Antes que nada, felicito a mi primo Iván Alejandro Sánchez Nájera por su nombramiento como regidor electo del PRD para la alcaldía de Aguascalientes; ¡tu perseverancia y duro trabajo te han llevado a conseguir un espacio para servir a Aguascalientes!
Esta jornada electoral sí que ha sido de sorpresas pues cuando todos dábamos por descontado que el PRI ganaría en al menos nueve municipios, nos despertamos con la sorpresa de que sólo lo hizo en Asientos, Cosío, San Francisco de los Romo y Tepezalá, lo que obliga a la reflexión.
Voy a aprovechar este espacio para señalar una de las tantas causas por las cuales el PRI perdió estas elecciones empezando desde el año 2010, cuando el PRI se transformó en una verdadera aplanadora, llevándose casi el carro completo. Me acuerdo que yo me metí ese año de voluntario en la Secretaría de Activismo y fui capacitado para convencer a cualquiera de que el PRI era la mejor opción, ¡y tan bueno fue ese curso que me afilié al PRI!; a ese esfuerzo de promoción se sumó una buena estrategia de mercadotecnia encabezada por Lorena Martínez que terminó por arrasar al PAN sin necesidad de recurrir a la guerra sucia.
Después de las elecciones, muchos activistas descubrimos que fuimos víctimas de un engaño porque se nos dijo que si ganaba el PRI nos tocaría trabajo en el gobierno o en el Municipio y resultó que no fue cierto. Esas personas que nos reclutaron no solamente nos mintieron en ese aspecto, también se embolsaron el dinero que se suponía, debería servir para pagarnos por nuestros servicios, provocando que muchos activistas abandonaran al PRI.
Por otra parte, el PT, el PRD y Movimiento Ciudadano no les mintieron a sus activistas en el 2010; les pagaron un salario semanal que iba desde los $300.00 y no conformes, los invitaron a conocer sus partidos. El resultado fue que los tres partidos han crecido y hasta vemos al PT ganando ayuntamientos a tres años de distancia.
Para el 2012 y 2013 lo único que faltó en el PRI fue un buen trabajo de mercadotecnia y de activismo pues muchos activistas ya estaban fuera del partido resentidos por lo ocurrido en el 2010. También faltó correr del partido a los zopilotes que continuaron picoteando al PRI abusando de la buena voluntad del Ing. Don Lupe Ortega que les dio todo lo que le pidieron y, apenas volvían a sus casas, ya estaban promocionando el voto contra el PRI. Otros parásitos continuaron explotando a simpatizantes y militantes priístas quedándose con el dinero destinado para los activistas.
Conozco casos de algunas gentes que abusaron de sus parentescos con priístas de trayectoria para robar proyectos y dinero, como el caso de una señorita que nunca se graduó como trabajadora social quien persuadió a una colega suya −ya titulada− para realizarle un proyecto social y educativo; a cambio le daría $500.00 y un trabajo en la Sebideso. A la hora buena esa mujer no cumplió nada y se quedó con un trabajo que nunca hizo.
Todo lo expuesto aquí es lo que nos frenó a los que deseábamos promocionar el voto a favor del PRI sin cobrar nada y por nuestra cuenta, pues amigos y algunos familiares nos recordaron las promesas incumplidas por esas gentes y tarde o temprano muchos renunciamos al PRI.
¡¿Y todavía esos parásitos exigen la cabeza de Don Lupe?! ¡Mejor que se vayan del PRI esos vividores!
Al final veo dos esperanzas: ¡el PRI busca a esos zopilotes que este año le robaron 72 millones de pesos destinados para promocionar el voto a su favor! Y a pesar de todo, somos muchos los electores aún creemos en el PRI, pues los favorecimos con nuestro voto para diputados y con eso siguen conservando la mayoría en el congreso local.
Espero que el PRI se quite a los parásitos que no lo dejan crecer y que la dirigencia se junte con su militancia fiel para reestructurar al partido y así tener posibilidades reales de ganar en las siguientes elecciones; esto le saldría más barato al partido, daría mejores resultados y mayor unidad. Si la situación descrita en este artículo no cambia, cualquier candidato ciudadano o partido les puede ganar hasta la gubernatura estatal en el 2016.
Alfonso Romo Nájera
Licenciado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes
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