Los signos de descomposición de la clase política americana cuentan ya con más de una década manifestándose. Ahora es el Partido Republicano quien usando su presencia en el Congreso Americano decidió chantajear a la Administración del Presidente Obama y en general al Estado Norteamericano. Decididos a no permitir un mayor endeudamiento del Gobierno, se ha reusado a aprobar el presupuesto de nuestra vecina nación del Norte, y presionan al Presidente Obama para que descarte el nuevo sistema de salud americano que intenta ser una copia del sistema suizo de salud. En resumidas cuentas la reforma sanitaria implica que cualquier persona que radique en Estados Unidos podrá y tendrá que adquirir una póliza de Servicios Médicos con alguna de las compañías privadas que ofrecen cobertura. Las coberturas varían de Estado a Estado y uno debe de entrar a la página del gobierno para ver las posibilidades y los costos que tendrá el nuevo sistema de salud para cada situación en lo particular. Así, las compañías particulares, las aseguradoras, se encargarán de proveer los servicios de salud a través de sus coberturas liberando en parte al Gobierno de la pesada carga de sostener la salud pública. Existen una amplia cantidad de opciones para los americanos en cuanto a salud, y cada quien elegirá la que mejor le convenga. Hay planes que van desde lo gratuito – en el caso de los niños – hasta las oberturas más amplias, pero bajo la nueva ley se incluyen a personas que tienen una enfermedad crónica preexistente. Cosa que antes los seguros no aceptaban. Las tarifas, ciertamente serán un beneficio ya que el costo de una nueva póliza es significativamente menor a las establecidas anteriormente a nivel comercial. En general, parece un buen plan de salud, aunque como sucede en el mundo político con toda reforma, los opositores, en este caso el Partido Republicano, quisieron aprovechar la oportunidad para mermar las acciones del Presidente Obama y ganar fuerza electoral. El otro punto que los Republicanos se han negado a aceptar, el intento de aumentar el endeudamiento del país norteamericano, no está desprovisto de buenas razones, pues a pesar de ser Estados Unidos la primera economía a nivel mundial, su deuda es estratosférica con vistas a dejar de ser pagable. Cada día la deuda de los Estados Unidos aumenta cerca de 1,800 millones de dólares y su monto aproximado es la de 17 billones de dólares. La deuda ya excede al Producto Interno Bruto del país que se calcula en 16 billones. De cada dólar que recibe el Gobierno americano, veinticinco centavos están destinados a los pagos de sus acreedores.
El desacuerdo ha provocado que el Gobierno, al no poder aprobar el presupuesto se haya visto en la necesidad de hacer cortes en el gasto público, provocando un paro parcial de las operaciones gubernamentales. Y como se trata de política y avidez electoral, tanto demócratas como republicanos están haciendo una batalla partidista de la aprobación del presupuesto. Ya algo similar pasó en México, cuando la oposición se negó a aprobar el presupuesto de Vicente Fox en el 2005, cuando éste intentó vetar el presupuesto que había modificado el Congreso. Ahora les tocó el turno a los americanos que, como los mexicanos, viven la angustia de que el presupuesto de la nación no se apruebe en tiempo y forma y eso pueda crear una crisis económica y social. Juegos de políticos de tercera que ahora encarnan los norteamericanos. Pero otra coincidencia de la política de México y Estados Unidos fue durante la elección de George W. Bush cuando le ganó la presidencia a Al Gore en el 2000. Curiosamente se “cayó” el sistema en el Estado de Florida durante esa elección presidencial, y tras un recuento de votos manual, de dudoso resultado, se dio a Bush como Presidente. Muy parecido a cuando Carlos Salinas le ganó a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 tras de que el sistema de votos se había “caído”.
La coincidencia de estos dos hechos políticos tanto en México como en Estados Unidos, implica que los americanos tienen que hacer una revisión profunda de su sistema político, porque desde el 2000 muestra signos alarmantes de descomposición y corrupción. Y las repercusiones al tema son importantes porque nuestra vida económica depende directamente de la situación de nuestros vecinos del Norte. Si la economía de Estados Unidos entra en una nueva crisis, la nuestra también lo hará por la dependencia económica que tenemos.
Es casi un hecho que republicanos y demócratas al final llegarán a un acuerdo al respecto del presupuesto de los Estados Unidos, pero los republicanos están aprovechando la oportunidad para obtener beneficios extras de este trance, aún a costa de sus propios ciudadanos. Y si bien en teoría la clase política debería de velar y guardar los intereses de los ciudadanos, en la práctica sucede lo opuesto: La política es el medio en que el grupo de personas en el poder mantienen sus privilegios, sus prerrogativas y busca ampliarlas a costa de la población. Históricamente los puestos políticos siempre han atraído a sus filas a los hombres y mujeres más ambiciosos, más ávidos y codiciosos, de igual forma que en la Iglesia Católica lo hicieron en los tiempos del Medioevo. Estamos dirigidos y gobernados por una clase social que no es lo mejor de cada pueblo. Nos caería bien un cambio de enfoque en la organización de las Naciones Modernas.