Ciudadanía económica / “Más” no implica “mejor” - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

En el “Informe Sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública” que hace unas semanas publicó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), presume en su primer párrafo que: “Durante el primer trimestre de 2013, se mantuvo el proceso de expansión de la economía mexicana”.

El crecimiento económico es la meta deseable de todo político y todo gobierno que está aún manipulado por esa ilusión que, para su propio beneficio, impone el capitalismo enajenante y depredador. Con el crecimiento a costa de todo, la riqueza de la tierra, del trabajo y del conocimiento se transfiere a los grandes monopolios –locales y globales-, empobreciendo al resto de la población.

De hecho, en el citado informe de la SHCP, la incongruencia de lo que se presume con las cifras reales, hace evidente el efecto depredador de la política orientada al crecimiento económico como único fin.

Durante el primer trimestre del 2013: La economía mexicana tuvo un crecimiento de apenas 1 por ciento, entre el primer trimestre de 2012 y el de este año; hace un año el crecimiento de la economía en el mismo periodo fue 4.9 por ciento. El Indicador Global de la Actividad Económica mexicana marcó un crecimiento del 0.39 por ciento cuando hace un año crecía 6.52 por ciento. Las exportaciones no petroleras tuvieron un estancamiento total. Las ventas al menudeo en centros comerciales se redujeron al 0.36 por ciento; hace un año venían creciendo al 5.9 por ciento y la actividad industrial creció al 0.3 por ciento; hace un año al 5.8 por ciento.

Cuando un gobierno pretende el crecimiento económico como un objetivo en sí mismo, y obtiene todo lo contrario, significa que los recursos de la economía se están dilapidando a la vez de empobrecer a los sectores tradicionalmente depredados por el capitalismo. El modelo que mansamente adoptó casi todo el mundo occidental, entre ellos México, desde hace más de tres décadas, dadas las cifras que durante esos años se han generado, simplemente no funciona. Peor aún, el gobierno que insiste en mantener el modelo sin obtener resultados, tampoco.

El crecimiento de la producción capitalista ha sido como un torrente desbordado que ha ido destrozando países, pueblos, familias, ríos, lagos, selvas, especies, culturas y paisajes. El crecimiento capitalista no produce bienes, sino que arrasa y produce males.

La industria automotriz, símbolo de esta era y baluarte de este modelo está agonizante y necesita que los Estados le transfieran millones de dólares de manera directa o por subsidios, para reestructurarse. La permisividad gubernamental para que en esta industria se paguen sueldos y salarios bajos, junto con la obsequiosidad fiscal que se le brinda, es la manera indirecta como se está subsidiando a esta industria. Al capitalismo depredador le es de suma importancia mantener la producción de vehículos que consuman todo el combustible que se produce a partir del petróleo y la gente en todo el mundo dependa cada vez más del sistema financiero.

La forma en que opera la industria automotriz refleja el paradigma de una civilización centrada en el hiperconsumo, el hiperindiviualismo con una doble dependencia del sistema bancario en detrimento de todo lo demás: con préstamos para producir y créditos para consumir.


El economista francés Serge Latouche, reconocido por su propuesta del “decrecimiento sustentable” ante la locura del capitalismo depredador, ha dicho que venimos de una sociedad en la cual el crecimiento ha dejado de ser una manera de satisfacer necesidades reales para devenir como finalidad en sí mismo. Mientras genera necesidades ficticias (p. ej.: Biohackers, la contaminación transgénica es buena para usted, Silvia Ribeiro http://www.jornada.unam.mx/2013/05/18/economia/023a1eco), afirma que el crecimiento ha devorado la economía y hemos pasado de ser una sociedad con crecimiento a una sociedad de crecimiento. De esta premisa se deriva, según Latouche “una dictadura del mercado en donde los gobiernos ya no deciden”.

Algunos economistas, antropólogos sociales que han percibido la voracidad con la que la economía financiera devora a la economía real a través del desempleo, la crisis en salud, en educación y el aumento del hambre, han adoptado como un paradigma deseable en decrecimiento. Coinciden quienes comparten esta visión, en que mediante todos los cobros que hace la banca, se ha corrompido la economía. Los grandes bancos estafaron a los ciudadanos y reciben millones de dólares como premio. La principal actividad del mercado mundial es la compra de nuestras conciencias. Si tiene éxito en esa tarea, ganará esta batalla y la reorganización será peor que más de lo mismo.

Pero con el sentido de urgencia por detener este proceso depredador generado por el afán de crecimiento económico pugnan por lograr lo contrario: decrecer como fin.

El simplismo de esta lógica resulta también sumamente peligroso. El ejemplo del informe de la SHCP mencionado al principio lo ilustra. Nuestra economía ya está decreciendo, pero lo hace porque el sistema, el modelo capitalista depredador, no funciona; es un decrecimiento empobrecedor.

Serge Latouche ha dicho que es preciso provocar un cambio que, de no producirse nos llevaría directamente al desastre. El decrecimiento sustentable implica poner en marcha una clase de círculo virtuoso. La llave de este círculo  implica el cambio de valores sobre el significado de riqueza, pobreza y bienestar. Habría que replantear el concepto de “éxito económico” desde lo que pregona el sistema educativo, donde la verdadera ganancia económica provenga del bienestar general, no del enriquecimiento de unos a costa de otros. Los gobiernos también deberían cambiar. Se requieren políticas públicas tendientes a privilegiar la generación de riqueza social y a penalizar la extracción de utilidades privadas a costa de la sociedad. La sola mención de estos conceptos debería poner a pensar a más de un candidato ahora que se han iniciado en México las campañas políticas para renovar cientos de alcaldías y varios congresos.

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Twitter: @jlgutierrez


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