La evolución de la tecnología de cómputo ha traído aparejada una carrera por diseñar y desarrollar dispositivos que puedan realizar su función con un mínimo de intervención humana en su regulación. Hoy día están en desarrollo pruebas de pilotos automáticos de automóviles, que pueden transitar en medio de ambientes urbanos, sin que se requiera del gobierno de una persona para su desplazamiento, si bien esto es relativamente antiguo en la aeronáutica, la complejidad del ambiente urbano vehicular hace de este desarrollo tecnológico algo digno de atención. La domótica propone hogares inteligentes (integración de la tecnología en el diseño inteligente de un recinto cerrado, 1), espacios habitacionales donde la tecnología regule el desempeño de distintos enseres y mecanismos, para brindar bienestar a los habitantes. Puede que sea de más citar al lugar común que habla de los teléfonos inteligentes, los controvertidos smartphones, que nos hacen pensar en que más que herramientas inteligentes, urge contar con seres humanos con tal atributo.
La primera reflexión viene asociada a lo que se le pueda llamar inteligente. Por mucho tiempo se consideró que el ser humano era el único ser racional en el planeta, y con ello, el reservarse la exclusividad de desplegar conductas inteligentes. El desarrollo de la observación de otras formas de vida ha llevado a mantener abierta la discusión de si esa exclusividad es sostenible y ha demandado ir sofisticando la definición de conducta inteligente, para poder hacer un deslinde entre la inteligencia humana y la inteligencia animal.
Desde la perspectiva tecnológica, se suele calificar como inteligente a un dispositivo o un sistema de dispositivos si este conjunto cuenta con un grado de autonomía para modificar el desempeño de un mecanismo, un aparato o un sistema de aparatos que realizan una función. Ejemplificando lo dicho, un automóvil puede ser inteligente, si cuenta con un elemento que esté atento al funcionamiento del motor y cuando perciba que uno de sus componentes está trabajando en condiciones que lo puedan dañar, provoca que el motor se detenga e impida el daño grave del mismo; una versión piloto de algunos autobuses propone un mecanismo inteligente que perciba si el chofer se está durmiendo mientras conduce, y si es el caso, enviar un estímulo para despertarlo, en algunos casos es una descarga eléctrica de baja intensidad, si persiste la somnolencia del operador humano, entonces el autobús terminaría apagando el motor. Como se puede colegir, los grados de inteligencia son varios y diversos, puede ser tan elemental como habilitar un mecanismo que al percibir la llegada de los empleados a la oficina, active la preparación del café, hasta los sofisticados agentes informáticos que supervisan las transacciones bancarias y activan alertas cuando reconocen operaciones que pueden ser fraudulentas.
El componente que aporta la inteligencia a un aparato determinado es un circuito electrónico que sea capaz de vigilar una variable relevante (puede ser la hora, la temperatura, movimiento, entre muchas otras) cuyos cambios lleven a la necesidad de enviar una señal que inicie una serie de acciones por parte del aparato en cuestión para que se alcance un objetivo determinado, sea mantener las condiciones operativas del aparato, modificar las actividades para provocar un producto o un servicio o suspender el funcionamiento del aparato en beneficio del mismo o del desempeño del sistema en el que está integrado.
En el número 92 de la revista ERCIM News (2) se aborda el tema de sistemas energéticos inteligentes (Smart Energy Systems). En este número se habla de medios para proveer de energía a hogares, industria, mecanismos y sistemas de su abasto para actuar. Estos sistemas inteligentes de alimentación, optarán por los suministros más pertinentes, dando prioridad a fuentes amigables con el ambiente: energía solar, eólica entre otras opciones, para atender las demandas de consumo y estará atento a que éste sea responsable, apagando luces que no son necesarias, por poner un ejemplo, apagando oportunamente aires acondicionados, reportando eficiencias de consumo como posibles acciones que sean sustentables. Una parte fundamental de estos sistemas energéticos inteligentes es la red inteligente, o “Smart grid”, que es un componente tecnológico que usa la gente para contar con sistemas de distribución de electricidad controlados de manera automática y remota por medio de una computadora (“generally refers to a class of technology people are using to bring utility electricity delivery systems into the 21st century, using computer-based remote control and automation”,3).
El cerebro tecnológico, como se puede elucidar sin grandes esfuerzos es una computadora. Se instala en el dispositivo inteligente un procesador que es alimentado por uno o varios sensores y cuenta con puertos para enviar señales a los componentes que actúen en consecuencia a la información proporcionada por los sensores, conforme a las reglas de operación contenidas en un circuito de memoria que le sirvan de parámetros para intervenir. Los tecnólogos se dedican a perfeccionar los sensores para poder diversificar las condiciones a las cuales se puede reaccionar (cambio de posición del dispositivo, falta de contacto de la llanta con la carretera, sentidos autorizados para circular en una calle), a desarrollar actuadores que amplíen la gama de conductas que se puedan automatizar y a diseñar e instrumentar los procesadores que permitan programar conductas que exploten mejores sensores y actuadores, y en consecuencia, el periférico sea cada vez más smart, más inteligente.
Una crítica a la posible evolución de esta tecnología se expresa en la película Juegos de Guerra, en la que una computadora de la defensa norteamericana se ve activada por un hacker juvenil que piensa que está en un servidor de juegos para computadora. La computadora inicia una secuencia para lanzar misiles nucleares contra enemigos de los EEUU y provocar con ello la devastadora y definitiva guerra nuclear global. En la película, la computadora es tan inteligente que termina razonando la inviabilidad de su decisión y la abandona. Es una película interesante que sirve como punto de partida para reflexionar sobre las implicaciones de un mundo gobernado por aparatos inteligentes.
La justificación de la tecnología inteligente radica en que se otorgará a la persona liberada de operaciones rutinarias y desgastantes del tiempo y los medios para cultivar sus competencias intelectuales superiores y con ello, mantener una inteligencia muchas veces superior a todas las formas, artificiales o naturales de ese atributo, donde incluso una inteligencia moral, cualquier cosa que eso sea, se manifiesta para encaminarnos a un mundo equitativo e idílico. Lo cierto es que con la presencia o no de esta tecnología, hay que estimular el desarrollo de nuestras aptitudes intelectuales y aprender a usar con racionalidad la tecnología a nuestro alcance.
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Dom%C3%B3tica
(2) http://ercim-news.ercim.eu/en92
(3) http://energy.gov/oe/technology-development/smart-grid