- “Lo que se necesita es aplicar la ley a las empresas que producen alimentos en contra de la salud; no sólo un impuesto”
- No es un problema económico, es un problema de salud: Ruy Pérez Tamayo
Para Ruy Pérez Tamayo, investigador y especialista en temas de salud, los impuestos que se establecerán a los refrescos azucarados y la comida chatarra no son un indicador que se traduzca en la disminución de población con obesidad.
Según el investigador, los impuestos planteados en la Reforma Fiscal, propuesta por el Ejecutivo del Gobierno Federal, son sólo una especie de advertencia, con lo cual no se ataca la verdadera problemática de salud pública. Explicó que lo que se necesita es aplicar la ley y obligar a las compañías alimentarias a producir alimentos que no vayan en contra de la salud, y que garanticen con ello la preocupación por el bienestar de la población, más que por su economía y las ganancias que se obtengan.
Agregó que debe de prohibirse que los niños se alimenten con dichos productos en las escuelas, exponiendo así la importancia desde la educación para desincentivar su consumo. Algo que dijo ya se encuentra manifiesto en la Constitución a través de una ley, pero no se le da cumplimiento.
Respecto las afectaciones que pudieran traducirse en materia económica para los productores de dichas mercancías, Pérez Tamayo argumentó que el planteamiento actual no es un problema económico, por el contrario, es un problema de salud. Se deben buscar mecanismos y consensos para que ninguna de las dos partes resulte afectada, sino que ambas se beneficien y continúen con la producción de elementos, pero con una restructuración que les permita generar alimentos saludables. Refirió que actualmente se ha matizado desde la perspectiva económica, pero en realidad el principal factor que se tiene que tomar en cuenta es la visión de la obesidad y el problema de salud pública.
Foto: Gilberto Barrón