Posible conspiración de Echeverría para asesinar a López Portillo preocupó a EU - LJA Aguascalientes
25/11/2024

Blanche Petrich

Periódico La Jornada

Pensando lo impensable. Así tituló el embajador de Estados Unidos en México Joseph John Jova el despacho que envió el 6 de agosto de 1976 –hace ya 37 años– al entonces secretario de Estado Henry Kissinger. Alertaba: Crecen los rumores de que el presidente Luis Echeverría podría estar conspirando para asesinar al presidente electo José López Portillo para poder extender su periodo en el poder.

Esos rumores que había empezado a escuchar en sobremesas y cocteles, posiblemente también en los clubes de golf que frecuentaba el diplomático, provenían principalmente de hombres de negocios pertenecientes al círculo cercano de quien fue el sucesor de Echeverría. Refiere que empezó a escuchar estas versiones apenas resultó destapado López Portillo, en septiembre del año anterior. Pero una vez electo, el círculo de la rumorología se ampliaba y las preocupaciones por un suceso así empezaban a alcanzar a la academia y el mundo de la intelectualidad. Cada vez son más frecuentes las versiones y temores en este sentido, afirma Jova en ese texto.

Seguimos considerando que los rumores son meros síntomas de la suspicacia con la que los mexicanos perciben al presidente, más que avisos concretos. Sin embargo, son lo suficientemente consistentes como para sustentar la especulación que expongo en este informe con el fin de definir un escenario posible y sus implicaciones para el gobierno de Estados Unidos.

Un año antes, en Estados Unidos, el presidente Gerald Ford había sufrido dos fallidos atentados, uno el 5 de septiembre de 1975, en Sacramento, y otro 17 días después, en San Francisco. Estas acciones dirigidas contra el mandatario que asumió la derrota de Estados Unidos en Vietnam y concedió el perdón a Richard Nixon por el escándalo del Watergate quizá pesarían en el ánimo del diplomático Jova, predispuesto a considerar seriamente la posibilidad de un atentado similar en México, impensable, como dice él, pero digno de considerarlo como hipótesis.

En el cable diplomático clasificado en su momento como secreto, Jova agrega, incluso, los comentarios sobre cómo podría ser el modus operandi del supuesto atentado, según esta conjetura: Echeverría y un selecto grupo de militares montarían un complot que, en última instancia, podría incluso salpicar a la CIA (agencia de inteligencia estadunidense). La Liga 23 de Septiembre sería el chivo expiatorio de la acción.

Consentimiento de los militares

Según el escenario hipotético que construye el embajador, el momento ideal para el asesinato sería después del primero de septiembre, día del último informe presidencial de Echeverría. Y el complot contaría con el consentimiento de los militares de mayor rango, leales al presidente, el liderazgo del PRI, propiedad de Echeverría, y el zar del movimiento sindical Fidel Velázquez.

Quizá para calmar la inquietud que un panorama así podría provocar entre sus superiores en el Departamento de Estado, Jova –fallecido en 1993, a los 77 años, cuando ya se había retirado del servicio exterior– aclara en la conclusión de su despacho: En este reporte hemos dado rienda suelta a la imaginación especulativa. No tenemos, repito, ninguna razón concreta para creer que este escenario esté en el horizonte. Pero la insistencia de los rumores nos lleva a, por lo menos, pensar en lo impensable y compartirlo con el Departamento de Estado.


En su origen fue un telegrama clasificado como secreto, archivado posteriormente como microfilm y desclasificado el 4 de mayo de 2006. Forma parte de los poco más de 3 mil 100 cables procedentes de la embajada de Estados Unidos en México, dentro del universo de un millón 700 mil despachos de los años de la diplomacia de Kissinger y que esta semana fueron puestos en la red por Wikileaks en un archivo accesible y fácilmente navegable, en la Biblioteca Pública de Diplomacia Estadunidense.

Es posible que no se hayan rescatado todos los cables que se emitieron sobre este tema en aquellas fechas, en los llamados cables Kissinger, ya que existe una entrada fechada unos meses antes, 25 de junio de 1976 con la serie 1978MEXICO10067_b, que se refiere, según su título, a una denuncia de Echeverría de presiones de Estados Unidos contra López Portillo. Sin embargo, el texto del telegrama original no está disponible.

