Zar global / Taktika - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

 
Nueva York, Unión Americana. 11 de septiembre de 2013. Con una prosa sencilla y mordaz, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, escribe, con motivo de la resolución de la crisis en Siria, para el New York Times -el cotidiano que forja la opinión pública en la nación de las barras y las estrellas.

Utilizando las páginas de la Dama Gris, el mandatario ruso fustiga el discurso de Barack Obama, quien ensalza la visión excepcional que los Estados Unidos tienen de sí mismos, al redactar: “Somos diferentes, pero cuando pedimos las bendiciones del Señor, no debemos olvidar que el Todopoderoso nos ha creado iguales”.

El presente artículo tiene por objeto explicar al amable lector por qué Vladimir Putin fue nombrado por la revista Forbes “el personaje más poderoso del mundo” y mostrar la influencia global del líder ruso.

Zar, palabra que proviene del latín y que es utilizada en las lenguas eslavas para denominar a sus monarcas, fue el título que los gobernantes del Imperio ruso utilizaron entre 1547 y 1917. Tras la Revolución de Octubre y los 74 años de marxismo-leninismo, el término cayó en desuso. Sin embargo, al desaparecer la URSS, la Federación Rusa luchó y sigue luchando por ser considerada como potencia de primer orden. El personaje que encarna la férrea resolución por revivir las glorias de la Tercera Roma es un antiguo miembro de la policía secreta soviética, la temible KGB, llamado Vladimir Vladímirovich Putin.

Desde la resolución relativamente exitosa de la guerra en Chechenia, pasando por su oposición a la intervención anglo-americana en Irak, hasta la victoria militar sobre Georgia en agosto de 2008, una “guerrita que sacudió al mundo” (Ronald Asmus dixit), Vladimir Putin ha buscado -y conseguido- que Rusia haya vuelto a ser una fuerza geoestratégica y geopolítica a tener en cuenta.

Lo anterior fue puesto de manifiesto en el verano próximo pasado cuando Moscú lanzó una ofensiva diplomática que disipó la intervención estadounidense en el conflicto en Siria. Para la revista Forbes fue claro que “la partida de ajedrez de este año sobre Siria y las filtraciones de espionaje de la NSA” han mostrado “una idea clara de la dinámica de cambio en el poder individual”.

En pocas palabras, Obama es “un pato débil” debido a su inoperancia en Siria y su actuación en el cierre del gobierno. Por su parte, Putin ha “solidificado su control sobre Rusia y el escenario internacional”.

Para el analista brasileño Pepe Escobar el reconocimiento de Forbes significa que “Putin ha extendido la influencia rusa sobre Europa central…la alianza estratégica chino-rusa procede suavemente. Rusia está de vuelta como un jugador influyente en el Medio Oriente. Putin está tratando de crear una alternativa viable, multilateral a los dictados imperiales estadounidenses”.


A pesar de los logros, pasados y recientes, el zar global se muestra incansable: el martes 29 de octubre dio dos golpes en la zona de América Latina. Primero, signó varios acuerdos energéticos y de transporte con el mandatario de Ecuador, Rafael Correa. Segundo, para remarcar la debilidad estadounidense, un par de bombarderos pesados supersónicos, Tu-160, volaron desde sus bases en el sur de Rusia para realizar maniobras militares en Venezuela y Nicaragua.

Asimismo, Rusia –cuyas empresas energéticas son controladas en su mayoría por el Estado- se convirtió en el principal productor de petróleo en el mundo. Un hecho importante, pues el hidrocarburo y el gas natural son la principal fuente de ingresos de Rusia y constituyen el 80 por ciento de sus exportaciones. Finalmente, el 2 de noviembre, los ministros de Exteriores y de Defensa rusos se reunieron con sus contrapartes japonesas en Tokio para tratar de limar asperezas respecto al escudo anti-balístico estadounidense y la posesión de las islas Kuriles.

Lo anterior no significa que los Estados Unidos se queden cruzados de brazos: Washington anunció la ampliación de una base militar en Rumania y su secretario de Estado, John Kerry, visitará Polonia esta semana. Todo ello tiene un objetivo: rodear a Rusia con un escudo anti-balístico, el cual nulifique a los misiles intercontinentales rusos.

Al mismo tiempo, sobre los Juegos Olímpicos de Invierno 2014, que tendrán como sede la ciudad rusa de Sochi, pende, cual espada de Damocles, la amenaza del terrorismo checheno, auspiciado por Arabia Saudita.

Putin -al igual que el caballero de la película sueca, El séptimo sello– se ha enfrascado en una partida de ajedrez global, cuyo objetivo es, simplemente, la supervivencia de Rusia como entidad política y cultural.

Sea cual sea el resultado del juego de ajedrez, una cosa es segura: Vladimir Putin -al igual que otros personajes de la historia rusa/soviética como Pedro el Grande, Catalina II, Vladímir Ilich Uliánov Lenin y Iósif Stalin- ha dejado su impronta sobre el escenario mundial.

Aide Mémoire.- Alberto Patishtán, libre, libre, libre al fin.

 

Soren de Velasco Galván

Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.


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