Durante el siglo XX, era normal que los jóvenes abandonaran el hogar tan pronto como se tenían medios para conformar su propia familia. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de la Juventud (2010) y del INEGI, sólo uno de cada cuatro jóvenes de entre los 12 y 29 años encuestados, habían realizado la transición de salida de sus hogares paternos, 20 por ciento de los hombres y 30 por ciento de las mujeres. Una década antes (año 2000) ya lo había realizado el 40 por ciento, lo que significa que la transición de salida se está practicando un 60 por ciento menos que al inicio del siglo XXI, y todo hace suponer que este porcentaje tiende ahora a ser mayor, particularmente entre los varones.
Conforme aumenta la edad de los jóvenes también aumenta el porcentaje de unidos y casados. Después de los 25 años la mitad de los jóvenes vive con su pareja. De ese total, un tercio ya había tenido algún tipo de unión previo a su salida del hogar paterno: 43 por ciento de mujeres contra 28 por ciento de los hombres.
Una tercera parte de los jóvenes entre los 14 y los 29 años sólo estudia por otro tercio que solamente trabaja. El tercio restante estudia y trabaja (11 por ciento) o bien, no practica ninguna de las dos actividades (11 por ciento), aunque también las hay, sobre todo mujeres, que apoyan las labores domésticas y el cuidado de la familia (13 por ciento). Aguascalientes figura entre las cinco entidades con mayor proporción de jóvenes inactivos, junto con cuatro entidades norteñas: Sinaloa, Nuevo León, Coahuila y Durango.
Los jóvenes entre 20 y 29 años señalan como el principal motivo para salir de su casa el deseo de ser independiente y los deseos de formar una familia. Antes de los 19 años el principal motivo para salir de casa es estudiar.
Más de la mitad de los jóvenes que decidieron vivir solos fueron motivados principalmente por el objetivo de formar una familia (31.5 por ciento) o por el deseo de ser independiente (21.8 por ciento). El estudio y el trabajo son también motivos importantes para salir del hogar de origen.
En mayor medida (60.7 por ciento) los hombres viven con ambos padres que las mujeres, mientras que éstas viven con su pareja en mayor proporción.
Según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, los jóvenes menores a 19 años que comparten residencia con ambos padres es mayoritaria. Conforme aumenta la edad de los jóvenes disminuye la frecuencia de este tipo de arreglo y crece el número de hogares conducidos por los propios jóvenes: los jóvenes entre 20 y 29 años que han iniciado una vida independiente con su pareja, representan casi el 30 por ciento de dicho grupo etario. Pocos jóvenes eligen vivir solos.
Los arreglos familiares de los jóvenes se caracterizan por el predominio de las relaciones familiares: la mayoría de los jóvenes vive con ambos padres; en importancia le siguen los arreglos residenciales sólo con el padre o la madre y quienes han formado su propia familia. Pero no todos los hijos se van cuando se casan, el 40 por ciento de los hombres y el 27 por ciento de las mujeres permanecen en el hogar aun después de unirse en pareja.
Los jóvenes son poco emprendedores. En el siglo pasado, era muy bien visto tener su propio negocio, en oposición a ser “empleado”. Ahora únicamente uno de cada 10 lo busca y es un impulso más femenino que masculino. A la mayoría les gustaría ser empleados. Por lo general, el primer empleo se consigue mientras se habita en el hogar paterno, y son los hombres quienes se insertan en mayor medida: 70 por ciento contra 60 por ciento de las mujeres.
Vivir en un ambiente restrictivo acelera la salida del hogar, cada aumento en el índice de prohibiciones triplica y casi cuadruplica la probabilidad de dejar el hogar para hijos e hijas, respectivamente. En el sentido inverso, una buena comunicación con los padres retrasa la salida del hogar. Cada aumento del índice de comunicación, provoca una disminución en los riesgos relativos de dejar la casa vía unión, o no unión tanto para la población masculina como para la femenina.
La emancipación tardía se está generalizando en el planeta. Hasta nueve de cada 10 jóvenes varones y ocho de cada 10 mujeres veinteañeras viven con sus padres en países como Bélgica, Italia y España. Más de la mitad de los muchachos continúa en el hogar paterno a los 25 años en Italia y España; y un tercio de las muchachas de la misma edad. Incluso uno de cada cuatro hombres en países como Portugal, Italia y España continúa en casa de sus padres a los 30 años, por una de cada cinco mujeres.
La continuación de los estudios y la falta de oportunidades laborales son esgrimidas como argumentos para permanecer en el hogar paterno, amén de que las familias cuentan con pocos hijos, y prefieren tenerlos por más tiempo. También está el hecho de interesarse poco por formar otra familia y tomar la carga de nuevas responsabilidades, lo que obra en contra del crecimiento demográfico futuro.