Si ustedes, como yo, pensaban que la peor película que habían visto -e iban a ver- en su vida era El guardián del zoológico, permítanme decirles que estábamos muy, pero muy equivocados, Ladrona de identidades le ha robado el título prácticamente sin esfuerzo.
Debo admitir que no soy, para nada, una gran admiradora de las comedias norteamericanas, pero siempre estoy dispuesta a que me hagan cambiar de opinión, y si encuentro una cinta que lleva en sus créditos a dos reconocidas figuras de este género -como Melissa McCarthy y Jason Bateman- no dudaré en darle una oportunidad. No obstante, en lo que a esta película se refiere, el esfuerzo no valía la pena en absoluto.
Se trata de uno de esos filmes llamados “de carretera” de los cuales hemos visto montones y que, por lo general, una vez que has visto uno, los has visto todos. Pero, en esta ocasión, tiene el agravante de que está tan mal escrito, que ni la carismática personalidad de McCarthy, ni el ingenio de Bateman logran hacer nada para rescatarla.
¿Conocen esa sensación de desasosiego e impotencia que nos abruma cuando nos topamos con un cajero de banco intransigente o con un burócrata -en una ventanilla de servicios- con el que no se puede razonar? Bueno, pues ése es el sentimiento que abruma a la audiencia durante buena parte de la proyección de este largometraje, el cual, para mayor agravio, dura casi dos horas.
Usualmente Melissa McCarthy infunde a sus personajes con su personalidad real: bulliciosa, simpática, respondona e irónica. Desde su personaje en Gilmore Girls, hasta su brillante interpretación en Damas en guerra, podemos notar que la actriz se toma la libertad de improvisar sobre el guión con expresiones -verbales y no verbales- que enriquecen y mejoran la trama. Pero en Ladrona de identidades este recurso le falla miserablemente, de hecho, sólo logra hacer más desagradable a Diana (uno de los nombres que usa en esta cinta).
Sandy es un ejecutivo financiero que vive modestamente con su mujer, sus dos hijas y con un bebé en camino, en un pequeño apartamento de Denver. Se nota que viven al día con el sueldo de él y, por lo mismo, son extremadamente cuidadosos en el manejo del dinero.
De pronto, Sandy recibe una llamada de Diana, quien haciéndose pasar por una empleada del banco, se hace de los datos necesarios para robarle la identidad, y sacar una serie de documentos -licencia y tarjetas de crédito- que la identifican con el nombre de él. Y no tarda en hacer uso indiscriminado del crédito al que el pobre hombre se había hecho acreedor por el excelente manejo de sus finanzas.
Este proceder irresponsable mete al verdadero Sandy en un montón de problemas y, para limpiar su nombre, y gracias a la inexplicable actitud de la policía que se niega a ayudarlo, él se ve obligado a hacerla de héroe de acción, ir a buscar a esta criminal y llevarla ante la justicia… para estas alturas, y ya a punto del suicidio, yo me preguntaba si la opción más lógica no hubiera sido contratar un buen abogado.
Claro que en este tipo de comedias no se espera que la audiencia piense, así que, allá fue el pobre Sandy a buscar a la falsa Sandy para arreglar todo el lío.
Después de unas lamentables escenas que se supone sean graciosas, pero que a mí me parecieron insultantes y hasta discriminantes. Sandy y Diana emprenden el camino, por carretera claro, a través de medio país, con rumbo a Denver y a la reivindicación del ejecutivo.
Por alguna razón que no queda del todo justificada, nuestros protagonistas no sólo deben enfrentarse a la entendible antipatía que siente el uno por el otro, sino a un cazarecompensas psicópata y a un par de matones enviados por un capo de la droga para acabar con Diana.
Para estas alturas del filme yo ya no me quería matar, pero sí estaba deseando que los asesinos dieran con los protagonistas y nos sacaran a todos de nuestra miseria.
Como se podrán imaginar, el elemento emocional no podía faltar, y tanto el guionista como el director, no pudieron resistir la tentación de arreglar la vida de todos antes del final de la cinta. Juro que no les arruino nada al contarles esto, pues todo es tan predecible, que desde el momento en que Sandy va en busca de la ladrona, todos ya estamos más que seguros de en qué va a acabar la cosa.
Mi recomendación con respecto a esta película es que ahorren su dinero para una mejor ocasión, pero, como en gustos se rompen géneros, quizás lo mejor es que decidan por ustedes mismos. Pero que conste que yo ya les advertí.
Productor: Scott Stuber, Pamela Abdy y Jason Bateman; director: Seth Gordon; guión: Craig Mazin, basado en una historia propia y de Jerry Eeten; fotografía: Javier Aguirresarobe; edición: Peter Teschner; música: Christopher Lennertz; elenco: Jason Bateman, Melissa McCarthy, Jon Favreau, Amanda Peet, Tip Harris, Genesis Rodriguez, Morris Chestnut,John Cho, Robert Patrick y Eric Stonestreet.