Si ustedes disfrutan de las películas llamadas Buddy films –género en el cual dos protagonistas, por lo general hombres y comúnmente policías, de personalidades contrastantes se dedican a resolver alguna situación mientras pelean como perros y gatos-, van a descubrir muy pronto que en Policía del más allá no hay nada nuevo, de hecho, continuamente tendrán la sensación de que ya han visto lo que sucede en pantalla, y no estarán equivocados, pues más allá de un interesante utilización de los efectos especiales e imágenes generadas por computadora, la cinta aporta muy poco a tan llevado y traído género. Es más, hagan de cuenta que es un episodio más de Hombres de negro, con la diferencia que aquí los “malos” son muertos y no aliens.
La historia narra las aventuras de Nick Walker un policía de Boston que está teniendo una crisis moral pues se ha apoderado de una importante cantidad de oro conseguido durante un arresto, cayó en la tentación de corromperse pues quiere una vida mejor para él y su esposa.
No obstante, su confusión moral duró muy poco pues al día siguiente le informa a su compañero de crimen, Bobby Hays, que va a devolver el oro lo que no lo hace muy feliz y desencadena una serie de acciones que terminarán con la muerte de Nick.
Pero como Walker es el protagonista de este filme, no vamos a perderlo en los primeros minutos de proyección ¿no creen? Inmediatamente después de su muerte es recuperado por la agencia anticrimen del más allá y “condenado” -por los próximos 100 años- a dedicarse a capturar a los “fríos” de Boston, que no son otra cosa que los criminales del otro lado, personas que murieron y se han negado a abandonar la Tierra pues saben que su destino es ir “allá abajo” y se rehúsan a pasar la eternidad en el infierno.
Como Nick es ahora un novato, es emparejado con Roy Pulsifer, un agente de la ley del siglo XIX y quien tiene todo el tipo y la actitud de un vaquero del viejo oeste, y que por su largo servicio en RIPD (Rest In Peace Police Department) es un veterano en cuanto a la caza de “fríos” se refiere.
Para hacer su trabajo Nick y Roy tienen que bajar de nuevo a la Tierra, pues es ahí donde se encuentran los “fríos”, esto pone feliz al joven pues cree que tendrá la oportunidad de despedirse de su esposa y de vengarse de su asesino, pero, no contaba con una pequeña “cláusula de seguridad” pensada por los jefes de “allá arriba” que le hará imposible lograr lo que su corazón más anhela.
Tras muchas persecuciones, explosiones, golpes, golpes y más golpes, la aparición de monstruos muy particulares y de una pasable actuación de Kevin Bacon, nuestros héroes parece que conseguirán poner a los malos donde les corresponde y, quizás, se llevarán una recompensa en el camino.
A mí Ryan Reynolds, quien le da vida a Nick, siempre se me ha hecho una espantosa equis en el mundo de la actuación, se me hace que no tiene gracia, ni carisma y cero rango de expresiones faciales, así que su participación en este filme me parece que es sólo de comparsa de Jeff Bridges, quien, por otro lado, está fantástico en su papel de Roy, pues imagínense que al personaje todo duro y serio que interpreta en la película Temple de Acero le saliera de pronto una vena cómica y viniera a practicarla en Policía del más allá, es genial y de lo más disfrutable de la cinta, sin duda hace que valga la pena el dinero invertido en el boleto.