Más claro no puede ser. Dice el Coneval en su glosario de términos: Una persona se encuentra en situación de pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias, de seis posibles (rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación), dentro del Índice de Privación Social y que, además, se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo. Las personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicasen por completo a la adquisición de alimentos, no podrían adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana. Jodido por donde se le vea. Como publicamos ayer, el número de personas que en Aguascalientes “viven” en esas condiciones alcanza la cifra de 42 mil.
Agregar números. Para dimensionar el problema, en situación de pobreza viven en el estado 467,600 personas, a los que hay que agregar 303,100 vulnerables por carencias sociales y 125,400 vulnerables por ingreso… Ah, pero el porcentaje dice que de 2010 a 2012 en Aguascalientes los pobres pasaron de representar el 1.9% al 1.8% de la población, ¡albricias!, se redujo el número de jodidos. ¿Quién tiene la cara para congratularse por los resultados obtenidos e ir a decírselo de frente a uno de esos pobres extremos?, no a los miles, a uno solo de los que no tienen acceso a escuela, servicios y que por más que se esfuerce no le alcanzará para comprar la comida necesaria del día… Sí, tiene razón lector, los candidatos, afortunadamente estos datos del Coneval no se dieron en temporada electoral, porque entonces lo que tendríamos sería un intercambio inútil de culpas, que si fue la administración de Luis Armando Reynoso Femat la que dejó un número altísimo de pobres, que si dos años de gobierno de Carlos Lozano de la Torre no han bastado…
Y sin embargo, a pesar de no ser tiempo electoral, más que ideas, proyectos, acciones para acabar con la miseria, nuestra encantadora clase política está más preocupada por la búsqueda de culpables que por las soluciones. Pareciera que todo se trata de sacudirse la culpa.
El tamaño del cinismo, que la reacción sea la natural en quienes sólo están buscando un hueso o aferrarse al puesto, no la justifica, que sea la actitud nacional ante los problemas, tampoco; la vilipendiada por la administración de Carlos Salinas de Gortari que tenemos de lo que es la solidaridad, impulsa a gobernantes y círculo rojo a confundirla con limosna. Ahí tiene el caso del niño indígena Feliciano Díaz Díaz, a quien todo mundo ya conoce por la agresión y vejación a la que lo sometió Juan Diego López Jiménez, inspector de Reglamentos en Villahermosa, Tabasco (quien ya fue despedido). Ayer por la tarde, el pequeño vendedor ambulante, junto con su madre Andrea Díaz Pérez y sus tres hermanos, fueron prácticamente raptados de su casa en San Juan Chamula, por personal de TV Azteca, quienes los llevaron a la Ciudad de México para ser exhibidos en el programa Cosas de la vida de Rocío Sánchez Azuara.
La idea de bondad. A través de un tuit de la empresa de televisión se anunció: “Bondadosa como siempre, Rocío cierra el programa de hoy como las grandes, regalándole a Feliciano una bicicleta y un apoyo económico”… ése es el tamaño de nuestra solidaridad, hacer de la pobreza un espectáculo.
Pueblo chico… Mientras otros se ocupan de una desvergonzada exhibición, en el ranchito, la clase política está ocupada en reclamar de forma cobarde los puestos en la administración estatal, no ha bastado el que, a partir de los resultados electorales, los grupos de siempre se dividan entre los que señalan quién no hizo nada para que Francisco Chávez Rangel no ganara la Presidencia Municipal de Aguascalientes, y los que apuntan para otro lado cuando es necesario explicar porqué también perdió el PRI los municipios de Calvillo y Jesús María, pero análisis real… nada. Va a pasar un largo rato, en lo que los amigos de siempre chillan y chillan por culpables, como en Jesús María, en donde en vez de preguntarse qué hizo o que ofreció Antonio Arámbula para llevarse los votos, los del tricolor tratan de echarle la bolita a Gregorio Zamarripa, como si hubiera sido él y no Jorge Delgado el candidato, como si la grisura de Martín Chávez del Bosque al frente de la administración municipal actual, no hubiera permeado en los electores. Seguirán golpeando a Zamarripa Delgado, a ver cómo les va cuando se enteren que es una de las cartas fuertes para suceder a Guadalupe Ortega al frente del PRI.
El infiernito. En el rancho, se ocupan de otros asuntos, más relevantes que la pobreza, suponemos, porque no se entiende la necedad con que los priístas que sí encontraron cobijo en la administración de Lozano de la Torre, desde la comodidad de vivir del presupuesto, se empeñan en remitir cartas anónimas para presionar por un cargo mayor. No hemos querido darle juego a la carta de los amigos de siempre, porque sabemos que son los mismos de siempre, encubiertos en el anonimato y que sólo se acercan a los medios con la idea de presionar, porque no les basta ocupar un sitio en el Congreso o una delegación federal, quieren más y emplean a los lectores, y a los medios que buscan incrementar su presencia con grilla barata.
Humo… Hablar de otras cosas y no de que lo verdaderamente importante sirve también como cortina de humo para que se nos olvide exigir la rendición de cuentas, como en el caso del bono por 430 mil pesos que recibieron los senadores del Grupo Parlamentario de Acción Nacional y que prometieron regresar. Ayer, de acuerdo a una declaración del vicecoordinador administrativo panista en el Senado, Víctor Hermosillo, sólo 19 senadores devolvieron el bono, lo que significa que 13 legisladores se quedaron con el dinero, entre ellos, Martín Orozco y Fernando Herrera, quienes no brindaron ninguna información sobre lo que hicieron con la lana. Apuntado está, merece una aclaración, ¿no?
Eso es lo que hay, qué le vamos a hacer, nuestra clase política es del tamaño de sus aspiraciones, otro ejemplo es el de Gabriel Arellano Espinosa, la mano que intentó mecer la cuna en el intento de modificar el Artículo 2 de la Constitución local, creyó que atendiendo a José María de la Torre y manipulando un poquito más a José Luis Alferez podría sacarla adelante y así, el obispo le iría a susurrar que el ex alcalde era el bueno para luchar por la silla del Gobierno estatal en la siguiente elección. Pero no le salieron las cosas a Arellano Espinosa y ahora anda buscando dónde colocarse con sus amigos en el Gobierno Federal… a ver cómo le va, no parece que Miguel Ángel Osorio Chong de veras lo tenga en tan alta estima como para llevárselo.
La del estribo… o al final es como cuando todos los priístas presumían de sus relaciones con Enrique Peña Nieto y una vez que llegó el nuevo presidente a Los Pinos, se vio que eran puras habladas.
@PurisimaGrilla