- Del 15 al 30 de mayo se llevó a cabo la constatación ciudadana para la evaluación de la norma
- Se analizaron 25 observaciones en la ciudad sobre servicios públicos, demandas y quejas
Pensando en lo que debe ser un gobierno confiable y ejecutor de la gestión de calidad, la mañana de ayer Jorge Pío Monsiváis, director de Desarrollo Organizacional de la Secretaría de Administración, en representación del Gobierno municipal, entregó la metodología de la certificación IWA ISO-18091 a Guadalupe González Madrigal, vicepresidenta del Consejo de la Ciudad.
Desde el año pasado se dieron a la tarea de buscar cuáles eran las normas o referencias de tipo internacional mediante las cuales se diera una adecuada certificación, donde la ciudadanía pudiera verificar que realmente se ejerciera una gestión de calidad.
De esta manera, se observó que los gobiernos locales requerían una certificación por parte de la ciudadanía, por lo que la familia de la ISO aprobó la norma 18091, la cual cuenta con tres características: que se rige por un sistema de procesos que genere beneficios a la ciudadanía y que sea semaforizada.
El segundo rubro es que este sistema sea reconocido y esté en funcionamiento, y por último, quizá el más importante, según Monsiváis, que sea verificado y constatado por los ciudadanos, “esto hace que los ciudadanos tengan la confianza y autoridad de poder verificar el actuar de los gobiernos”. Lo que la norma pide son aquellas cuestiones que el gobierno no puede dejar de hacer para satisfacer las necesidades ciudadanas.
Del 15 al 30 de mayo se llevó a cabo la constatación ciudadana, en las siguientes dos semanas fue la recopilación de las actas ciudadanas y la elaboración de informes. Cabe hacer mención de que fue auditado por el Consejo Mundial para la Calidad, en tanto el titular recordó que es un ejercicio ciudadano y no gubernamental.
El objetivo de entregarles dicha documentación es principalmente para que les sirva de herramienta para el ejercicio de evaluación, “fue de alguna manera para darle permanencia y constancia a una herramienta ciudadana”.
González Madrigal señaló que como organismo cúpula de la participación ciudadana, les permitirá evaluar y tener una base con fundamento certificado para analizar y calificar el quehacer de las administraciones públicas, “es un arma para decir lo que un Gobierno municipal debe cubrir en sus aspectos básicos”, lo que debe cuidar por el bien de la población.
Esta certificación no se compra ni se contrata con expertos para alcanzarla, sino que la otorga la propia ciudadanía, pues marca todos los lineamientos y aspectos que deberán ser cuidados en todas las dependencias.
A su vez, el director de Desarrollo Organizacional cercioró abarcar cuatro cuadrantes fundamentales: el funcionamiento de un buen gobierno, el desarrollo económico sustentable, desarrollo social incluyente y desarrollo ambiental sostenible. Todo ello a través de 39 indicadores que, según la norma, son fijos e inamovibles, pero de ellos se subdividen 312 subindicadores que sí son adaptables al quehacer de cada gobierno municipal con la autorización de la familia ISO.
La mencionada semaforización consiste en que cuando se da cumplimento al subindicador, se le coloca un color verde, y cuando a juicio del constatado ese subindicador no es satisfecho en su totalidad, obtiene un color amarillo, al tiempo que se le hacen observaciones, y por último, cuando el gobierno no está cumpliendo ninguna acción para satisfacer el subindicador, se le coloca el color rojo.
Una vez que los funcionarios tengan las observaciones, se generan compromisos de cumplimento que el Consejo de la Ciudad debe velar porque éstos lleguen a ejecutarse.
Durante la constatación ciudadana, se analizaron cerca de 25 observaciones en el Municipio capital, donde Monsiváis confesó no poderse calificar en cuestión de urgencia, pero sí en cuestión de atención, “los que requieren de mayor atención son aquéllos que tienen que ver con los beneficios ciudadanos”, como los servicios públicos, demandas y quejas.
Foto: Roberto Guerra