Antes de continuar con nuestra serie sobre la narcoguerra, permítame informarle que el Foro Constitucional, en proceso de integración por iniciativa de un pequeño grupo de ciudadanos preocupados por difundir gratuitamente el contenido de nuestra Carta Magna está haciendo una atenta invitación para acudir a su primer foro, que tiene el propósito de despejar dudas sobre el manejo de la boleta electoral.
En él, participarán como expositores el ingeniero Ignacio Ruelas Olvera, vocal Ejecutivo del Instituto Federal Electoral (IFE) en Aguascalientes y la experta electoral, la licenciada María del Rosario Pérez Ávila.
Dicho Foro, que se llevará a cabo el próximo jueves 21 a partir de las 18:00 horas (seis de la tarde), en el recientemente inaugurado Ateneo El Encino ubicado en 16 de septiembre 508, entre Leona Vicario y Abasolo, está dedicado en especial a los jóvenes que, habiendo adquirido la ciudadanía por mayoría de edad, ejercerán por vez primera su prerrogativa de ejercer el voto en la jornada electoral del próximo 1 de julio.
El acceso, sin embargo, está abierto para todas aquellas personas que tuviesen dudas acerca de la forma en que deberán interpretar la boleta electoral para darle el uso adecuado y evitar que sea anulada a causa de un error previsible.
Construyendo civilidad forjamos mejores mexicanos.
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Ahora sí, continuamos con el número 62 de nuestra serie Narcoguerra: callejón sin salida. En el número 61 vimos que los países que han invadido nuestro territorio fueron el imperio español de 1492 a 1824, año este último en el que América Latina quedó libre de esas cadenas con la culminación de la campaña bolivariana en la batalla de Ayacucho. Después, el imperio napoleónico invadió a México dos veces en el siglo XIX, sin lograr doblegarnos.
Fuera de estos dos imperios, el único que nos ha embestido militarmente provocándonos serios daños, es el imperio estadounidense: la primera invasión concluyó en 1848 con el despojo de la mitad de nuestro territorio; la segunda en 1914 mediante la violenta ocupación filibustera de Veracruz, con la que pretendía sacar provecho de la confusión revolucionaria; y la tercera en 1916-17, en la que las poderosas fuerzas del famoso general Pershing quedaron en ridículo al demostrar su incapacidad para localizar a Pancho Villa, terminando por retirarse cuando fueron enfrentados por los escolares de Parral, comandados por su maestra.
En la actualidad, ni España ni Francia significan riesgo alguno para nuestra seguridad y ningún gobierno latinoamericano ha tenido la más mínima intención de invadirnos jamás; por el contrario, el pueblo mexicano puede enorgullecerse de contar con el gran afecto y consideración de todos nuestros pueblos hermanos.
Por otra parte, difícilmente alguna potencia extracontinental se atrevería a amenazarnos porque saben que para Estados Unidos, considera necesarios los recursos de América Latina para preservar su seguridad nacional, no la nuestra.
Así pues, el único gobierno permanentemente interesado en controlarnos de manera abierta o subrepticia -frecuentemente solapada por funcionarios traidores a la patria- es el de Estados Unidos; de ello dan cuenta cotidiana los más importantes medios de información nacional e internacional.
Y, si el imperio decidiera invadirnos militarmente como ya lo ha insinuado la secretaria de Estado, Hilary Clinton, con el argumento de que al estar perdiendo la guerra contra el narcoterrorismo, México es un Estado fallido, que se está convirtiendo en un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos ¿Quién detendría una invasión de la potencia más poderosa del planeta? ¿La Ley de Seguridad Nacional de Fox? ¿El Ejército Mexicano? ¡Absurdo!
Las únicas fuerzas capaces de detener la insaciable ambición imperial de Estados Unidos son la fuerza de la razón y la fuerza moral, que están claramente establecidas en la Doctrina Internacional de la Revolución Mexicana: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de las controversias y la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza, entre otras.
La vocación pacifista de México es una de las cualidades que más prestigio le dieron en el mundo entero desde 1917 hasta 1982 y es la que le hará recuperar su dignidad y soberanía.
Para utilizar los mismos términos de la Ley de Seguridad Nacional -copiada de la estadounidense por Fox hace siete años- siendo Estados Unidos el único “Estado(s) o sujeto(s) de derecho internacional” que desde hace más de siglo y medio ha sido y sigue siendo una amenaza para nuestra “integridad, estabilidad y permanencia”, resulta de la mayor incongruencia -por no utilizar un calificativo más grueso- que con esa ley escudada en el pretexto del narcotráfico -invento también estadounidense- en lugar de protegernos de las acechanzas imperiales nos involucremos, inconstitucionalmente, en su lógica militarista que lo único que facilita es nuestro sometimiento, al propiciar la ruptura del equilibrio de los poderes del Estado.
(Continuará)
Aguascalientes, México, América Latina
