Los molinos de la mente / Mitos y Ritos - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

En un principio los Mitos fueron creados para ofrecer, a través de una historia gloriosa y fantástica, un modelo, un prototipo social a emular, a imitar. Los Mitos son narraciones culturales que contienen una orientación, una explicación –a menudo arbitraria– de la existencia humana, del orden de las cosas. El antropólogo Bronislaw Malinowski sostiene que los Mitos sustentan la explicación cultural que cada grupo social creó para sí. En las sociedades antiguas y en las Sociedades Primitivas, son historias sagradas que muestran el “deber ser” al tiempo que ofrecen una explicación ante el misterio de la vida. Los Mitos son, como decían Claude Lévi-Strauss y Sir George Fraser, los canales de comunicación entre los hombres con sus Dioses, con sus creencias. La historia de Adán y Eva es la típica narración mítica, que explica cómo el hombre fue expulsado del Paraíso por desobedecer las reglas que su Dios le había impuesto. Así se une el hombre a Dios en la visión Católica. Pero también los mitos se extienden a otros ámbitos no necesariamente cosmogónicos o religiosos. El mito de la fundación de Roma, al caso, sería un mito político; los hay también explicativos del origen de las instituciones sociales, las técnicas de cada grupo social, de sus orígenes, de la diversidad de culturas, etc. Así, son los mitos los encargados culturales de manifestar no sólo la explicación que cada sociedad se da culturalmente de sí, sino que, además, muestran un modelo de cómo debe de conducirse y actuar el individuo dentro de su grupo. El Mito heroico, presente casi en todas las culturas, donde un individuo se sacrifica en la búsqueda del bienestar de los demás es el más vívido ejemplo de la función de guía, de muestra ejemplar que la sociedad espera de sus integrantes.

En cambio los Ritos son, principalmente, los canales que usa la sociedad para comunicarse con sus Dioses. La oración religiosa es un arquetipo del rito. Pero allende de intentar ser un canal de comunicación con el mundo divino, los Ritos tienen la invaluable función de ofrecer, mediante la repetición constante, un refuerzo, una reafirmación de las creencias y del modo de vida. Los ritos de cada cultura están ligados a su cosmovisión, esto es, a la manera en que entienden la vida y cómo se ven ellos dentro de su creencia. El Rito está generalmente ligado a las creencias sociales, y mediante su práctica continua y repetitiva, intenta dar seguridad y claridad a la idea de la existencia que cada cultura desarrolla. Los ritos son simbólicos y al realizarlos, se está llevando a cabo un refrendo de las ideas que los formaron. La repetición constante, a veces diaria, da al practicante certeza ante la forma de vida en la que él cree. Persignarse es para los católicos uno de sus ritos más fundamentales, y al hacerlo, están reafirmando su particular creencia. El acudir periódicamente a misa, también es un rito que en la repetición, refuerza y da sentido de certeza, de veracidad a los individuos del grupo. Pero los Ritos no son exclusivos de los sistemas de creencias religiosos, sino que se amplían a todo sector comunal de la sociedad. Por ejemplo en el mundo del Beisbol, existe el rito de que los jugadores al entrar y salir del campo de juego no deben de pisar las líneas que delimitan el terreno de juego, so pena de provocar la mala suerte. También en nuestra vida cotidiana, los humanos practicamos cantidad de ritos, consciente o inconscientemente, que nos aportan confianza y estabilidad a nuestro ánimo. Hay para quienes tomar un café al levantarse de la cama es un ritual que si dejan de llevar a cabo les produce desasosiego por el resto del día. En un sentido estricto, practicar un rito, sea religioso o no, aporta al individuo un sentido de continuidad y de seguridad. Tener una moneda de la suerte, una pata de conejo, persignarse antes de comenzar el trabajo, tomar la ducha diaria son acciones que por periódicas, reiteradas, ofrecen un estímulo de control y una sensación de continuidad que en la vida cotidiana nos proporciona seguridad. Ante un mundo en continuo cambio, el rito nos brinda la percepción de fundamento, de raíz, de apoyo creando una suerte de cimento psicológico que nos aporta seguridad.

Los judíos, por ejemplo, colocan la “Mezuzá” en el marco derecho de la puerta principal de su casa (y algunos también en sus negocios) y al entrar tocan la “Mezuzá” con sus dedos y luego besan sus dedos. La “Mezuzá” es una cajita de unos 10 centímetros de largo y hueca, que contiene un par de oraciones judías el “Shema Israel” (Escucha, oh Israel) y el “Vehayá im shamoa” (En caso de que me escuchareis). Este rito es una forma de mantenerse en contacto con su creencia, con su Dios, y una manera de mantener presente su fe cotidianamente. El “Salat” musulmán que debe ser rezado en orientación a la Meca y el lavado previo, pertenece a este grupo de ritos cotidianos que mantiene la creencia continuamente presente para sus integrantes. Lo mismo, en el Budismo, los budistas realizan rituales cotidianos para mantenerse en contacto con su filosofía, aunque en el budismo los rituales son tan variados como sus diferentes grupos practicantes.

El Mito nos brinda explicación, y el Rito nos mantiene en contacto permanente con lo que elegimos creer.

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