Incidentes grandes y pequeños / Envoltorio de papaya - LJA Aguascalientes
16/11/2024

 

Si en el fondo del pecho

alguna vez me acogiste, auséntate

un tiempo de la dicha, y en este mundo cruel

exhala con dolor tu aliento

para contar mi historia

(…) Díselo,

junto con los incidentes grandes y pequeños

que a ello me impulsaron. Lo demás es silencio.


Hamlet. William Shakespeare

 

Cuando el destino nos alcance

¿Los medios impresos van a desaparecer? Sí, fin de la historia, tan cierto como que todos hemos de morir un día, hay poco que discutir ahí; sin embargo, esa certeza de que ese futuro nos va a alcanzar, irremediablemente, suele desviar los términos de la discusión e intrincar el objeto del que se habla al asegurar que se dejarán de publicar periódicos en papel.

Ocurre lo mismo que cuando se habla de la transformación del libro, cuando necesariamente pase de su soporte habitual al formato electrónico. Lo que va a cambiar radicalmente es el material que registra la información, no necesariamente el “alma” de lo que hablamos al referirnos a un libro. Sí, es claro que se modificarán algunas cosas de ese “espíritu”, y eso es motivo de otra conversación; que se suele dejar de lado por la vanidosa satisfacción de llenarse la boca de futuro certero al predecir que los libros desaparecerán.

Satisfechos por las dotes adivinatorias, nos acomodamos en el convencimiento de que todo será distinto, pero no solemos preguntar hacia dónde nos llevarán esos cambios en relación al contenido, la esencia, de lo que conforma un periódico, nos basta con imaginar que en un mañana cercanísimo bastará hacerle un guiño a la imagen para lo que hoy vemos como una fotografía adquiera movimiento, sonidos, incluso olor. Aplaudimos con fe la seguridad de que en el futuro todo será multimedia y en tiempo real, la vida de los otros, el mundo entero al alcance de un gesto, ¡y en la palma de la mano!

La exaltación con que festejan ese futuro próximo los entusiastas del progreso (que suelen confundirlo con el establecimiento de un “mundo mejor”, cualquier cosa que eso signifique), no da espacio para preguntarse cuál será la naturaleza de eso que vamos a leer, perdón, de eso que vamos a presenciar.

 

I read the news today… oh, boy!

Una noticia reciente debió desconcertar, aunque sea mínimamente, a esos entusiastas del progreso, la transcribo tal como apareció en el blog de la redacción de la revista Nexos:

“El último anuncio, y sin duda el más explosivo por el nombre del comprador, fue el de The Washington Post. Desde su creación en 1877, el Post siempre ha estado en manos de la misma compañía, y desde 1946, en manos de la misma familia, los Graham. (A Phil Graham, el director del Post durante dos décadas, se le atribuye la gran frase de que los periódicos son “el primer borrador de la historia”).

“El Post, junto con el Globe y tal vez casi todos los periódicos en Estados Unidos, sangra dinero cada año (perdió 54 millones de dólares en 2012). Su redacción ha dejado ir a una gran cantidad de reporteros y editores en los últimos años. El dato más reciente dice que hoy en día tiene a 640 personas en su equipo editorial, mientras que en décadas pasadas llegó a tener a más de 1,000.

“La compra del Post fue una sorpresa para el mundo de las noticias porque el hombre que adquirió al periódico (pero no al resto de la compañía, que incluye la revista Foreign Policy y el sitio Slate) es Jeff Bezos, el dueño de Amazon, la tienda en línea más grande del planeta. Bezos compró al Post con su propio dinero (gastó menos del 1 por ciento de su fortuna personal, según varios cálculos) y no a través de Amazon. El magnate, en una carta abierta al equipo del Post, ensalzó al periódico, dijo que propondría cambios (habló de “inventar” y “experimentar”), pero que no se metería en el manejo del día a día del periódico”.

Tiemblan los geeks, freaks y techies, la intriga no los deja dormir, ¿cómo que el visionario que es Bezos le mete dinero a un impreso?, ¿por qué le tira dinero y prodigio al papel? Afortunadamente, para ellos, ya encontraron una explicación a la desconcertante compra, lo que Bezos quiere es legitimizarse, influir en los círculos políticos, compra papel para que sea su picaporte a las más altas esferas de decisión, literalmente: una tarjeta de presentación que permita al dueño de Amazon obtener el reconocimiento necesario y, ¿por qué no?, conquistar el mundo.

 

¿Qué vamos a hacer esta noche, Cerebro?

Supongo que un poco impulsado por la noticia de la compra del The Washington Post  por Bezos, también en Nexos, Fernando Escalante Gonzalbo, publicó recientemente Bartleby en la redacción, el primer párrafo es demoledor:

“Ningún periódico mexicano se ha planteado nunca la posibilidad de convertirse en un equivalente del New York Times, de Le Monde o El País. Quiero decir, convertirse en un periódico que tuviera verdadero interés para el resto del mundo, fuera de México, un periódico con información propia, nueva, importante, digna de crédito, un periódico serio. No es una novedad, nadie lo encuentra extraño. De hecho, la idea misma parece un poco ridícula, nadie se imagina algo así: es un buen indicador del fracaso de nuestra clase empresarial y del fracaso de nuestras élites en general”.

En primera instancia parece difícil no estar de acuerdo con lo que señala, sin embargo, pensándolo bien, que los periódicos mexicanos no quieran conquistar el mundo, y es cierto, es bastante discutible. Lo que yo creo que le importa a un medio impreso nacional es contar historias, no necesariamente “informar“, que si bien son cosas distintas, cuando se alían virtuosamente, dan como resultado la mejor clase de periodismo.

Creo que ese propósito de contar historias es lo que distingue al periodismo mexicano y estamos centrados en contarnos nuestra historia, cuando desde fuera se nos presume al nuevo periodismo y lo que Tom Wolfe inventó, si nos quedamos boquiabiertos y envidiosos, es porque no (re)conocemos nuestra tradición, que desde el siglo XIX nos habla acerca de nosotros mismos.

Lamentablemente, en una conversación con Bartleby en la redacción, ése sería el único desacuerdo, porque el artículo con una caracterización que define los peores rasgos de la prensa mexicana, para resumir, subraya que no está organizada para informar, y por eso “informa mal, poco, de manera sesgada, confusa, superficial y tramposa”. Sí, así somos los medios.

 

Contar historias

Que el dueño de Amazon haya comprado The Washington Post dotará de nuevos elementos la discusión sobre el futuro de los medios, ojalá; es saludable, si logramos saltar el obstáculo del soporte e ir al contenido. Me parece que el artículo de Fernando Escalante es una apuesta en ese sentido.

No en qué vamos a ser difundidos, sino qué vamos a contar.

 

Coda

En Aguascalientes, creo, también tenemos esta necesidad de contar historias, pero los medios no hemos podido superar nuestra vergonzante dependencia del dinero público. De rodillas ante el convenio publicitario con los gobiernos, ya no hacemos ningún esfuerzo por contar los incidentes, grandes y pequeños, que pueden importar a los lectores.

Nuestra justificación es la más burda: no les interesa, no quieren leernos, por eso vivimos pendientes del minúsculo círculo que se desayuna con la síntesis de prensa, cuidando que ninguna foto vaya a perturbar la ingesta de papaya y juguito matinal, procurando espacios para el lucimiento del funcionario público.

Otra justificación es que a los lectores les gusta la basura, por eso lo que vende es la nota roja, las portadas.

Hemos rendido nuestra capacidad de asombro a la servidumbre del halago. Lo demás es silencio.

@aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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