Escritura automática / The Insolence of Office - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Una y otra vez me topo con textos que, supuestamente, fueron escritos para dialogar con una determinada obra o un determinado artista. Muchos de ellos, lamentablemente, no se entienden, no dicen nada, no tienen ni pies ni cabeza. He visto a filósofos y a escritores, a estudiantes y a doctores, repetir esta práctica. (Digo “visto” porque pareciera que sus párrafos no piden ser leídos). Veamos un par de citas que me invento ahora mismo para demostrar la facilidad con la que se escribe y que bien pudieran formar parte del discurso de una exhibición en un museo.

Para hablar de la obra: “La obra del artista nos sumerge en un mar elocuente de reflexiones que nos colocan inmersos en una disyuntiva epocal. En esta exposición encontraremos -y nos encontraremos- un ser -que es el nuestro- transmutado en una explosión cromática de proporciones carnavalescas (Bajtín). El artista, pues, propone un novedoso encuentro entre lo soñado y lo no soñado. Lo uno y lo otro.”

Para hablar del artista: “Indudablemente, Juan Pérez nos mete en su imaginario repleto de imágenes imaginarias. Propone que el arte es libertad, que el arte es transformar. Pérez, de 25 años de edad, está en el punto más maduro de su larga carrera. Quien conozca un poco de su trayectoria, sabrá que Pérez no se limita a ser artista, también es chef, músico, novelista. Figura multidisciplinaria. Justamente esa multidisciplinariedad le provoca transgredir las reglas del arte. Pérez es la voz de su generación Z.”

Esta clase de textos logran un montón de cosas al mismo tiempo: que el escritor se exhiba como un improvisado; que el artista se exhiba como un superman que todo lo puede; que la obra se exhiba como una parque de diversiones.

Pero acaso lo más divertido de todo sea que el proceso se caricaturiza y se convierte en un meme: Artybollocks generator (artybollocks.com), 500 letters (500letters.org/form_15.php). Siguiendo esta misma línea, hace no mucho, en redes sociales se compartió una imagen en cuyo título se leía “¡Eh, Artista Contemporáneo! ¿Aún no sabes cómo explicar tu obra? ¡Tranquilo, te lo ponemos fácil con esta guía rápida para explicar tu obra en cinco pequeños pasos!”. Este generador de frases huecas es una joyita: Se compone de cinco columnas. En cada una hay seis elementos. Una vez que se escoge uno de ellos, se pasa a la siguiente y, nuevamente, se selecciona otro. Así sucesivamente hasta llegar a la quinta. Va un ejemplo: “Una reflexión sobre… los contrastes… limítrofes… de la individualidad… hipersensorial”. El resultado es cómico porque el propósito es ése. El caso contrario es cuando se escriben esas tonterías con la intención de guardar respeto por el artista, por la obra y por el lector.

Me parece que la explicación es sencilla: se confunden dos escenarios: el formal y el informal.

Cuando hablamos sobre obras de arte, en una conversación informal, es bastante común expresarnos de manera impresionista. Supongamos que hay varias personas tomando café y una de ellas comienza a compartir su opinión sobre la última novela que leyó. Durante su charla, seguramente, pronunciará algunas de las siguientes palabras: “aburrida”, “chida”, “increíble”, “estupenda”, “fascinante”, “tediosa”, etc. Más allá de si alguien del resto de los tertulianos pregunta por qué, todos entenderán a qué se refiere (no se necesita ser tan creativo con los amigos). Esto cambia cuando nos expresamos por escrito y publicamos nuestra opinión. En resumen: para hablar, de manera informal, cualquiera; para escribir, de manera formal, pocos.

Parece que estos escritores guardan una tremenda devoción por Tristan Tzara. Recordemos aquel manifiesto donde, a manera de instructivo, se muestran los pasos que hay que seguir para escribir un poema dadaísta: “Coja un periódico./ Coja unas tijeras./ Escoja […] un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema./ […] Recorte […] cada una de las palabras […] y métalas en una bolsa./ […] Ahora saque cada recorte uno tras otro./ Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa./ El poema se parecerá a usted./ Y es usted un escritor […] de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida por el vulgo.” En su momento esto era novedoso y, también, una violenta crítica al proceso creativo de los poetas (entre otros detalles). Hoy es un meme. Parece que la tendencia, cuando se escriben textos sobre los artos plastos, sea privilegiar al inconsciente al servicio de la ininteligibilidad.


 

Twitter: @jorge_terrones


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