La Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI) segmenta en seis categorías socioeconómicas los hogares mexicanos. La AMAI no califica la pobreza o la riqueza, sino “la capacidad para acceder a un conjunto de bienes y estilo de vida”. Las seis categorías y sus características en términos de ingresos familiares son las siguientes… “AB, C+, C, D+, D y E”.
Ocupándonos primero de los extremos diremos, que a la categoría “AB”, pertenecen menos de cinco de cada 100 hogares. Son los que tienen poder adquisitivo en México para adquirir bienes propios del mercado suntuario (en México 4.4 y en Aguascalientes 4.7) Arriba del 10 por ciento, sólo en Jalisco y la Ciudad de México (12 por ciento). Una proporción semejante existe pero de hogares con la categoría de menor poder adquisitivo, denominada “E” 4.7 por ciento (1.6 por ciento en Aguascalientes) aunque en Chiapas, Guerrero y Yucatán, estos hogares se acreditan hasta 10 veces arriba. Sobre el 15 por ciento…
Más de la mitad de la población en este país se encuentran entre un “D” (21.6 por ciento en el país y 15.9 por ciento en Aguascalientes) que es el segundo más pobre y se caracteriza por haber alcanzado algo en propiedad pero carece de la mayoría de los servicios y bienes satisfactores y que en principio aspiran a contar con los servicios sanitarios mínimos; y un “D+” (39.1 por ciento en el país pero 42.6 por ciento en Aguascalientes) que es el segmento más grande de la sociedad mexicana. Tiene cubierta la mínima infraestructura sanitaria en su hogar. Aspira en primer lugar a adquirir bienes y servicios que le hagan la vida más práctica y sencilla. Son “D” y “D+” el 60.7 por ciento de la población mexicana y el 58.5 por ciento de la aguascalentense, cuyos ingresos familiares oscilan entre 2 mil 700 y 11 mil 599 pesos mensuales. Son los hogares con una, dos o más vulnerabilidades según el Coneval.
Si algún estado mexicano podríamos poner de ejemplo en el caso de los niveles socioeconómicos es Baja California. Por qué, porque la mayoría de su población está más de lado de los “C” (con mayor poder adquisitivo) que de los “D”; y sólo uno de cada 10 se encuentra en pobreza.
Entre la población urbana que reside en ciudades de 50 mil habitantes o más los “AB y C+” tienen más de 10 años de permanecer sobre un rango cercano al 20 por ciento. De hecho, los hogares mexicanos en general, tienen una cobertura “AB y C+” del 16.7 por ciento y asciende al orden del 18.2 por ciento entre las familias de Aguascalientes. Son hogares con rangos que van de los 35 mil a los 85 mil pesos mensuales o más de ingreso total, cantidad con la que en general pueden acceder a los satisfactores que la vida les requiere.
Los de categoría “C” son los hogares de clase intermedia que han venido reduciéndose de cuatro a tres y a dos deciles (17.95 por ciento para el país y 21.7 por ciento en Aguascalientes) En Baja California representan el 27 por ciento y en Chiapas sólo el 7.8 por ciento. Es el tipo de hogares que deberíamos hacer proliferar en México, para lograr estabilizarlo en términos de movilidad social y gobernanza. Se logra promoviendo a los “D+” que han venido esforzándose por estudiar más, contar con más aptitudes y actitudes para emprender, responsabilizarse, actuar en consecuencia.
Cuando la OCDE afirma que los mexicanos somos los que más horas trabajamos (de entre los países miembros) y que somos los que menos ingresos obtenemos, permite resaltar que hay una brecha por cubrir. Se está escatimando justipreciar la labor de muchos, al interior de las empresas; y esta mezquindad, obra en su contra, porque su propio mercado pierde a quienes bien podrían consolidarlo; e incluso, su actitud propicia que el poder adquisitivo sea tan raquítico que también muchos prestadores de bienes y servicios terminen por clausurar sus negocios, cuya mejora redundaría en una mejor calidad de vida para todos.
Para el caso de Aguascalientes, muchos de los niveles intermedios se ven favorecidos por la llegada de remesas de los EEUU, (cerca de 1 millón de dólares diarios) y esa derrama, que es muy diseminada: a razón de 300 dólares por familia en promedio, termina por levantar al mercado interno abastecedor de este tipo de familias.
Hay que recuperar las clases medias, aquéllas a las que “pertenecíamos todos”, dado que la dispersión de los niveles socioeconómicos no se apartaban tanto de una estable y estabilizadora tendencia central. Soledad Loaeza en su ensayo sobre las clases medias en México consignó, desde hace décadas, que en este país nadie educa más que la clase media y cada vez la tenemos más escasa y depauperándose. Según Rodrigo Negrete Prieto, investigador de la Dirección General de Integración, Análisis e Investigación del Inegi, actualmente el ingreso mensual de las clases medias debería rondar los 14 mil pesos.
Se ha discutido si por el crecimiento marginal de la clase media durante la última década, ya somos un país con una mayoría de este nivel socioeconómico. El especialista Negrete puntualiza: “Son dos cosas distintas, una cosa es que haya crecido la clase media en la primera década de este siglo (creció en cuatro puntos porcentuales su presencia relativa con respecto a la totalidad de la población y de los hogares mexicanos) y otra que ese crecimiento le alcance para ser una mayoría absoluta socialmente en el país; todavía para eso le queda un camino por andar y el hecho es que todavía no es una mayoría absoluta”. Faltaría dar a cada quien lo que le corresponde.
El nivel de ingresos familiares según el nivel socioeconómico es el siguiente:
Nivel | Ingreso Mínimo | Ingreso Máximo |
A/B | 85,000.00+ | |
C+ | 35,000.00 | 84,999.00 |
C | 11,600.00 | 34,999.00 |
D+ | 6,800.00 | 11,599.00 |
D | 2,700.00 | 6,799.00 |
E | 0.00 | 2,699.00 |
Fuente: Niveles Socioeconómicos de la AMAI, actualización 2005.