- Entrevista con Ana Falú, coordinadora de la red de género de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM)
A partir de la conformación de la Red Iberoamericana de Municipios por la Igualdad, Ana Falú, coordinadora de la red de género de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM) manifestó la consolidación de un resultado promisorio al que deberá de darse contenido y ver cuáles serán los compromisos y la participación activa por cada localidad para lograr un resultado mayor.
Los derechos de las mujeres han sido omitidos en la política durante décadas, por ello todo lo reflexionado en la Cumbre, como la participación política de las mujeres, la calidad de vida y las distintas violencias son temas de la agenda que todo gobierno municipal deberá de integrar si pretende avanzar de manera sostenida para profundizar la democracia.
En cuanto al tema del feminismo, cuestionado por muchas sociedades, aseguró es cuestión de la defensa de los derechos de las mujeres, que no van en contra de los derechos de los hombres sino “al revés, esto es complementario no hay una sociedad de mujeres distinta que una de los hombres” ejemplificando con el caso de la esclavitud de la raza negra y los indígenas en donde se debía de generar legislación y acción política que sacara del estatus a los afectados.
“Esto pasa igual con las mujeres, estamos subordinadas por milenios” no por nada hace tan poco tiempo votan, aunque los cambios son palpables: “ahora hasta hay mujeres periodistas cuando antes era trabajo de los hombres”, el votar y elegir era tarea de hombres y ahora ellas ya pueden elegir y ser elegidas.
Falú aclaró que el feminismo no se trata de una batalla contra los hombres sino de una batalla contra la subordinación en la cual el machismo ha colocado a las mujeres, “el mundo que tenemos que erradicar es el que cree que la mujer está subordinada, que tiene menos oportunidades o que los cuerpos femeninos de cualquier edad, sector social, raza o nacionalidad pueden ser apropiados por los hombres” resaltando que el cuerpo es el primer territorio que habitamos, el cual debemos de apropiarnos: “cuando decimos no es no y sí cuando queremos decir sí”.
El transporte rosa como política pública temporal
Para esta especialista lo importante sin duda en las políticas públicas de las localidades, es la inclusión de las mujeres como ciudadanas activas en la sociedad con todo el respeto a sus derechos, al igual que los de los hombres, sin embargo ¿qué se hace mientras tanto?
Quizás en ciudades más amables que no sean metrópolis se pueda ir transformando la situación por medio de mecanismos más pequeños como campañas, capacitaciones, talleres a quienes están en el transporte público, medidas simbólicas como poner mujeres en el manejo del transporte público, “en mi ciudad Córdoba lo tenemos, los trolebuses están desde hace 20 años conducidos por mujeres”, esto hace un cambio simbólico de las cabezas de la ciudadanía.
Pero en ciudades como México, Río de Janeiro, Buenos Aires o Tokio, donde las mujeres tienen que recorrer horas apretadas en el transporte público, sometidas al abuso y acoso sexual, inclusive hasta a violaciones, deben de implementarse medidas temporales en lo que se logran políticas públicas con perspectiva de género y cultura de género.
Recordó que el tema de género, equidad e igualdad, no se trata de sexo sino de cabezas, a las cuales debe de irse reeducando con democracia, derechos y oportunidades igualitarias.
A pesar de existir hombres democráticos todavía son pocos, hay mujeres machistas a las cuales se debe concientizar y erradicarles estas concepciones; esta, detalló, es una información compleja y multifacética que demanda mucho tiempo, razón por la cual debe haber medidas intermedias para que la vida de las mujeres sea más amable.
El transporte rosa en un ciudad como el Distrito Federal muestra una gran aceptación, las encuestas dicen que las mujeres lo aprueban en un 83 por ciento “dicen, estamos relajadas, nos contamos chistes, hasta nos dormimos un ratito en esas dos horas de viaje” pero sobre todo llegan con seguridad a sus hogares.
Foto: Gerardo González.