A principios de año, el escenario electoral en la entidad era simplemente inimaginable, las columnas que nos las damos de sabelotodo vislumbrábamos una obra similar pero con actores completamente distintos. Ya a casi un mes de que se realicen las elecciones locales, todavía no es posible salir de la sorpresa de cómo quedaron al final repartidos los papeles.
En el necesario recuento es indispensable mencionar la ruptura de Andrés Manuel López Obrador con los partidos para la formación de Morena, el autobús que lo llevará a la futura candidatura a la Presidencia de la República, y con ello, el desgajamiento de lo que en las distintas entidades federativas se presenta como una opción de izquierda. En el caso de Aguascalientes, el PRD quedó absolutamente desnudo, no extraña pues que haya quedado relegado a recoger las migajas que Acción Nacional le deja.
No es un escenario nuevo, ya el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano se habían encargado de mostrar el sitio real del Partido de la Revolución Democrática en la entidad, recuérdese todas las otras ocasiones en que López Obrador visitó la entidad y el contingente del sol azteca era algo similar al colado de la fiesta; aunque imaginable no era previsible desde dónde estaría jugando el PRD en esta elección, y lo mucho que le iba a afectar el cambio de dirigente, pues la llegada de Óscar Estrada Escobedo no ha hecho más que evidenciar que también por omisión se peca; sin la eterna candidata del perredismo, Nora Ruvalcaba, sin liderazgos comprometidos con mantener, aunque sea en el tercer lugar de las preferencias al partido, con sus cuadros relegados (Noé García, por ejemplo) en el afán de mantener contentas a las tribus y cada quién viendo para su santo (Cuauhtémoc Escobedo), el futuro del PRD no es nada prometedor y su lema de campaña, “Hacer que brille”, suena a un deseo de sacarle todo el provecho posible a las 30 monedas que recibieron por aliarse con las huestes de Jorge López Martín.
Imaginable pero no previsible también la situación del PAN, el temprano destape de Felipe de Jesús González, el berrinche de Martín Orozco, el salir al quite del ex gobernador Felipe González González, las maniobras de Arturo González Estrada, evidenciaron que los 12 años en el poder que gozó en Aguascalientes ese partido bastaron para desligar a Acción Nacional de su electorado y reducir a casi nada el voto duro con que siempre había contado, no sólo eso, cuando el partido mayor unidad requirió, puso a prueba los nuevos liderazgos y ninguno ha dado el ancho, ya sea porque su repunte fue infladísimo (José Ángel Serna, Paquín), porque en verdad están muy verdes como para jugar en las grandes ligas, todavía, Teresa Jiménez, o porque básicamente están más interesados en su desarrollo político personal: Fernando Herrera.
Así llegó el PAN a las elecciones por la alcaldía capital, con su mejor candidato, el que los propios panistas señalan que siempre fue la mejor opción (Antonio Martín del Campo), pero con la necesidad de ocuparse de legitimar el puesto que merece en un ring donde ya todos se han dado con todo y la campaña está comprometida más con mantener a gusto a los panistas que con ofrecerse como una opción real de cambio para la ciudad.
Nadie sabe para quién trabaja, en el intercambio de vituperios y sombrerazos panistas, consiguieron para Movimiento Ciudadano lo que ese partido jamás hubiera logrado por sus propios méritos, ocupados los del PAN en descalificarse, empujaron a José Luis Novales Arellano fuera del partido y le construyeron una reputación e imagen digna de un partido de oposición; sin duda, eso fue lo que vio Dante Delgado Rannauro para darle el sí a su nuevo gallo. En el PAN lo saben, mucho del mérito para que las encuestas coloquen a Movimiento Ciudadano en el tercer sitio se lo deben a los ataques que desde el panismo sufrió Novales Arellano; al momento del recuento de los daños, si fueran honestos con su militancia partidista, el diputado Alfredo Reyes Velázquez y el dirigente Jorge López Martín, tendrán que sumar a su columna de errores el empoderamiento del partido de Vicente Pérez Almanza.
No cantan mal las rancheras en el Revolucionario Institucional, hasta el momento no ha aparecido una encuesta con todas las de la ley que justifique el optimismo, pero los sondeos y las encuestitas señalan, al momento, que el PRI lleva la ventaja; como ese partido no está acostumbrado a la reflexión, si llega a ganar, otra vez perderá la oportunidad de realizar la reflexión indispensable que les permitiría saber qué hacen bien y qué hacen mal. Momento que seguro no llegará, porque al comportarse como una maquinaria electoral más que como un partido, los engranes del tricolor sólo saben moverse para afianzar al hombre del momento; no le restamos méritos a Francisco Chávez Rangel y seguimos señalando que los primeros días de su campaña se avocó a ganarse al priísmo duro, a convertirse en opción verdadera para su propio partido, sin embargo, al final, se tendrá que hacer la cuenta de cuánto de ese esfuerzo se desperdició en ganarse a los indecisos y primeros votantes, que a pesar de representar sólo el 15 por ciento del electorado (estamos pensando en quienes van a votar por primera vez y quienes son menores de 22 años) son quienes decidirán la elección.
