Nada que festejar… / Miguel Ángel Medina Méndez en LJA - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Con motivo de la jornada electoral celebrada este domingo 7 de julio pasado, en una fiesta “democrática” donde al menos en el estado de Aguascalientes ha triunfado una vez más la desconfianza en las instituciones y el descrédito de la sociedad hacia el sistema político, crece cada vez más una situación de desesperanza generalizada,  con apenas una participación electoral del 43 por ciento del padrón capitalino registrado ante el Instituto Federal Electoral, tuvo lugar una de las elecciones más trascendentales en la vida política del estado y en nuestra ciudad capital, y es que, no es para menos, ha vuelto al ayuntamiento el PAN y lo hace nada más y nada menos que con sus “colegas” perredistas, que en una alianza en suma controversial, han logrado una victoria contundente en tres ayuntamientos del estado –Aguascalientes, Calvillo y Jesús María- a la par que nuestros gobernantes priístas han tenido que admitir en resignación una debacle electoral prolongada en la entidad.

    Mientras tanto, el gobernador del estado, Carlos Lozano de la Torre tuvo palabras para afirmar que nuestra entidad había disfrutado de un escenario de participación ciudadana propicio y seguro en el que la democracia se había alzado como la gran ganadora, en donde había prevalecido la paz y la tranquilidad que pudiesen garantizar la transparencia y la legalidad de los comicios, no queda más que en bellos y utópicos pensamientos para la cúpula priísta que ha visto decaer sus intereses en la vida política y en donde  en algunos casos no ha quedado más cosa que conformarse con despojos de lo que un día fue…

    Y es que, tenemos que ser realistas, el Primer Priísta del estado no ha contado con gran habilidad en el manejo de los procesos electorales, recordemos que ya había perdido una contienda por la alcaldía capitalina, y que su proceso a la gubernatura fue famoso por los múltiples conflictos legales y de descrédito de su entonces adversario Martín Orozco; ya como mandatario de la entidad, tanto en los comicios federales del 2012 como en los locales del domingo pasado no ha tenido a bien entregar números positivos al priísmo de la entidad y del comité ejecutivo nacional del mismo, una evidente lejanía con la gestión de Lorena Martínez, y un debatido proceso de selección de candidato a la alcaldía capitalina, numerosos recursos económicos y un importante capital humano han sido infructuosos para la consolidación de sus candidatos.

    Por otro lado, el panismo Aguascalentense ha sido muy generoso con el Partido de la Revolución Democrática; ¿cuándo imaginaríamos en nuestros comicios electorales un candidato del PRD erigiéndose como triunfador? “Hoy es tiempo de darle vuelta a la página y ver hacia adelante! Toño Martín del Campo siempre verá por un municipio mejor y verá además por todos los aguascalentenses para que siempre les vaya bien!” afirmó el ahora alcalde electo.  Otra oportunidad entonces, para tomar la batuta en las políticas públicas del ayuntamiento capital, otra “chance” para observar si vuelve esa élite del Comité directivo estatal del PAN a fragmentarse y velar por los intereses particulares de sus dirigentes.

    Dicho esto, sería prudente hacer un análisis a conciencia de parte de los dirigentes de dichos partidos y de sus afiliados y/o simpatizantes,  en el camino llano del acceso al poder han transitado irrelevantemente anteponiendo mil excusas y pocos resultados a una ciudadanía convaleciente, desinteresada en el debate político, sin incentivos siquiera para informarse de las acciones de gobierno ¿y para qué? ¿Qué caso tiene?, “todos los políticos son unos ladrones”, ¿para qué voto?, “todos son iguales”.

Alarmante aún más es la aparición de las candidaturas independientes, el descrédito a los partidos políticos ya ha dejado de ser importante, ahora ya ni siquiera es relevante la instauración de esa herramienta como procedimiento de acceso a los cargos públicos, la legitimidad de nuestros gobernantes ya de por sí puesta en entredicho por la asequible participación de la ciudadanía es la principal afrenta de nuestro sistema electoral, evidentemente en el momento en el que aparezca el primer “valiente” que con un discurso  desafiante en que evidencie las prácticas políticas ya históricas de los partidos será más que suficiente para obtener un apoyo tangible de gran parte de la sociedad y consolidar su triunfo electoral, por todo esto y más me gustaría hacer una reflexión al respecto; estamos cayendo en un hábito; en el hábito del nada que festejar..

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