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15/11/2024

En el mismo lugar y con la misma gente

José Emilio Pacheco y Joan Margarit recibirán el Premio de Poesía del Mundo Latino Víctor Sandoval, aquí, en Aguascalientes, además, en la jornada inaugural de esta reunión de poetas se entregará a Francisco Hernández el Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe 2013.

La relación entre Aguascalientes y el Encuentro de Poetas del Mundo Latino se estrechó a partir de la institución del premio que lleva el nombre de Víctor Sandoval, el cual se entrega a dos autores, uno extranjero y uno mexicano, en 2007 se entregó al  colombiano Juan Manuel Roca y a Rubén Bonifaz Nuño; en 2008, al brasileño Lêdo Ivo y a Alí Chumacero; en 2009, al peruano Antonio Cisneros y a Hugo Gutiérrez Vega; en  2010, al español Luis García Montero y a Eduardo Lizalde; en 2011, al argentino Juan Gelman y a Tomás Segovia; el año pasado a la colombiana Piedad Bonnett y a Elva Macías.

Todos esos poetas han estado en esta ciudad, en más de una ocasión, de hecho, en el Encuentro de Poetas del Mundo Latino han participado cerca de 400 poetas provenientes de más de 20 países, a la lista anterior de autores se podría agregar, con facilidad, otros 30 nombres, sin contar, la participación de los poetas nacidos en Aguascalientes. Es difícil pensar en una oportunidad similar para atender lo que esos escritores puedan decirnos sobre su obra, su visión del mundo, compartir la palabra pues.

Estoy seguro que en las mismas fechas del encuentro (7 al 10 de noviembre) en algún punto de la ciudad, sino es que en más, se realizará un mega baile, de esos que no requiere de ninguna promoción en los medios de comunicación, pues la posibilidad de bailar hasta que el cuerpo aguante, sea el ritmo que sea, está por encima de los mecanismos habituales de difusión, no sólo no los necesita, incluso los desdeña.

Durante esos días, también estoy seguro, por el Festival de Calaveras, habrá más de tres o cuatro ofertas de actividades culturales, quiero creer que para todos los gustos, y si la fiesta en homenaje a Posada no satisficiera el amplio rango de criterios, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes ofrecerá uno de sus conciertos de temporada, los museos seguirán abiertos, los centros de animación cultural continuarán con su desigual oferta, desde clases de macramé y danza regional hasta los insustituibles ciclos de cine, cuya programación es fácil de criticar si se hace desde la capital y sin considerar las dificultades de acceso a entretenimiento si se vive en un municipio como El Llano o Cosío o Tepezalá.

Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre

Para apuntalar esta idea de la variedad de la oferta cultural en Aguascalientes, se puede echar mano del reciente Encuentro de Ensayistas de Tierra Adentro en el CIELA Fraguas y la existencia de una (sí, sólo una) revista institucional de cultura, al mismo tiempo que se enumeran otras tantas expresiones que no pertenecen a la “alta cultura”, las pequeñísimas galerías que comienzan a surgir sobre todo en el centro, los bares y antros también del primer cuadro de la ciudad, las obras de teatro en el circuito comercial y los intentos por transformar otros foros en sitios adecuados para las puestas en escena, los jóvenes que cada fin de semana se apropian de espacios como el complejo Tres Centurias, el Museo de la Insurgencia, el trabajo que realizan promotores culturales en Pabellón de Arteaga, los clandestinos raves que se organizan por Calvillito, los torneos deportivos de barrio y los partidos de beisbol llanero…

Hay que ser un imbécil (en su acepción literal) para acusar que la entidad sufre de “impermeabilidad cultural”… bueno, tampoco hay que ser muy inteligente para usar como metáfora una imagen que cuadra mejor a un fontanero y así caracterizar el estado de la cultura. También hay que ser muy imbécil para transcribir la agenda de actividades deportivas, recreativas y culturales para realizar una oda a la trascendental labor (titánica e incomparable, agregaría el redactor de comunicados oficiales) que realizan las administraciones estatal y municipales para llevar la cultura a todas partes; no, tampoco Aguascalientes es la Atenas de la República, variedad no significa riqueza, que las autoridades transformen la oferta cultural en las tertulias que harían en la sala de su casa o que califiquen la exhibición de réplicas como el paso indispensable para convertir la entidad en “referente cultural a nivel nacional”, es también muestra de una escasez de inteligencia y buen criterio.


