- Una conversación con el compositor mexicano de los danzones
- La Orquesta Sinfónica de Aguascalientes dedica su concierto de apertura de temporada a los ocho danzones
Según Bellas Artes, existe un consenso en el que Arturo Márquez es el compositor mexicano más destacado de su generación. Más conocido por su Danzón No. 2, este talento mexicano tiene una carrera mucho más larga, razón por la cual la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes hace un homenaje en su concierto de apertura de temporada con sus ocho danzones, escritos hace más de diez años.
En su visita al estado como invitado especial para el concierto, platicó con La Jornada Aguascalientes y aseguró que esta segunda experiencia ha sido “rica y maravillosa” pues, a pesar de que sus danzones son programa nuevo para los músicos, la calidad con la que la presentaron fue estupenda.
Su vida y el danzón
Al cuestionarle un poco sobre su vida musical, sonriente respondió ser hijo de músicos que en su mayoría se dedicaron a la música de salón en Sonora, por lo que la inquietud de hacer danzón vino mucho tiempo después “he hecho música contemporánea pero luego me atrajo la música de los bares, salones, el merengue y la salsa”, y fue hasta 1993 cuando visitó los salones para ver cómo se bailaba y se escuchaba el danzón.
El Danzón No. 2 nació en el 94, cuando ya tenía cierta experiencia en la música popular y la mezcla de ésta con la académica, lo cual le llevó a crear un estilo personal que pocos han logrado penetrar.
Aunado a su éxito con este género musical, Arturo Márquez ha trabajado con el son mexicano, el vals e incluso la cumbia; en su opinión todos los géneros musicales pueden llevarse a la sala de conciertos mientras sean bien adaptados, “es extraño pero tengo más de diez años sin componer danzones y no me hace falta”.
Una de las cualidades que Márquez presenta en muchas de sus composiciones es la de los sueños, que comparte con personajes históricos nacionales e internacionales como Emiliano Zapata, Martin Luther King o Mahatma Gandhi. El compositor nos adelantó que escribió una obra para coro y orquesta sobre la lucha de Malala Yousafzai, una joven que pelea por la educación de las niñas en Pakistán y que acaba de ser nominada al Premio Nobel de la Paz, esta obra se estrenará en el mes de noviembre.
El seguir a personajes históricos para después componer música, no es complicado si crees totalmente en lo que hicieron o hacen, si estás convencido de que es una verdad y vale la pena convertirte en un cómplice más de su lucha, aseguró.
Hace dos años en una entrevista para La Jornada, Arturo Márquez señaló que no puede escribir música sin ver lo que sucede a su alrededor, y una de las cosas de mayor interés fue la falta de valores tanto sociales como políticos; en esta ocasión se le cuestionó si esto continúa en su perspectiva, a lo que respondió con sentimiento que “claro que sí, lamentablemente continúa”.
Inclusive manifestó que toda la música que ha hecho en su vida –incluyendo al Danzón No. 2– tiene que ver con esa manera de pensar, con esa lucha de pensamiento apoyado siempre de personalidades de la historia, razón principal por la cual retomó la música mexicana para hacer “su arte”, pues tiene que ver con ese momento tan necesario de voltear a vernos a nosotros mismos y saber qué es lo que pasa a nuestro alrededor “hay una gran música en Europa, grandes avances en muchas cosas pero lo esencial es lo que nos hace a nosotros mismos, eso que tiene que estar en nuestro arte y en todo lo que hagamos”.
Aunque no precisamente tiene que ser un nacionalismo como se hizo en los años 20’s o 40’s, sino que el arte en general tiene que hablar de nosotros mismos como individuo primero para después manifestarse como comunidad, nación y sociedad.
La decisión de tomar estas raíces e historia para la creación de música popular, académica o cualquier otra es muy personal, pero para Márquez esto implica los ideales conjuntamente con la música donde entra también la ética, la moral, el conocimiento e incluso hasta la conciencia de cada quien.
¿Qué pasará con Arturo Márquez?
“Yo vivo en los cerros de Tepoztlán ahí es donde compongo y seguiré componiendo, este año fue productivo, hice dos obras pero aún hay muchos proyectos por hacer, algún día llegaré a hacer sinfonías”, aunque confesó no estar lo suficientemente, preparado, relajado o más bien concentrado para hacerlo, teniendo en cuenta que el crear una sinfonía es un trabajo muy personal con base en algo que recoges, sientes y lo logras transmitir, “es un trabajo más grande pero algún día lo lograré”.
El trabajo de un compositor nunca acaba por eso, como muchos otros, Márquez aseguró que morirá entre las notas musicales de sus composiciones pues podrá hacer distintos géneros, pero siempre hará música: “¿Dejar de hacer música? no, jamás, no se puede, no podría”.