En el ámbito nacional y con la excepción reiterada del Distrito Federal, la “izquierda” ha ocupado el tercer lugar en las preferencias electorales, Aguascalientes no escapaba a esa tendencia, sin embargo, en los últimos años, ante los palos de ciego del PRD y la dispersión del voto zurdo entre varias opciones (Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano), ese lugar se ha perdido. Si en el Partido Revolucionario Institucional se exigen cabezas por el fracaso de sus candidatos a presidentes municipales, parecería lógico que el reclamo por los resultados electorales se extendiera al de la Revolución Democrática, es decir, que Óscar Estrada Escobedo explicara cómo es que su partido pasó a ocupar el penúltimo lugar en las preferencias electorales, qué fue lo que hicieron los del sol azteca para que los de Nueva Alianza, por ejemplo, cuadrupliquen el total de votos obtenidos.
Cuando acabe de contabilizar las migajas de esta elección, las dos diputaciones obtenidas, una para Marco Arturo Delgado (Distrito VIII) y la de representación proporcional para Cuauhtémoc Escobedo Tejada, será necesario que el PRD analice el papel que le corresponde jugar en el escenario político de la entidad. No se puede vivir del prestigio de individualidades como Gilberto Carlos Ornelas, diputado a quien propios y extraños reconocen su talento, cuando la aportación real del perredismo a la conformación de la LXII Legislatura será la misma que el partido que ocupa el último lugar en las preferencias electorales, los dos diputados del Verde Ecologista: Anayeli Muñoz Moreno y Gilberto Gutiérrez Gutiérrez, para jugar el papel del diputado testimonial, que en la práctica no cuenta, la siguiente Cámara ya tiene a Jesús Rangel de Lira, del Partido del Trabajo.
La temporada de caza de brujas está en pleno y Óscar Estrada debería ser llamado a cuentas, pues no bastará colgarse del trabajo que realizó para el Partido Acción Nacional Jorge López Martín, porque al final, por muy coalicionados que fueran, la labor del dirigente blanquiazul tuvo efecto para los candidatos del PAN.
En el caso del Revolucionario Institucional, los intentos por salvar el cuello de Guadalupe Ortega Valdivia han sido francamente deplorables por sacudirse la culpa, lo que no supo ganar como dirigente del partido, hoy lo quiere recuperar a través de la repartición de culpas. Desde el edificio de López Mateos, los del tricolor muestran la incapacidad de ser congruentes con un mensaje, y la unidad que tanto presumían, hoy se desmorona en fuego amigo, se emplean las redes sociales y los espacios de los columnistas cachorros como para distraer la atención. ¡Traidores, traidores!, chillan apuntando hacia otro lado.
La estrategia de distraer la atención es poco efectiva cuando se comparan los resultados obtenidos por distrito y por ayuntamiento, se esgrime que unos cuantos operaron en contra del priísmo pero es difícil sustentarlo cuando se busca una cualidad que permita comprender las razones por las que José Luis Reyes Medina en Asientos, Ismael Landeros Eudave en Calvillo, Jorge Delgado Delgado en Jesús María, Ciro Silva Murguía en Pabellón de Arteaga, Manuel de Jesús Zamarripa Romero en Rincón de Romos, Héctor Manuel García García en San José de Gracia y David Najera Moreno El Llano perdieron, así de sencillo, fracasaron los candidatos. La intención de Lupe Ortega de lavarse las manos aduciendo que, en la capital, hubo guerras internas que afectaron la campaña de Francisco Chávez Rangel no se sostiene cuando es necesario encontrar una explicación a qué le pasó al resto de sus candidatos en los municipios que perdieron.
Ten cuidado con lo que pides… el candidato a la alcaldía capital, Chávez Rangel, en el último tramo de su campaña exigía al electorado que votara por Aguascalientes, lo consiguió, hubo un voto razonado; una vez que Georgina Barkigia Leal da a conocer los resultados de la elección, lo primero que salta a la vista es que los electores sí castigaron la soberbia con que la dirigencia del PRI se comportó, la tozudez con que repitieron los errores de la elección anterior. Y una vez más vamos a mencionar el fracaso de Alfredo González ante Teresa Jiménez porque ejemplifica de manera concreta qué sucede cuando no se toman en cuenta las características del electorado para postular a un candidato.
Más ejemplos del voto razonado con que la dirigencia priísta quiere sacudirse la culpa señalando factores externos están en la votación por distritos, donde perdió Chávez Rangel y donde perdieron los candidatos a diputados, como en el Distrito VI, donde si bien fracasó por completo el PRI, el que Rafael Urzúa Macías haya recibido muchos más votos que el candidato a alcalde, disuelve la teoría de que desde los palacios de gobierno se trabajó en contra de Chávez Rangel, porque lo mismo pasó en el Distrito X, donde pierde también el PRI, pero la candidata a diputada Lourdes Dávila logra un considerable número mayor de votos que el candidato a presidente municipal, al igual que en el Distrito V, donde María de los Ángeles Aguilera sí logró los votos suficientes para ganar, pero también muchos más votos que Chávez Rangel. En la lógica revanchista de Lupe Ortega, ¿qué explican estos resultados?
Durante la repartición de las diputaciones de representación proporcional, fue evidente una disputa interna del PRI, entre Daniel Gallegos y Lourdes Dávila, quienes peleaban por quedarse con la curul, por un lado Gallegos la exigía por contar con una mayor votación, pero los criterios del código son que sea quien obtenga un mayor porcentaje respecto la lista nominal del distrito, por lo cual la obtuvo la candidata del Distrito X. La evidente confrontación entre ambos equipos, sí explica por qué el PRI no cumplió con el carro completo que tanto presumió Guadalupe Ortega.
La cabeza perdida del dirigente priísta da para mucho más, así que pasamos a comentar otros escenarios, también relacionados con la repartición de los espacios plurinominales. Sabedor de la importancia que hay en que las corrientes se vean empoderadas desde el gobierno, Acción Nacional dejó figurar dentro de sus primeras listas a Mario Álvarez Michaus y a Jaime Gallo, de filiación gonzalista. Y es que al ex gobernador Felipe González no se le puede dar por desaparecido, no obstante que no se haya dejado ver desde hace un par de meses. En los hechos la única curul de mayoría obtenida por el gonzalismo (la de Ulises Ruiz Esparza) parece ser poca cosa, sobre todo si se toma en cuenta que la negociación de posiciones tuvo que ver con el gobierno de la capital, que asumirá Antonio Martín del Campo, desde esa perspectiva, es evidente que debe haber tenido un costo más alto el que González González se haya hecho a un lado.
Ya con su constancia de diputado por representación proporcional en la mano, Mario Álvarez debe estar un paso más adelante que el resto de sus compañeros en lo que a posibilidades de coordinar la bancada respecta; si es que los luisarmandistas lo dejan, porque son quienes están proponiendo que sea Leonardo Montañez quien se quede con el cargo. Ahora bien, si a Fernando Herrera, crecido en la Cámara de Senadores al cobijo del grupo panista mayoritario, no lo domina la sed de poder y empuja a Sylvia Garfias, podremos pensar que el arranque del partido no será contra sí mismo, sino contra un PRI que, desde su visión, seguramente, merece salir de la gubernatura. ¿Dónde quedará la bolita?
La del estribo. No nos queremos ir sin hacer notar el jolgorio de Nueva Alianza en la recepción de constancia de Juana Alicia Espinosa de los Monteros, cosa que no se vio en todo el proceso y la etapa de campañas la celebraron en la entrega. Ahora sí que festejaron con matracas y todo, parecía cierre de campaña.
@PurisimaGrilla