No sé qué nos pasa con el futuro que últimamente -cuando menos en el cine- pinta tan deprimente que no sé si de verdad queremos que llegue, es más, a primera vista, el año 2154 se parece mucho a cualquier país del tercer mundo (o al Este de Los Ángeles) hoy en día. Y es que en Elysium, con todo que es un filme de ciencia ficción destinado a ser un blockbuster, el director Neill Blomkamp no pudo sustraerse a la necesidad de una crítica política y social.
En esta cinta vemos una vez más -como sucedió en Distrito 9- un mundo en el que las diferencias sociales juegan un papel protagónico en el desarrollo de la trama, los privilegiados tienen el mundo que pueden pagar y todos los demás están condenados a vivir en una mezcla de favela y ciudad perdida.
Se nota que, tras el éxito de la mencionada Distrito 9, Blomkamp contó con el apoyo económico para hacer su cinta mucho más impresionante, principalmente en los aspectos visual y de efectos especiales, además de que -como toda “buena película” merece- pudo acceder a contratar algunos actores de los que son favoritos del público (como Matt Damon y Jodie Foster) que “vistieran” su largometraje y le aseguraran más taquilla.
Aunque yo realmente creo que podía haberse ahorrado el sueldo de esos dos actores, ya que, aunque hacen muy buen trabajo -principalmente el primero-, ambos son opacados por el actor sudafricano Sharlto Copley cuyo desempeño se roba la cinta, relegando al Damon a un papel de actor de soporte, muy dinámico y carismático, sí, pero sin duda, de soporte.
En el año 2154 la Tierra está sobrepoblada y la totalidad de sus habitantes viven al día entre la miseria, la delincuencia y el abuso por parte de los robots, que son quienes aplican la ley y desempeñan todos los trabajos administrativos… ¿Qué pasó con todos los ricos y poderosos del mundo y quién controla a tales robots? Ah, pues los poderosos, que se fueron a vivir a un lugar mejor… Una estructura muy parecida a la del juego de Halo llamada Elysium y que está colocada en el espacio a una distancia segura de la Tierra, en donde todos tienen mansiones tipo californianas con alberca, campos de golf, jardines, zonas verdes y hasta playas.
En la Tierra encontramos a nuestro protagonista, Max Da Costa, por supuesto uno de los menos afortunados, que vive en una horrible zona y trabaja en una fábrica de androides, al tiempo que es molestado por las fuerzas del orden -que tienen una política de cero tolerancia y no muy buen humor- y por su jefe (otro de los no privilegiados), quien continuamente lo amenaza con dejarlo sin empleo si no cumple sus exigencias.
Son estas exigencias las que exponen a Max a un terrible peligro que lo obliga a intentar adelantar su sueño infantil de un día trasladarse a Elysium, pues ahí los habitantes, además de tener fabulosas casas, no pueden enfermarse ni envejecer ya que en cada mansión cuentan con un aparato que en segundos arregla cualquier problema de salud, incluyendo la vejez.
Para obtener un boleto en una nave de “polleros” que lo lleve de ilegal a Elysium, Max, quien tiene un pasado considerable en el mundo de la delincuencia, se ve obligado a hacerle un favorcito a otro criminal: secuestrar a uno de los ricos y poderosos, quienes de tiempo en tiempo vienen a la tierra para checar la producción de sus empresas, para pedir rescate por él. Lo que Max y sus compañeros ignoran es que su futura víctima transporta en su cabeza -pues tal parece que en el futuro seremos una especie de USBs glorificadas- planes secretos para que la secretaría de defensa de Elysium organice un golpe de estado (tal parece que hasta en el paraíso hay problemas).
Y aquí entra Kruger (con la excelente actuación de Sharlto Copley) quien es contratado por la Secretaria Delacourt para recuperar la sensible información de las manos -debería decir de la cabeza- de Max. Lo que por supuesto da pie a unas fabulosas escenas de acción que incluyen batallas, explosiones, enfrentamientos con armas súper modernas y peleas cuerpo a cuerpo, tanto en la tierra como en Elysium, las cuales están estupendamente coreografiadas y aderezadas con efectos especiales y generados por computadora, que nadie se debe perder y que sin duda harán las delicias de los amantes del género.
El final de la película es, por supuesto, predecible -aunque no lógico- pero no por ello menos interesante, y los mejor es que la audiencia de seguro abandonará la sala de cine con mucho material para una buena discusión de sobre mesa.
Productores: Bill Block, Neill Blomkamp y Simon Kinberg: Guión y Dirección: Neill Blomkamp; Fotografía: Trent Opaloch; Edición: Julian Clarke y Lee Smith; Música: Ryan Amon; Elenco: Matt Damon, Jodie Foster, Sharlto Copley, Alice Braga, Diego Luna, Wagner Moura y William Fichtner; Duración 1 hora 42 minutos.