Estimado lector, el día de hoy más que hablar de situaciones financieras, o económicas, me gustaría compartirte lo que pienso respecto a varias situaciones sociales y culturales en éste y en otros países. A ese modo de vivir le podemos llamar “la tiranía de la minoría”.
México está convulso, atravesando por situaciones que puede pensarse que llevarían a una desestabilización mayor del país, ahora que las reformas estructurales se están aprobando (por cierto, esperemos que la reforma de telecomunicaciones surta el efecto que todos deseamos y el sector sea ahora sí del todo competitivo), pero analicemos brevemente qué es lo que está sucediendo.
La toma de la rectoría de la UNAM, en donde un puñado de “jóvenes” (que no excede la centena) está pidiendo la restitución de CINCO alumnos expulsados de una preparatoria de la misma UNAM. Estos muchachos que se ignora en este momento si son o no son alumnos, o quién los está manejando, afectaron por lo pronto a más de 300 mil alumnos y profesores de la máxima casa de estudios de nuestro país. ¿En serio? ¿Cómo es posible que sólo 100 afecten a más de 300 mil por un problema de cinco y la autoridad universitaria no haga nada? La tiranía de la minoría que piensa que ha sido afectada, pisoteada y también que tiene que ser escuchada, pero cuando quiere ser escuchada dicha minoría se vuelve intransigente.
Otro ejemplo, Michoacán arde, por el conflicto magisterial, donde los daños a propiedad ajena serán calculados en varios millones de pesos. Si tú o yo estimado lector, tenemos un problema con un vecino y le rompemos con piedras los cristales de la casa, ten por seguro que estaríamos en estos momentos en la cárcel o bien, estaríamos buscando pagar una cuantiosa fianza para poder estar en libertad. Los “maestros” de la CETEG no sólo rompieron cristales, irrumpieron en edificios privados, hicieron añicos mobiliarios y quemaron documentos importantes. Todo porque no se les permitió hacer su santa voluntad. En Michoacán hay aproximadamente 58 mil maestros, de los cuales no todos están en la situación de daño a otros. Se calcula que los maestros que están en rebelión son aproximadamente 2 mil. Y esos 2 mil ya afectaron a 56 mil maestros más, a cerca de 100 mil estudiantes y además desquiciaron un estado que tiene una población cercana a 4 millones 400 mil personas. ¿Cómo es posible que 2 mil personas afecten de manera tan dramática a más de 4 millones de personas? Y lo más grave ¿Por qué no hace nada la autoridad? La tiranía de la mayoría otra vez, ya que como se sienten “agredidos” en sus “luchas conquistadas” con anterioridad, no les importa afectar a la mayoría.
Pues cuidado con estos pensamientos, con esta tiranía. Respeto y profundamente a las personas que tienen diferentes creencias a las mías. A los que tienen una preferencia sexual que puede no ser compatible con mi visión del mundo. A las personas que cuidan de manera especial a todos los animales y están en contra de las corridas de toros, aún cuando a mí me encantan. Pero no estoy de acuerdo con que esas personas que han luchado muchos años para ser escuchadas, ahora se conviertan en tiranos. En que busquen ahora que se prohíban las formas mexicanas de hablar que pudieran utilizarse de forma despectiva pero que también se utilizan como un argot del mismo mexicano, y que la Corte Suprema de Justicia del país esté haciendo que esas minorías se conviertan con fundamento legal en tiranías. La Suprema Corte de Justicia parece ahora un remedo de lo que fue el famoso programa cubano de radio La tremenda Corte. Sólo falta escuchar en el canal de los jueces a Rudecindo y a Tres Patines dirimir sus asuntos personales.
Hay que recordar, que el tirano más grande y odiado del mundo, Adolfo Hitler llegó al poder siendo una minoría. No tenía más que el 15 por ciento de los escaños del congreso alemán. Sólo el 15 por ciento. Pero hacía demasiado ruido, y se le permitió hacer gritar y hasta acusar a los comunistas de un incendio que él mismo provocó, el del Reichstag. Y gracias a eso tomó el poder absoluto de Alemania con las catastróficas consecuencias que ya todos conocemos, estudiamos y seguimos viviendo. El conflicto de las Coreas es herencia del mundo que Hitler nos dejó (y si no lo crees, lector, por favor busca el testamento político de Hitler, y te darás cuenta que el mundo después de él efectivamente así se comportó).
Así que hay que tener mucho cuidado con las minorías. Hay que respetarlas, y darles el MISMO trato que tenemos todos, pero por ningún motivo podemos permitir que se conviertan en una TIRANÍA y que pisoteen los derechos de otras personas. Espero que concuerdes conmigo, estimado lector, y que entonces sí, podamos hablar de un mundo más democrático, igualitario y respetuoso.
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