El fenómeno meteorológico más peligroso de México se llama Enrique Peña Nieto / Nora Ruvalcaba en LJA - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Enrique Peña Nieto pensó, y ya es mucho decir, que después de las tormentas “Ingrid” y “Manuel” vendría la calma a territorio mexicano. Se equivocó una vez más y ésta equivocación es más grave de lo que parece y en nada se compara con el error de convertir a Monterrey en el Estado 32. Los daños causados por los recientes huracanes son incuantificables y ninguna institución en México ha realizado un balance certero de las pérdidas humanas y materiales que estos desastres naturales dejaron a su paso. No existe información oficial de la condición que guardan las presas controladas por la  Comisión Federal de Electricidad ni por la Comisión Nacional del Agua. Se ignora si ante la presencia en nuestra geografía de “Ingrid” y “Manuel” hubo necesidad de operar derrames emergentes de los embalses y presas que existen en el país o en cuántas presas se echaron a funcionar las turbinas que controlan los vertederos de excedentes de agua. A decir verdad nunca lo sabremos. Las presas en México se construyen con criterios económicamente factibles, socialmente aceptables y  ambientalmente sustentables pero la población lo ignora. El mes de septiembre de 2010 se registró en México, según informe del Servicio Meteorológico Nacional, el septiembre más húmedo de los últimos 70 años. A pesar de este escenario la cultura de la prevención y la protección civil sucumbieron ante la arrolladora negligencia de los tres niveles de gobierno que debieron advertir de la magnitud y consecuencias de estos fenómenos meteorológicos que sepultaron comunidades como la Pintada en Atoyac de Álvarez Gro. que reveló la nula respuesta del gobierno federal a las emergencias y desastres naturales mediante un eficiente sistema de comunicación satelital y logística   que auxiliaran a salvar vidas mediante los protocolos de protección civil diseñados para todo tipo de contingencias. De nada sirvió el costoso satélite bicentenario y sus bondades en materia de seguridad nacional ni los informes climáticos trasmitidos por radio y televisión que señalaban la trayectoria y ubicación geográfica exacta de los ojos de los huracanes. Nada se pudo hacer para poner a salvo a las poblaciones más vulnerables con medidas efectivas de prevención. La desaparición del helicóptero “Black Hawk” de la Policía Federal, que después fue encontrado  con la tripulación sin vida, contrastó con la noticia que difundió Televisa el viernes por la noche donde se confirmaba todo lo contrario. Este hecho generó diversas hipótesis que concluyen que la caída de la aeronave no fue fortuita. Por otra parte, bajo la luz de la tragedia, la donación de 250 mil dólares del gobierno norteamericano a damnificados representa un colosal insulto, no al pueblo mexicano, sino a su gobierno agachón acostumbrado a las genuflexiones diplomáticas ante el Capitolio. No es casualidad que la principal ayuda se dirija al Puerto de Acapulco, donde los intereses extranjeros resplandecen como el sol.  Más temprano que tarde sus zonas hoteleras estarán como nuevas y los yates del jet set mexicano, como el de Emilio Azcárraga Jean, podrán salir del varadero a remontar los siete mares de los que hablaba José Alfredo Jiménez. Mientras tanto, los que habitan la montaña, los olvidados de siempre, los más vulnerables, tendrán que esperar su turno hasta que las grandes tiendas como Soriana, Chedraui y Wal-Mart  envíen primero sus “donaciones” al zócalo de la ciudad de México, para después partir al destino señalado por el señor de los pinos. La toma del zócalo por estas grandes cadenas de supermercados, las que le compraron la presidencia a Peña Nieto, ahora con el auxilio del ejército, convirtieron el símbolo de la protesta nacional en un centro de acopio de donde está partiendo la ayuda a los damnificados,  como si éstas tiendas no tuvieran sucursales en las entidades del país que hoy sufren un estado de emergencia. Sabemos que la verdad es otra y que ésta tuvo que ver con la marcha por la Defensa del Petróleo convocada por Andrés Manuel López Obrador y MORENA con semanas de anticipación, y que se realizó este domingo con un éxito rotundo. Los huracanes “Ingrid” y “Manuel” además de muerte, dolor y desolación, provocaron graves desbordamientos de ríos, arroyos, derrumbes de cerros, caídas de puentes y destrucción de carreteras, en Baja California Sur, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Veracruz.  Cientos de municipios y comunidades en el país siguen incomunicadas y los daños humanos, materiales, patrimoniales, agrícolas y de infraestructura en comunicaciones y transportes son cuantiosos. La única certeza que tienen hoy estos pueblos azotados por los huracanes es que el fenómeno meteorológico más peligroso que han sufrido en carne propia, no es “Ingrid” o “Manuel”, sino Enrique Peña Nieto. Razón les sobra.


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