Dar acceso a la cultura con nuevas tecnologías, reto en el mundo: Alexis de Greiff - LJA Aguascalientes
24/11/2024

 

  • En el marco del tercer Simposio Internacional sobre Libro Electrónico se realizó la mesa redonda Disponibilidad de libros y aplicaciones digitales en bibliotecas
  • Jesús Pradells y Ernesto Priani participaron en el encuentro

La experiencia muestra que es pasajera la reacción de rechazo inicial de la humanidad frente al importante desarrollo tecnológico, pues los resultados prácticos eliminan cualquier temor respecto a los avances. En el desarrollo de los libros electrónicos ocurre lo mismo y se acabarán las leyendas y rumores sobre su aparición.

Estas consideraciones fueron expresadas por Jesús Pradells, Alexis de Greiff, José A. Merlo y Ernesto Priani, participantes de la mesa redonda Disponibilidad de libros y aplicaciones digitales en bibliotecas del Tercer Simposio Internacional sobre Libro Electrónico, La cadena del libro en el mundo digital.

Los especialistas señalaron que encuestas realizadas recientemente en diversas partes del mundo comprueban que el público aún prefiere adquirir y leer textos impresos sobre la oferta electrónica disponible en el mercado de internet.

Alexis de Greiff, director de la Red de Bibliotecas del Banco de la República de Colombia, señaló que para estos recintos los problemas son distintos a los que enfrentan las grandes casas editoriales, las gubernamentales o el público en general, pues se trata de organismos con bajo presupuesto que son tratados como un cliente más.

“Sería muy bueno que los responsables de esas empresas incluyeran perfiles acordes con la labor de las bibliotecas, porque si bien se adquieren  libros, la finalidad de esta compra es distinta a la que ejerce una persona o una librería, lo cual es una desventaja para las funciones centrales de un organismo de esta naturaleza.

“Uno de los resultados más negativos de esto es  que al comprar un lote de libros, en el contrato se estipula que queda prohibida la reproducción o préstamo de la obra, es decir, que si un usuario de la biblioteca necesita consultar uno de estos ejemplares sólo podrá leerlo dentro de la biblioteca. Es una contradicción que no se respeta, por eso es necesario cambiar ese criterio y acceder a compartir los contenidos que ellos generan”.

Alexis de Greiff planteó otra reflexión: la relación histórica con la aparición de nuevas tecnologías; mencionó como ejemplo la aparición de la televisión frente al teatro.

“Ya hemos andado por estos caminos, lo cual explica por qué las casas editoriales rechazan el libro electrónico; por un lado se trata de una herramienta de difusión tan nueva, que ni siquiera existe un marco legal que la regule; en otro sentido, su popularidad es creciente, pues en meses recientes hemos encontrado, al menos en Colombia, a empresas que ya ofrecen el servicio de préstamo de libros electrónicos, claro, vía internet.


“En este momento nos encontramos unos y otros en proceso de adaptación a este nuevo contexto para las bibliotecas, los gobiernos —que necesariamente deben adaptar sus políticas sociales sobre el tema—, así como para los propios usuarios, para quienes el acabar con la brecha tecnológica es su principal adversario, pues hoy día aún es muy bajo el porcentaje de la población mundial que tiene acceso a ella, ya sea internet o cualquier otro tipo de desarrollo. Así que la promoción de libros debe ser definida bajo el concepto de la inclusión social”.

Jesús Pradells, director de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en España, se sumó a estas consideraciones al señalar que si los empresarios del libro “hicieran un simple ejercicio de matemáticas se darían cuenta del potencial de este recurso. El ejemplo es el siguiente, basado en encuestas realizadas en Europa, que si bien se deben ver con reservas, se tiene registrado que los usuarios del formato del libro electrónico suman, en un semestre, unas 800 mil descargas, entonces si consideramos que cada uno de ellos equivale a ‘un centavo’, entonces la cifra se convierte en una referencia de negocio muy interesante.

“Aún faltan mucho por concretar y regular en este terreno, pues en la práctica las cosas ocurren de manera distinta, es decir, los empresarios siguen las consideraciones que han aplicado siempre, válidas hasta ahora para los libros impresos, pero las tendencias del mercado indican cambios muy interesantes en este terreno”.

José A. Merlo, director de Bibliotecas en Universidad de Salamanca de España, resaltó que estas reuniones son necesarias para configurar nuevos lineamientos y estrategias del mundo editorial en habla hispana, “pues los cambios son vertiginosos, como en el campo del desarrollo de la tecnología, y el año próximo si nos encontramos aquí de nuevo los temas serán otros.

“El punto es ponernos de acuerdo todos los involucrados en este proceso, las casas editoriales, los escritores, las instituciones públicas y privadas, las bibliotecas y los desarrolladores de las versiones de libros electrónicos. Uno de los problemas centrales es que los editores están preocupados por la piratería en el contexto electrónico. Pero si el editor permitiera el préstamo de libros electrónicos entonces obtendría más ganancias, pero al no contar con un marco legal que regule su uso, entonces se niega a aceptarlo”.

José A. Merlo puso como ejemplo la aparición de la página llamada Overdrive, la cual ofrece el préstamo de libros electrónicos una vez que el usuario ha cumplido con diversos requisitos. La página tiene una creciente popularidad entre los usuarios de internet, aunque los títulos son limitados.

“Tarde o temprano todos debemos ser razonables en estos temas porque, desde la perspectiva de los editores y de las instituciones, la aparición del libro electrónico y las plataformas digitales representa gran posibilidad de negocio y  difusión para la obra”.

Ernesto Priani, filósofo, profesor, humanista digital, editor digital y divulgador mexicano, aseguró que es necesario avanzar en la concepción de la biblioteca como organismo que se extiende, “para ofrecer cada vez más servicios a sus usuarios, ya sea en sus instalaciones físicas y virtuales, pero también debería contemplar la posibilidad de editar libros, pues completaría así todo un proceso de generación de conocimiento.

“Quiero plantear una nueva consideración, si bien los beneficios que generan las ediciones electrónicas son crecientes, desde la perspectiva de las bibliotecas, es necesario proponer diversos recursos para preservarlos. Un ejemplo práctico de los problemas que esto genera es lo que pasa con Google books, opción que enfrenta el problema de no tener control de sus contenidos”.

Ernesto Priani comentó que los recursos electrónicos posibilitan nuevas opciones para “reapropiarnos de los libros y generar nuevos formatos para las bibliotecas, que deberán converger con las necesidades que intenta atender el desarrollo de políticas sociales de los países hispanoparlantes, pues aún es grande la brecha tecnológica entre sus habitantes.

“Un ejemplo de cómo hasta la bibliotecas enfrentan la necesidad de cambiar sus formatos es lo que hacen los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quienes comparten en Facebook sus acervos particulares, lo cual disminuye costos y permite acceso a títulos necesarios para ellos. Esta opción no significa que se ha creado una biblioteca, sin embargo, sí es una opción viable para resolver ciertas necesidades para acceder a un tipo específico de conocimiento”.
Con información de Conaculta


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