Un recorrido por Calvillo - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

  • Por iniciativa de los habitantes de Malpaso se compró dinamita para abrir la calle principal
  • Este municipio es parte de la Ruta de la Plata, que se utiliza para el comercio entre Zacatecas y Aguascalientes

Calvillo es el tercer municipio más visitado en Aguascalientes, después de la capital y de San José de Gracia; fue nombrado Pueblo Mágico desde el pasado diciembre de 2012. Para conocer más sobre él, realizamos un pequeño recorrido por este Pueblo Mágico, encontrándonos con una comunidad tradicional, cálida e impresionantemente limpia.

Calvillo cuenta con 54 mil 136 habitantes según datos de 2010 del Inegi; se localiza en la parte suroeste del estado de Aguascalientes y colinda con Jesús María y San José de Gracia.

En la comunidad Ojocaliente, ubicada en este municipio, habita don Pedro Martínez, de 80 años de edad, quien aseguró que hubo un gran cambio en su comunidad por todas aquellas personas foráneas que decidieron establecerse en ella, “uno no conocía sus mañas, ahora ya somos pocos los que salimos a la plaza de noche”, dijo refiriéndose a la inseguridad que ha ido en aumento, aun cuando se trata de un pequeño lugar, con 6 mil 515 habitantes.

Anteriormente, el trabajo en esa comunidad se englobaba en el cultivo de guayaba y ganadería, sin embargo, por la industrialización del comercio, las personas han tenido que cambiar sus actividades comerciales, dejando secar sus huertos y vendiendo sus terrenos.

A cinco minutos de Ojocaliente, pasando por calles de piedra y peligrosas subidas, se llega a la comunidad de Malpaso, llamado así porque antes de su construcción ese lugar estaba conformado por terrenos primitivos, peñascos y monte. El historiador local, Jesús Landeros de Luna, platicó que en el año 1900 llegó un sacerdote llamado David Cuéllar, quien se enamoró del pueblo y consiguió que Salvador Cardona regalara el terreno para la construcción de la iglesia, “esto fue lo que atrajo a la población, todo lo que era la hacienda del Sauz se convirtió en huertas en la época de 1940”.

La creencia y la fe fueron las que extendieron esta localidad a las personas de los alrededores, aunque en ese entonces todavía no se construían casas, “todo era terrenos irregulares, puros peñascos [en los] que no se podía transitar”, con el tiempo, poco a poco, y con ayuda de los habitantes, se convirtió en una comunidad tranquila para vivir.

En un comienzo, la agricultura era lo que movía a estos habitantes, quienes según el historiador, estaban muy apegados a sus tierras, pero el cambio fue rotundo con la llegada de las fábricas y la industria, “ya hasta la fruta se industrializó, ya se olvidaron del trabajo a tierra”.

Fue en Malpaso donde comenzaron las huertas de guayabas, había guayabos silvestres en los barrancos, de más de 100 años, con altura de hasta 20 metros, “dicen que cierto monarca español dio la autorización para la construcción de la presa y con ella crecieron más guayabos”.


En estos momentos, la cortina de la presa se encuentra en proceso de enjarre, el cual llevan a cabo los propios habitantes de la localidad, con improvisadas escaleras hechas a base de pedacería de madera y cuerdas amarradas a sus cuerpos y tubos; la altura no pasa de los 15 metros, por lo que si alguien llegara a caer, lo más seguro es que no sobreviviría, debido a la cantidad de piedra y material orgánico que hay.

En cuanto a los servicios, los vecinos mencionaron que de 1950 para atrás éstos no se conocían: cada habitante debía buscar el pozo más cercano y abastecerse de agua, hasta que por iniciativa de la comunidad se fue instalando el drenaje, la luz, el agua, empedrado, todo sin apoyo de los gobiernos. Los marranos eran los que se encargaban de hacer la limpieza, por ello, cada casa tenía un corral con dos o tres porcinos.

“Nuestros abuelos decían que aquí sólo llegaban los políticos en tiempos de votaciones”, y esto sigue hasta la actualidad; inclusive, para la apertura de la calle principal los vecinos se unieron y compraron dinamita de Gómez Palacio, “a golpe y fuerza del hombre, logramos abrir la calle”. Fue hasta la gubernatura de Enrique Olivares Santana cuando comenzó el apoyo del gobierno a Malpaso.

La festividad patronal del 4 de julio (Virgen del Refugio) era una de las celebraciones más fuertes del pueblo, “eran fiestas muy lucidas, con mucha comida, peleas de gallos, corridas de caballos y jaripeos”, celebración que con el paso de los años se ha simplificado en simples actos de culto.

Ruta de la Plata

Cerca del huerto de la familia Morales López se encuentra un viejo camino de tierra, que a la vista puede parecer más común que cualquier otro. Sin embargo, Alejandro Morales, habitante de Malpaso, Calvillo, indicó que ese camino rural fue parte de lo que se le llamó la Ruta de la Plata, camino que conectaba a Calvillo con la ciudad de Aguascalientes y a su vez con el estado de Zacatecas.

Con el paso de los años se fue convirtiendo en un sendero famoso, en su comienzo se le conocía como “camino de recuas”, donde transitaban principalmente mulas con maíz, alimentos y plata de las ciudades aledañas a Zacatecas, que transportaban para Aguascalientes parte del mineral.

Actualmente se sigue utilizando para el transporte de guayaba y ganado, “así como se ve de precario, es parte de la historia de Malpaso”, además éste es uno de los caminos más antiguos del estado y del país.

La urbanización no ha tocado a ese sendero en todos estos años, y si ése fuera el caso, sus habitantes manifestaron que no lo permitirían, ya que se perdería un patrimonio histórico importante, pues además de su historia, sus alrededores están cubiertos por guayabos, silvestres y cultivados, “hay muchas especies de guayaba, el tropical es del Centro-Sudamérica y es un pequeño arbusto, pero no tiene la misma calidad que los de las huertas de Calvillo”, aseguró Gustavo Morales López, habitante de Malpaso.

Cada guayaba tiene sus propiedades, que dependen del clima, la temperatura, humedad, y muchos otros factores que dan exclusividad al sabor, textura y tamaño de la guayaba de Calvillo.

La cabecera municipal remonta al visitante a los antiguos pueblos de los bisabuelos, un tradicional quiosco al centro, con verdes árboles, arbustos recortados y la cabeza de águila que representa una de las paradas de Miguel Hidalgo en la ruta de la Independencia.

En este recorrido nos encontramos con una plaza familiar llena de color y convivencia, trabajo de comercio básico (dulces, nieves, cacahuates, guayabas, aguacate, boleo) y un mercado limpio, organizado y con comerciantes muy respetuosos. Sin duda, Calvillo demuestra con acciones por qué se ganó su nombramiento como Pueblo Mágico.


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