Moscú, Rusia. 22 de marzo de 2013. Horas antes de que el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, aterrice en la capital rusa, El Diario del Pueblo, órgano informativo del Partido Comunista chino, informa que el país asiático acordó comprar 24 aviones cazabombarderos Su-35 y cuatro submarinos Lada a la Federación Rusa. El cotidiano anuncia que “es la mayor adquisición de armamento ruso por parte de China en una década”.
El objetivo del presente artículo es explicar la importancia de una serie de reuniones ocurridas entre las llamadas “naciones emergentes” –principalmente Rusia y China- y la respuesta, por parte de los Estados Unidos y sus aliados, a dichos cenáculos.
Durante una conferencia de prensa conjunta, Xi y el presidente ruso, Vladimir Putin, condenaron el despliegue del sistema anti-balístico estadounidense en Alaska. Además, se refirieron a las “potencias perdedoras” de la Segunda Guerra Mundial -Léase Japón-. En lo que fue interpretado como un mensaje de apoyo implícito por parte de Rusia a China debido a las disputas que sostiene el coloso asiático con el País del Sol Naciente. El líder chino respondió al halago moscovita afirmando que las relaciones sino-rusas “garantizan el equilibrio en el mundo”.
Continuando con el galanteo diplomático, el 23 de marzo Xi se convirtió en el primer dignatario extranjero en visitar el centro de operaciones de las Fuerzas Armadas rusas, donde se monitorea la situación en aire, tierra, mar y el espacio sideral. Este singular honor se puede explicar debido a que Rusia percibe la expansión de la OTAN como una maniobra agresiva en Europa Oriental.
Por su parte, China resiente el “pivote” yanqui en Asia y el apoyo proporcionado por Washington a Japón, las Filipinas y Vietnam. Esto hace que Moscú y Beijing tengan un enorme interés en contrapesar la creciente presencia militar estadounidense en sus respectivas áreas de influencia.
Asimismo, para el analista geopolítico William Engdahl “China necesita a Rusia, porque China carece de ciertas cosas que Rusia tiene, no sólo materias primas, carece del know-how científico. La erudición rusa estuvo a la par de Occidente durante la Guerra Fría” (Russia Today 24/03/13).
Rusia es un enorme país, rico en recursos naturales y relativamente despoblado. Por otra parte, los centros urbanos de China se están expandiendo rápidamente –los cuales cuentan con una clase media de 400 millones de personas- y tienen un apetito voraz por los recursos naturales y el conocimiento científico de Rusia.
Finalmente, 30 acuerdos comerciales fueron suscritos entre Rusia y China. Este hecho hizo que Putin declarara que “podemos decir que esta es una visita histórica con resultados positivos”. (Asia Times 26/03/13).
Mientras tanto, hoy 26 de marzo, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se reunieron en la ciudad sudafricana de Durban. Los llamados “países emergentes” acordaron crear su propia agencia de calificación –en un intento por romper el yugo de las agencias calificadoras estadounidenses-, explorar la posibilidad de crear un Banco de Desarrollo –en el cual el Banco Mundial no tendría injerencia- y comerciar en sus propias monedas –incluyendo un yuan convertible global- para así terminar con la hegemonía del dólar estadounidense.
Destilando triunfalismo, Vladimir Putin, el genio de la geopolítica de inicios del siglo XXI, declaró su deseo de transformar a los BRICS en “un mecanismo estratégico de cooperación que nos permita solucionar los asuntos clave de la política mundial”.
Los BRICS se sienten engallados, pues el Reporte de Desarrollo Humano 2013 de las Naciones Unidas dice que “por primer vez en 150 años, la producción combinada de Brasil, China e India equivale al Producto Interno Bruto del Norte industrializado”.
Tratando de atemperar el optimismo proveniente de Sudáfrica, el ministro de Defensa uruguayo, Eleuterio Fernández Huidobro, dijo que “la próxima guerra mundial será por los recursos naturales y nosotros tenemos recursos en abundancia en América del Sur. Tenemos que prepararnos para defendernos”. Además, agregó que las Islas Malvinas, bajo el dominio del Reino Unido, son “una base militar de la OTAN” (Mercopress 25/03/13).
Quizás el uruguayo se refería a que, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Mayores de los Estados Unidos y el Reino Unido se reunieron en Washington, el 25 de marzo, para discutir “la estrategia a largo plazo y el impacto de los recortes presupuestales” (DefenseNews 23/03/13).
Una cosa es cierta: El Norte -los Estados Unidos y la Unión Europea- no dejará que los BRICS lo suplanten en la conducción de los asuntos globales tan fácilmente.
Aide-Mémoire.- Europa se cae a pedacitos.