Conservadores y populacheros

El conservador deplora el intercambio de ideas, los conceptos y valores estéticos del otro son una amenaza para el sistema cerrado en el que vive, ponen en peligro el puño de afirmaciones de su acervo intelectual, generalizando, es el tipo que finge éxtasis ante la interpretación de una pieza de Bach, propone acotar la lectura sólo a los clásicos, frunce la nariz ante las expresiones populares y se inventa un linaje extranjero cuando sus apellidos son Pérez, García o Prieto; por supuesto, la versión juvenil de estos conservadores son aquellos que hacen de la cultura pop su religión, siempre y cuando estas manifestaciones sean de Estados Unidos, Inglaterra o Francia.

En esta improvisada categorización, los populacheros son quienes defienden a capa y espada la banalización de la cultura, los que presumen de vivir el pulso del pueblo en materia de entretenimiento y desdeñan sin conocimiento cualquier expresión que provenga de la tradición, que pueda ser calificada como patrimonio de una elite. Lo suyo es la masa, el ruido. Tienen en la punta de la lengua la justificación inmediata para legitimar todo aquello que se oponga a la cultura libresca, y si es posible agregar cierta preocupación por la naturaleza, la ecología, mejor. Son la encarnación del buenpedismo y la corrección política. Si los del primer grupo se refugian en la academia, los populacheros han encontrado su sitio perfecto como asesores de los gobiernos y convertido “pan y circo” en oferta de actos masivos. Están ahí, cerca del oído del gobernante para susurrarle que nada como llenar una plaza para ser querido por el populo, qué más da que sea un “artista” en franca decadencia o de una calidad cuestionable, llenará el butaquerio.

Los extremos, invariablemente, se tocan. Ambos grupos levantan la mano y se ofrecen para salvarnos a todos nosotros, pobrecito público, que no sabe lo que requiere, lo que su cuerpo y espíritu necesita para estar mejor, para aprender a disfrutar de la vida.

Uróboros

Dragón o serpiente, conservadores o populacheros, buenpedistas o cultos, los extremos siempre acaban por tocarse y llevar a un esfuerzo inútil, eterno, de constante batalla en el que ninguno de los extremos propone crear audiencias, generar públicos diversos y, desde los gobiernos, cumplir con la función primera, que es hacer asequible para todos todas las expresiones.

Los extremos defienden las poquitas concepciones hechas que tienen sobre la cultura con tal ferocidad que logran engañar y convierten en joyas invaluables su gusto adquirido, pero eliminan la posibilidad de discusión, porque de lo que se trata es de imponer su visión cultural, no el diálogo incluyente.

El tema da para muchas líneas más, debería estar en la agenda local. El cambio de administración en los municipios, la necesaria consolidación del Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura, la indispensable revisión de lo que realiza el Instituto Cultural de Aguascalientes y, por supuesto, la obligación del Estado en esa materia podrían ser el punto de partida para deshacer el nudo en que se empeñan quienes hoy exigen ser tomados en cuenta para dirigir las instituciones culturales. No el gusto particular, la necesidad colectiva.

Coda

Doble cita, a manera de conversación:

Y no veo razón alguna por la cual la decadencia de la cultura no pueda continuar y no podamos anticipar un tiempo, de alguna duración, del que se pueda decir que carece de cultura.

T.S. Eliot

Al fin y al cabo, muchos, por estar profundamente hundidos en la infelicidad, son felices en el fondo.

Thomas Bernhard

@aldan

 


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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