La venta petrolera, un pacto por la corrupción / Un cuarto propio - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

El lunes 12 de agosto el presidente de México, Enrique Peña Nieto anunció que envió al senado su propuesta sobre  reforma energética. La irresponsabilidad de los gobernantes no tiene límites, cada sexenio viene uno que nos promete, nos asegura que tal o cual acción sacará al país del precipicio donde se encuentra.

La reforma ya la venían cocinando, arreglos acá y allá, campañas electorales financiadas por un grupo empresarial que hoy está frotándose las manos por el pago que recibirán por su apoyo al entonces candidato Peña Nieto, un grupo minoritario es el que se favorece con la reforma energética, todo cabe en el pacto a espaldas de la población ¿será que ya se olvidaron del sexenio de Vicente Fox, respecto al gasolinazo de cada mes? por aquellos días la promesa fue que el alza de gasolina mes con mes se detendría cuando el precio alcanzara la igualdad frente a los costos de Estados Unidos, cuando comenzó esa “ocurrencia” foxista  el litro de gasolina estaba por los 5 pesos, hoy en día el precio alcanza casi los 12 pesos. Ya rebasamos al vecino del norte y no vemos para cuándo pare.

Pero no en todo el país la gasolina es igual de cara, en la frontera norte es más bajo el precio. Qué raro, porque la frontera norte justo está fincada en los estados de mayor poder adquisitivo de este México; qué raro insisto, que ese precio accesible de gasolina no sea para los estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Tabasco, los de mayor pobreza del país, pero adivinen, la bondad de los costos más bajos del energético, benéfica para los transportistas estadounidenses más que a los mexicanos. Vaya idea de igualdad.

Ocurrencias ha habido muchas, otro ejemplo, cuando nos impusieron la panacea del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, el TLC iba a poner a México a la altura de Estados Unidos y Canadá, daría la oportunidad de la competencia a la industria mexicana, el campo se reactivaría, el TLC sería eso que México habría esperado para salir del bache histórico en que estaba sumergido. ¿Y luego?

Y qué tal cuando el “genial Felipe Calderón” sorpresivamente decidió enfrentar al crimen organizado, el resultado, lamentable, pobre, indignante, harto derramamiento de sangre fue su única idea de gobierno.

Hoy el flamante Luis Miguel de la política, Enrique Peña Nieto nos dice “esta reforma representa una de las más grandes oportunidades para México en los últimos años, si aprovechamos esta gran oportunidad se crearán cientos de miles de nuevos empleos y con mejores salarios, si llevamos a cabo esta reforma bajará el precio de la luz y del gas, igualmente bajará el precio de los fertilizantes y en consecuencia nuestro campo producirá más… habrá más alimentos…”  ¿qué nadie le ha dicho que el campo es un desierto? Esas palabras improvisadas hacen que una buena parte de la clase política se sume como borregada a la iniciativa, pero no porque crea que eso es cierto, sino porque esa declaración es el llamado que esperaban para volver a amarrar tratos a espalda de un pueblo que cada día lo único que suma es más pobreza y violencia.

La venta petrolera no va a favorecer a México como pueblo, sino a un grupo político y empresarial aunque serán los gigantes abusivos del mercado norteamericano quienes se servirán de los recursos generados en suelo mexicano, ésa fue la moneda de cambio por la presidencia, y en el mismo territorio nacional, ésa es la moneda de cambio del llamado Pacto por México.

El problema de Pemex es la corrupción que abraza a Carlos Romero Deschamps, ésos que lo han protegido, el descaro y el saqueo que se hace de esa empresa popular, la forma en que la partidocracia se sirve de sus ganancias.


Lo que no mencionan quienes ven la reforma energética como la panacea que sacará a México de la podredumbre en que lo han sumergido, es lo urgente del combate directo a la corrupción gubernamental y empresarial y los lazos que estos grupos mantienen con el crimen organizado. Ahora el gobierno mexicano va después de tanto jolgorio a empeñar lo que resta del país, creyendo que ésa es la forma en que va a salir de las deudas generadas por el despilfarre y la ignominia de la clase política.

En México es el sistema político y económico, lo que ya no sirve, lo que urge que se quiebre, sólo un estado sepultado en la corrupción deja libre a Rafael Caro Quintero, un narcotraficante emblemático, exonera por falta de pruebas a Raúl Salinas de Gortari quien se enriqueció y lavó miles de millones de pesos de la partida secreta, dinero del pueblo, le abre las puertas al Chapo Guzmán para que se fugue, ésa es la otra moneda de cambio, el verdadero pacto que hicieron todos los partidos políticos, incluso los que se hacen que no miran pero convenientemente están ahí. Pactando con la corrupción y la lógica patriarcal capitalista.

Ante este panorama sólo un país con miles de personas desaparecidas, miles de feminicidios silenciados, que encarcela a las mujeres más pobres que han abortado, donde más de la mitad de la población está hundida en la pobreza, puede quebrarse y romper el pacto con la corrupción. Salvarse a sí mismos como pueblo, lo demás no será peor de lo que hoy, ya vivimos.

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