Borrador de futuro / Las pruebas estandarizadas: un instrumento (incompleto) a favor del aprendizaje - LJA Aguascalientes
23/11/2024

En política pública comúnmente se dice que sólo lo que se mide se puede mejorar. En particular, no puedo fijar una posición al respecto, debido a que la discusión entre lo medible y lo no medible es muy compleja. Al respecto, en el tema educativo, a nivel regional, se han implementado medidas que buscan acercarse cada vez más a lo que se enseña y a lo que se aprende dentro de la sala de clase, lo cual lo considero como “algo que era necesario”, pero que aún es insuficiente.

Generalmente, estas medidas se han implementado como Reformas Basadas en Estándares. Sin duda, las pruebas estandarizadas son el mejor ejemplo de estas reformas. Para el caso de México, dos tipos de pruebas son las que más se destacan en la provisión de datos medibles acerca de la calidad de la enseñanza: a nivel nacional, la prueba ENLACE; y para compararnos a nivel internacional, el instrumento común es la prueba PISA. En concreto, lo que buscan las pruebas estandarizadas es hacer públicos los resultados que “idealmente” debieran reflejar lo que se enseña en las escuelas. Así, quedaría al escrutinio público el uso de los recursos, por parte de los actores e instituciones que tienen algún papel en la cadena de generación de resultados educativos y sus efectos en el rendimiento académico de los alumnos. En otras palabras, a través de estas pruebas “se buscan responsables del logro, deterioro o estancamiento de la calidad educativa”.

En este sentido, las pruebas estandarizadas son consideradas como un “alineamiento” del aprendizaje. Es decir, un control externo de lo que se debe aprender y de lo que se debe enseñar. Así, los profesores se enfocan a enseñar a los alumnos a responder las preguntas de las pruebas; y los alumnos estudian y memorizan lo que tienen que responder. Un punto a favor de este tipo de alineamiento es que debiese asegurar que “todos” los alumnos aprendan lo mismo. Sin embargo, muchas veces lo mismo se limita a estándares objetivos de lenguaje, matemáticas y ciencias. Dejando a un lado materias, igual de importantes, como las de educación artística, formación ciudadana, historia, etc.; es entonces que vale la pena preguntarse, ¿queremos personas diestras en responder lo que se les pregunta o queremos ciudadanos críticos, emocionalmente equilibrados y maduros?

Supongamos que “sólo se enseña lo que se mide”, ¿qué pasa con lo que no se mide? ¿Qué pasa con el ocio? Es por este motivo que considero que las pruebas estandarizadas son un paso necesario, pero insuficiente. El año pasado, Oscar Landerretche (economista chileno), lúdicamente escribió una columna en la cual sostiene que el ocio debe ser medido. Los argumentos que ofrece son convincentes. Por citar algunos: “La mayor parte de los libros que se leen, se leen durante el ocio; que mucha de la innovación, desarrollo y crecimiento se hace durante el ocio; y que la mayor parte de las ideas se nos ocurren durante el ocio”. Si bien tengo dudas de cómo el ocio debiese ser medible, considero que debe ser integrado en la formación de políticas educacionales y con mayor énfasis durante el proceso de educación básica y media de las personas. Es por este motivo que las pruebas estandarizadas no pueden limitar el aprendizaje. El aprendizaje debe llegar más allá. El aprendizaje debe llegar al buen uso del ocio de los alumnos. Un ocio en donde impere la creatividad, la lectura, la crítica, el ejercicio físico.

En conclusión, las pruebas estandarizadas son un instrumento que idealmente asegura que “todos aprendan lo mismo”. El todos lo considero algo necesario. Es en lo mismo en donde encuentro el riesgo de este instrumento. El aprendizaje no debe estar limitado. El buen uso del ocio, aunque no es medible, debe estar integrado. Tengo la convicción de que se debe concientizar a los actores que intervienen en el proceso educativo de que los alumnos, al salir de la sala de clase y al terminar sus responsabilidades escolares, son personas en un proceso de formación ciudadana. La educación no puede limitarse a que los maestros, los directores y los padres de familia se aseguren de que el alumno estudie para “pasar la prueba”. Estos actores deben responsabilizarse por lo que viene después: el tiempo de ocio.


Show Full Content
Previous Universidad Autónoma abrió foro para investigadores profesionales
Next Enredos Financieros / La desazón financiera
Close

NEXT STORY

Close

Buscan diputados panistas charla privada con Carlos Lozano de la Torre

21/01/2013
Close