yo era adolescente, los periódicos americanos llegaban a la Ciudad de México con un día de retraso. Aquí en Aguascalientes, hace quince años, las gacetas de la Ciudad de México llegaban, cuando lo hacían, hasta las dos de la tarde o al día siguiente, y muchas veces, no venían siquiera completos los ejemplares. La noticia que me llamó la atención en The Washington Post es la relativa a que la compañía Anheuser-Busch InBev ayer llegó a un acuerdo para adquirir el remanente de las acciones de Grupo Modelo que aún no tenían, en una transacción valuada en 20 mil millones de dólares. De esta manera Anheuser-Busch InBev se convierte en otro gigante de la economía globalizada con ciento 50 mil empleados alrededor del mundo en veinticuatro países. Otras marcas de cerveza de este grupo son la famosa Budweiser, la Stella Atrois y la Beck’s. Así, la cerveza Corona ahora es tan Belga como la cerveza Budweiser. Extrañamente esta noticia llegó a tocar alguna escondida fibra que yo tenía de nacionalismo, y he sentido como propia, la nostalgia de que la cerveza Corona no sea ya mexicana. Esto es, sentí que perdí algo que nunca tuve en realidad. Y no es que Corona vaya a cambiar su fórmula o su orientación publicitaria, pero ese confuso, e incluso, absurdo orgullo de que era un producto mexicano, me ha dejado un sabor de boca a pérdida. Repito, pérdida de lo nunca tenido, pues ni siquiera son un grande bebedor de cerveza ni tengo relación alguna con el mundo de las cervecerías. Allende de mi irracional sentido de nostalgia, encuentro bien el hecho de que este tipo de transacciones se lleve a cabo y que el libre mercado tenga sitio en donde pueda darse algún negocio. Esta transacción me llevó a pensar, por asociación, en la posibilidad de que se abriera al mercado el mundo de los hidrocarburos y los derivados del petróleo mexicano. Sé que hay gente en México que se cortaría las venas y consideraría ésta posibilidad prácticamente como una blasfemia, enarbolando la bandera de la soberanía y del nacionalismo chauvinista. Como si ceder la posibilidad de explotación del petróleo y sus derivados, a empresas extranjeras o privadas, fuera en demérito de nuestro país, de nuestro Estado político. Pero considero que dado que el gobierno mexicano, en términos generales, está constituido por una amarga red de corrupción y de individuos con una marcada falta de escrúpulos y honestidad, el mantener los productos derivados del petróleo para uso y explotación exclusivo de las empresas estatales, no es un buen negocio para nadie. En primer lugar, porque no existe la capacidad financiera de inversión para lograr esta explotación, y en segundo, porque las empresas gubernamentales –como Pemex y la Compañía de Luz y Fuerza (o cualquier nombre que encarne hoy en día)- se han convertido en “botines” para que los funcionarios corruptos se enriquezcan y a nosotros, la población en general, no nos reporte beneficios reales. Privatizar, entregar a las empresas públicas, la posibilidad de explotar y comercializar recursos derivados del petróleo cortaría, en grande medida, el poder que genera esta corrupción: líderes sindicales, prestaciones principescas, sueldos astronómicos, ventas ilegales de recursos de la nación, etc. El atractivo sería, para nosotros los mortales, el poder contar con servicios y bienes más baratos y de mejor calidad. Los únicos beneficiados de que Pemex, o la Compañía Federal de Electricidad (por mencionar algunos) sean manejados única y exclusivamente por el gobierno, son los funcionarios que, abusando del poder de sus cargos públicos, se enriquecen en forma personal sin que los beneficios de ser un país petrolero o de producir la energía para la luz permeen a la sociedad mexicana. Pero mientras las decisiones al respecto del rumbo del país las sigan tomando los políticos, no cambiará nada, pues ellos mismos no van a dejar sus privilegios y el poder que ellos genera para darle mejores condiciones a los mexicanos. Es inaudito que en Estados Unidos la tarifa de luz sea más barata que en nuestro país, cuando su ingreso per cápita es más del doble del que tenemos los mexicanos. Aunque estoy cierto de que el concesionar otros servicios y recursos tampoco ha funcionado muy bien para los mexicanos, y me refiero al servicio de agua. Nadie que yo conozca paga una cuota menor del servicio de agua que antes que fuera concesionada. Sin duda el ahorro de concesionar el agua viene en que, al menos, el erario no está desembolsando los salarios, las rentas de los inmuebles, los vehículos, etc. Pero los ciudadanos comunes no hemos visto reflejado en nuestro bolsillo ningún beneficio. La telefonía sería el único ejemplo donde el servicio para el público sí ha disminuido sus precios para los consumidores, y el servicio en esta área ha mejorado cualitativamente. Y nuevamente, el ahorro del erario de no tener que desembolsar los sueldos de Telmex, las instalaciones, los vehículos y demás sigue siendo un beneficio. Mientras menos cantidad de gente conforme el gobierno mexicano, éste será más eficaz y menos gravoso para nosotros.

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2 thoughts on “Los molinos de la mente / La Cerveza Corona ya no es mexicana

  1. Da igual que los hidrocarburos y petróleo ya sean privados o públicos el fin es el mismo; el poder por el poder, quien tiene más, manda y ordena. Ej. televisa y su concesión, cuanto daño le ha hecho al pais, a la política, al gobierno, al estado, etc. Los caciques monopolios son dañinos, peligrosos, tanto, como el paternalismo del Estado. Lo único que cambia es la figura, más la corrupción, pobreza, impunidad; subsiste.

  2. Da igual que los hidrocarburos y petróleo ya sean privados o públicos el fin es el mismo; el poder por el poder, quien tiene más, manda y ordena. Ej. televisa y su concesión, cuanto daño le ha hecho al pais, a la política, al gobierno, al estado, etc. Los caciques monopolios son dañinos, peligrosos, tanto, como el paternalismo del Estado. Lo único que cambia es la figura, más la corrupción, pobreza, impunidad; subsiste.

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