- Aunque la autora ya había llevado la obra el año pasado al concurso, se arrepintió y recogió su trabajo por falta de confianza
- Consiste en un poemario dividido en tres partes: Un asunto doméstico, Desierto y De muerte y de rabia
Por si quedaban dudas sobre los dotes de escritora que tiene Mariana Torres, directora del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA Fraguas), el día de hoy el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC) le entregará, en el marco del Tercer Festival de la Ciudad, el Premio Nacional Dolores Castro, el cual es entregado en poesía y narrativa escrita por mujeres.
De Muerte y de Rabia es un poemario que Mariana Torres terminó de escribir en el 2012, y que llevó a las oficinas del IMAC para entrar al concurso. A los dos días se arrepintió y regresó a recogerlo “no me tuve confianza y me arrepentí de que entrara al concurso”.
Posterior a ello su poemario quedó guardado unos meses hasta que decidió reconstruirlo, añadirle otros nuevos poemas para que en esta tercera edición del premio sí participara, “en agosto me notificaron que el resultado del jurado decía que mi poemario era el ganador”.
Además de notificar su premio, el jurado le hizo el comentario de que al recibir la obra y leerla, creyeron que la autora era una mujer mayor oriunda del norte del país, por el tipo de tema ya que se trata de la violencia que hay en México pero desde la perspectiva de una mujer.
Mariana Torres no pudo dejar atrás esa influencia tan fuerte que tiene del mundo teatral en la escritura, al imaginar la historia a base de personajes y crear pequeños actos entre cada capítulo.
Este es un poemario dividido en tres partes, el primero titulado Un asunto doméstico, el segundo Desierto y el tercero De muerte y de rabia. La primera trata sobre una mujer que tiene al marido desaparecido quien detalla su sentir, su actuar, su vida sin su hombre “es algo muy íntimo, muy personal donde muestra el dolor de estar sola”.
El nombre del capítulo nace de la misma historia, donde la mujer dice que su abuela siempre le dijo que la muerte era “un asunto doméstico” pues al muerto lo velaban en la casa y siempre se ofrecían bebidas, botanas y comida “parecía más como fiesta que un velorio”. Torres termina el poema diciendo que desgraciadamente ella sigue esperando que llegue su marido para poder hacerle el asunto doméstico del que tanto hablaba la abuela, “esta parte muestra cuando las personas están solas sin saber nada, estando con una parte de su vida inconclusa”.
En Desierto, el marido habla de su estado como cadáver y la descomposición de su cuerpo, dice un poema corto “mi sangre es como un mapa multiforme en el desierto”, habla de los bichos y buitres que se lo comen así como de otros cuerpos a su alrededor que para la autora son personajes que no hablan pero que están presentes todo el tiempo.
De muerte y de rabia, es esta parte más social donde la misma mujer de un inicio se reúne con otras para exigir fuera de una casa de gobierno que les devuelvan a sus muertos “es un proceso de cómo se vuelve una paloma de la plaza, pidiendo y exigiendo sin que nadie les responda” muestra ese desgaste de la mujer y cómo al final la prensa se vuelve ajena e indiferente, pero siempre contado desde la perspectiva de la mujer.
Mariana Torres manifestó sentirse muy honrada y contenta por el trabajo realizado, aunque reveló que es curioso que la historia pensada en un inicio no iba por este camino, sino por la trama de una mujer sola y su sufrimiento, hasta que empezó a apuntalar la soledad desde el punto de vista de la mujer que está en la espera de su muerto.
“Mi formación teatral tiene mucho que ver porque son voces, son personajes los que están ahí, incluso los poemas yo los veía como escenas pequeñas”, el marido narra cómo fue levantado, incluso al final puedes imaginar esa manta que cargan las mujeres con los millones de muertos que exigen su regreso “es muy explícita, muy teatral, no me pude despegar de mi corazón teatrero” al tener personajes con pequeños monólogos dentro de cada poema.
El haber ganado un premio de tan alta categoría fue sorpresivo para esta pluma escondida en la dramaturgia, ya que los últimos 20 años su trayectoria en el estado ha estado enfocada en el teatro, “aunque mi profesión también ha sido la de letras, mi quehacer artístico ha sido el teatro” mientras que en la cuestión de la escritura, sí lo había hecho en otras ocasiones pero propiamente asumirse como escritora le resulta muy difícil “si me preguntan ¿eres actriz? claro que respondo soy teatrera de corazón, pero si me preguntan ¿eres escritora? híjole no sé si pueda responder que sí” respondió sonriente y un poco nerviosa, esta mujer que se considera fiel admiradora de los escritores por su capacidad de síntesis pues tienen que atrapar un micro mundo en unas cuantas páginas.
Hay otra cosa en su vida que ama y trabaja día a día: la promoción de la lectura, lo cual señaló ser un parteaguas para haber comenzado a escribir puesto que en esta área siempre les dicen que hay que usar la palabra para expresarnos “no es que todos vayamos a ser nobeles o las próximas Rosario Castellanos o Juan Rulfo, el punto es que la palabra es un algo que no me es ajeno, me corresponde y puedo hacer uso de ella” esto fue punto importante para que Mariana Torres se animara a escribir tanto para niños como para adultos.
“Mientras haya chance de decir algo, lo haré; habrá momentos en que lo diga decentemente y funcionen pero habrá otras en las que no sirvan para nada y no tengan que ver la luz del mundo”, a estas alturas de su vida la titular del CIELA Fraguas se siente satisfecha y contenta por los caminos a los que le ha llevado su labor profesional pues ha logrado, no crear las grandes obras maestras pero sí conmover al menos uno de los que hayan leído algún escrito o, en su caso, observado alguna obra de teatro; para ella el objetivo del arte es ése, crearle sentimientos a quien consume la obra.