Cosío Villegas y la ambición de LEA

Jova cita extensamente un artículo póstumo de Daniel Cosío Villegas para sustentar su conjetura y explicar el ambiente político de la época. Recuerda que la revista Plural, donde se publicó dicho artículo, fue “una de las bajas provocadas por el golpe de Echeverría a Excélsior” y que ambas publicaciones representaban, aunque en ocasiones furiosas, lo mejor de la por lo general obsecuente prensa mexicana.

En la última edición que salió a la luz, la revista editada por Octavio Paz y dirigida por los mismos intelectuales que salieron de Excélsior con Julio Scherer se convirtió, a decir de Jova, en un número de colección, ya que en su texto póstumo, Cosío Villegas, prominente historiador y diplomático, abordó explícitamente un tema que en el México de aquellos años sólo se menciona soterradamente entre amigos cercanos: la intención del presidente de conservar el poder más allá del término de su sexenio.

El escrito de Cossío, entregado a Plural poco antes de su muerte en marzo de 1976, sostiene que Echeverría había operado para mantener el control sobre un 70 por ciento de su autoridad después de su salida de la Presidencia, rodeando a López Portillo con sus asesores más cercanos y copando el Poder Legislativo con sus seguidores en la mayoría de los escaños. Con estos indicios a la vista, Jova recoge una ominosa predicción de Cosío –si llega a ocurrir algo grotesco e inesperado– para sostener su propia hipótesis del complot.

Ese es el temor que hemos escuchado cada vez con mayor frecuencia en las últimas semanas: de que JLP pueda ser asesinado antes de que tome posesión. Incluso menciona que dos semanas antes del envío de este cable, circuló un rumor de que habían disparado contra López Portillo.

Precisa el embajador: Aunque la mayor parte de estos rumores se han originado entre empresarios, un sector proclive a creer que Echeverría sí es capaz de matar a su sucesor, últimamente hemos escuchado expresiones de preocupación entre los académicos.

Jova se explica la persistencia de estos rumores como el síntoma de un clima político en el que Echeverría es visto con recelo por muchos mexicanos, más que como un indicio de que algo así pueda suceder.

Pero justifica su decisión de abordar el tema en este despacho dados los antecedentes históricos –los atentados contra Obregón, un cuñado de Ávila Camacho y Madrazo, y también porque para Estados Unidos las consecuencias de un evento así serían profundas.

En el marco de esta hipótesis, Jova también se explaya en especular sobre lo que sucedería después. Menciona lo previsto en el artículo 85 de la Constitución en caso de que el presidente electo no se presente el día de la toma de posesión. En esa situación, sería nominado un presidente interino mientras se realizan, en un plazo de entre 14 y 18 meses, nuevas elecciones.

Siguiendo este hilo de su conjetura, el embajador estima que el supuesto asesinato ocurriría después del primero de septiembre y que el interino podría ser seleccionado entre las tres fichas de Echeverría: Hugo Cervantes del Río, Augusto Gómez Villanueva y Porfirio Muñoz Ledo, lo que le permitiría al presidente mantener el poder a través de alguien más maleable que López Portillo. Esto sería posible porque, en definitiva, asienta Jova, el Congreso mexicano lleva impreso el sello de Echeverría, incluso la legislatura recién electa.

Esta especulación le lleva a otra: que los legisladores, incondicionales, podrían modificar la Constitución para ampliar el término de Echeverría en la Presidencia más allá del periodo legal.

En ese ejercicio hipotético, el cable también menciona la posibilidad de que una crisis política de esa magnitud afectara de manera severa la economía, lo que, en su opinión, no inhibiría a Echeverría de llevar a cabo su plan, ya que frente a esa crisis se invocaría la lealtad de la familia revolucionaria, de la cual no está exento el sector privado, que tendría que plegarse ante los hechos consumados para restablecer la confianza.

Ya que el chivo expiatorio más plausible sería la Liga 23 de Septiembre, Estados Unidos terminaría por quedar salpicado si algo le llegara a ocurrir a López Portillo, según Jova, ya que el propio Echeverría ha expresado anteriormente que este grupo es controlado por fuerzas reaccionarias del interior y extranjeras, léase CIA.

En suma, un ejercicio de imaginación en el que, quizá sin pretenderlo, el representante de Washington en México reconstruía el volátil ambiente que marcó el paso del sexenio echeverrista al lopezportillista.

Enlaces:

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks


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