En el escenario de la opinión pública del estado de Aguascalientes, estamos observando asuntos que, después de haber sido la gran noticia, permanecen presentes en él aunque ya no haya noticia; la permanencia se debe más a otras vías de alimentación, que a la vía de la noticia misma. Conocemos, de esta manera, que los asuntos llegan a la opinión pública como noticia, y su permanencia en el espacio, en unos casos, se debe al seguimiento del asunto o al avance de la investigación del caso que hagan los mismos medios de comunicación. En otros casos, la permanencia se debe a otros motivos.
De ahí, que la permanencia de algún asunto en el espacio de la opinión pública, sin mayor novedad que la que ya es ampliamente conocida y difundida, puede deberse a que tiene otras fuentes de motivación que rebasan la mera función de la información; son estos casos los que se convierten en objeto de estudio y atraen la atención por su espectacularidad y por la no novedad de la información manejada.
El asunto penal del ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, parece entrar en este campo de atracción pública; de acuerdo a la información manejada en la opinión pública por los medios de comunicación, el ex gobernador cuenta con dos amparos de la justicia federal con suspensión definitiva, y otras muchas más solicitudes de amparo como forma para rastrear investigaciones de las procuradurías estatal y federal. Las suspensiones definitivas son por los autos de formal prisión por los delitos de la compra supuesta del aparato tomógrafo y por la venta con bajo precio de terrenos.
Fuera de estos dos asuntos, lo que manejan los medios de comunicación parece no tener otro objetivo, que el de lograr la permanencia de una imagen corrupta del ex gobernador, sin que llegue a nada más en el proceso penal que le siguen, no obstantes las muchas averiguaciones anunciadas. Llama la atención, por lo tanto, que si no existe noticia el asunto continúe de manera intensiva en la opinión pública, tanto en los medios locales como nacionales. Todavía más, cuando los ciudadanos entendemos que las noticias son el contenido –gratuito, digamos- de los medios de comunicación (incluidas las notas culturales, religiosas y deportivas), y lo demás entra en la comercialización de los espacios.
Entonces, hablar del asunto de un ex gobernador acusado de corrupción, como es el de Reynoso, se vuelve altamente delicado en el contexto de la opinión pública como el señalado; fuera del ámbito de la noticia, se ha construido un montaje, con una configuración interesante para su estudio, que parecen estar siguiendo algunos medios de comunicación.
La configuración determina, por ejemplo, que quien haga comentarios del asunto, los debe hacer a favor de la condena y en contra del acusado; el medio que pretendiera otra cosa, estaría en entredicho, ya sea de ser señalado como simpatizante o defensor, y, por lo tanto, estaría yendo contra la configuración establecida.
El riesgo de hablar del ex gobernador, ahora en desgracia, es quedarse en la confusión de no lograr distinguir lo que sí es, de lo que no es; significaría la necesidad de poner en un espacio los dos motivos de las acusaciones de corrupción, por los que ha recibido la suspensión definitiva al no haber logrado la procuraduría estatal las comprobaciones necesarias y suficientes, y, en otro la configuración de un determinado esquema de interpretación del asunto en el espacio de la opinión pública, para su eficaz mantenimiento como asunto público. Queda claro que la defensa del ex gobernador está a su propio cargo.
De acuerdo al esquema configurado para el mantenimiento del asunto, la acción fácil es lanzarse por la vía de la denostación continua, para de esta manera evitar la reflexión sobre el significado de su manejo en la opinión pública. Lo primero halaga a quien mueve y requiere de la permanencia del asunto –sin novedad y con escándalo– en los medios de comunicación; lo segundo descubre las implicaciones de la campaña, al tener que buscar algo más allá de las noticias ya conocidas. Un ejemplo interesante es la mención de los gobernadores corruptos en México, entre los que señalan a Reynoso como el principal; sin embargo, cuando ofrecen la información, de los demás hablan de miles de millones de pesos, lo que deja a los ciudadanos con dudas.
Llegamos al punto de hacer una pregunta ¿estamos ante una “cortina de humo”?, siendo ésta una estrategia que se utiliza cuando se pretende ocultar una realidad o desviar la atención de determinadas circunstancias del presente.
Avancemos en la reflexión: el combate a la corrupción nos lleva, irremediablemente, a la observación del presente, y no sólo del pasado; si en el pasado sucedió, es urgente evitar que siga sucediendo en el presente. Es aquí donde encontramos elementos, nuevamente interesantes de como está siendo la información que estamos recibiendo, acerca de la transparencia y rendición de cuentas de los gobiernos actuales, que está generando notables inquietudes.
La consideración de dos ex alcaldes en prisión por supuestos delitos que también se comprobaron en varios de sus otros homólogos; la no entrega al ISSSSPEA de los descuentos a los trabajadores, tanto de municipios como de dependencias del Gobierno del Estado; las irregularidades señaladas al IEA, y no resueltas; las anormalidades señaladas por el órgano superior de fiscalización al FIADE, y no atendidas, etcétera.
La instrumentación de una estrategia de cortina de humo, llevaría a poner la atención en el pasado y dejar de lado el presente; tendría como herramienta el “manazo y no te muevas”. La afectación sería a la pluralidad política, ya que se buscaría una forma de gobernabilidad en la que los líderes de opinión, como son legisladores, empresarios de cámaras, organizaciones sociales, medios, tendrían que evitar la crítica actual y seguir el juego del pasado. La pluralidad se inhibiría para dar paso a la uniformidad. Será necesario seguir reflexionando sobre este tema.