Por eso mencionábamos que al principio del año este escenario era imprevisible, si en enero alguien hubiera dicho que a poco más de un mes de las elecciones Martín del Campo y Chávez Rangel estarían disputando la alcaldía capital empatados a 20 puntos y que les sigue Novales Arellano, más de uno nos habría mandado a pedir cita a Agua Clara; como hicieron entonces, nos habrían dicho que ahí no están ni el candidato del gobernador Carlos Lozano de la Torre o que Lorena Martínez Rodríguez no logró posicionar a alguien de su equipo; y al final, eso fue lo que resultó.
La construcción de escenarios no nos dio para construir el momento electoral que vive Aguascalientes, para qué más que la verdad, pero creemos que a nadie, ni a los candidatos mismos, mucho menos a los partidos.
En el caso del PAN y su alianza con el PRD, el necesario acomodo de las fuerzas y su descontento con los que al final se quedaron, se ha traducido en una campaña que todavía no sabe dónde acomodarse, cómo entrarle al juego; por un lado, siguen la estrategia de Martín Orozco Sandoval, quien cada fin de semana hace campaña casa por casa, fuera de los reflectores, reuniones en corto con la militancia para no ser olvidado, lo que le ha salido bien a Antonio Martín del Campo, pero en la estrategia mediática, Acción Nacional sigue empeñado en la guerra sucia y en hacerse la víctima.
Mientras que en el PRI la historia es similar y se la hemos detallado, Chávez Rangel ha tenido que echar mano de su propio equipo, los de su confianza (Jesús Ríos Alba, por ejemplo) y ha obtenido mejor respuesta de los candidatos del lorenismo (Enrique Juárez) que quienes se supone que siempre estuvieron de su lado, en el día a día las alianzas al interior del Revolucionario Institucional han tenido mejores resultados con los nuevos liderazgos (Gustavo Granados Corzo) que con quienes se supone que están para afianzar al candidato (Guadalupe Ortega Valdivia y Mario Vargas Aguiar).
Sobre la relación chispeante entre el delegado y la dirigencia priísta y cómo no ayuda en mucho al candidato, un botón de muestra, apenas Vargas Aguiar salió a acusar al panismo de alta traición a los aguascalentenses por la supuesta intervención de gobernadores en las elecciones locales, y este fin de semana, el PRI remite un comunicado que a cuenta de nada se congratula por el apoyo “personal” que el gobernador dio al candidato tricolor al gobierno de Baja California, Fernando Castro Trenti, “en una intensa gira por los municipios de Tecate y Ensenada. También asistieron José Calzada, de Querétaro; César Duarte, de Chihuahua y Eruviel Ávila del Estado de México”, ¿qué pues?, de nuevo, no me ayudes compadre, ¿estás viendo y no ves?
Sin embargo, todos estos motivos no han logrado que el modus operandi de las campañas cambie radicalmente, al menos no en el PAN y el PRI, de Nueva Alianza y el Partido del Trabajo sinceramente no les podemos decir nada, porque ellos mismos no quieren que se informe nada. Tan es así, que además de las acusaciones mutuas de guerra sucia, y más allá del esfuerzo personalísimo de los candidatos, lo más notable que ha sucedido es el mutuo robo de apoyos entre quienes encabezan la contienda. Apoyos, que si son como los que ofrece Bertha Mares habría que cuidarse, pues lo que sabe “trabajar” es el viejo esquema paternalista del intercambio de apoyo por “apoyos”; no sólo eso, conocidas son las cuentas alegres de la ex regidora sobre el número de personas que forman parte de sus contingentes, donde el ojo de buen cubero transforma una decena en centenares de apoyadores incondicionales; y quizá lo más grave de no entender cómo hacer una campaña que considere la firma de acuerdos, los pactos y las restricciones para que los gobernadores no metan las manos y las delegaciones de Sedesol queden fuera: no presumas que traes en el bolso un viejo lobo de mar, pues suelen ser peces de cola muy larga.
La del estribo, así comenzamos la semana, con la amenaza de los queda bien que nunca faltan sobre la posibilidad de hacer público un expediente sobre Bertha Mares, es decir, otros días de campaña que los partidos harán perder a los candidatos al involucrarlos en guerritas de lodo.
@PurisimaGrilla