Edgar Laveaga
Llegaron las esperadas finales de la NBA, en donde cualquiera de los dos equipos puede llegar a ser favorito, por un lado Miami que cuenta con LeBron James, uno de los mejores históricos por su talento de la liga, que tiene una incesante hambre de seguir ganando títulos para justificar el porqué de las constantes comparaciones con su Majestad Jordan, por otro lado, el equipo de los Spurs de San Antonio con la oportunidad de cerrar con broche de oro la historia que por varios años han venido forjando sus tres grandes referentes, Parker, Ginobili y Duncan, este último cerca del retiro.
La llegada de los Spurs de San Antonio a su quinta final en la historia, con prácticamente la misma generación de jugadores, no es mera coincidencia, es el resultado de esfuerzo, dedicación y años de arduo trabajo. Comenzando por su coach Greg Popovich, hasta su trío fantástico de veteranos conformado por un Tony Parker cada vez más eficiente, un rejuvenecido Tim Duncan y el siempre peligroso Manu Ginobili.
Acompañando a estos tres grandes veteranos, los Spurs han sumado una buena base de jugadores jóvenes (Kawhi Leonard, Tiago Splitter y Danny Green), que han manifestado un gran entendimiento de la metodología que maneja Popovich.
Pocos turnovers, gran puntería y sangre fría en los momentos importantes, son algunos de los argumentos que han puesto a San Antonio Spurs en la gran final.
Por otra parte, el campeón reinante, Miami Heat, viene de una desgastante serie que se extendió hasta siete juegos y donde físicamente fueron llevados al límite por unos hambrientos Pacers de Indiana. Además, como ya es costumbre LeBron James fue el jugador más consistente en esta serie, que dejó claro una cosa: por más que anote y haga de las suyas no podrá vencer solo a este equipo de los Spurs.
San Antonio es un gran equipo, mucho más talentoso y profundo que Indiana, pero con menos presencia física en la pintura que los Pacers, es por eso que existe una gran oportunidad de una reivindicación para Dwayne Wade y Chris Bosh, que podrán jugar más libres y más peligrosos de lo que lucieron contra Indiana.
Miami y su coach Eric Spoelstra no deben caer en la ansiedad del momento y dejarse engañar por el sube y baja de los ritmos que muy bien ejecutan los veteranos Spurs, donde sin hacer mucho ruido les pueden hacer jugar a su manera y volverse aún más peligrosos.
Parker congela al Heat
Con un encendido Tony Parker, los Spurs se llevan el primer juego de las finales de la NBA ante un perplejo Miami Heat que no pudo evitar observar cómo le arrebataban el partido en su propia cancha.
El base francés sacó lo mejor de sí en el último cuarto y encabezó la remontada de su equipo con 10 de sus 21 puntos en el periodo final, luego de que San Antonio estuviera en desventaja durante los tres primeros cuartos.
La canasta clave del partido, que terminó de sacar por completo a Heat del juego, la consiguió Parker, cuando estaba por expirar el reloj de los 24 segundos para ejecutar el disparo, con cinco segundos por jugarse y luego de dar un espectáculo de dribleo frente a nada menos que LeBron James. Esa canasta sentenció el partido. Y congeló a La Florida.
Se iguala la serie
El poderío y calor del Heat se hizo sentir en Miami, si bien el primer juego fue un encuentro muy parejo y cercano que una jugada lo desequilibró, este segundo en los primeros dos cuartos fue muy similar. Pero a partir del tercer cuarto, Miami se despegó por pocos puntos pero tomó distancia al fin. Luego en el último periodo aplastaron a unos Spurs que se vieron sorprendidos y fuera de sí. LeBron sacó su juego de equipo, dio asistencias y propició triples de Allen, robó pelotas y organizó contragolpes, y aunque en los rebotes se quedó corto en los bloqueos hizo un par que no sólo prendieron la arena, sino que contagiaron a su equipo para ponerse los tenis de aplastar. Popovich con casi 20 puntos de desventaja sacó al equipo titular entregando la derrota con seis minutos en el reloj. Los Spurs se vieron desconocidos en ese último cuarto y Miami manda la serie a San Antonio con un empate, embalados y humillando.