El buen sazón del mexicano / Guía para adoptar un mexicano - LJA Aguascalientes
23/12/2024

Si entre sus prácticas culinarias está la antropofagia o si siente que la enfermedad del zombie devorador de tacos de tripas y de sesos y de taqueros está a punto de hacer eclosión en su cuerpo, una opción harto recomendable es adoptar un mexicano –tiernito, claro, ya pelagartones y curtidos no sirven– para prepararlo con sosiego y fuego lento para elaborar uno o varios platillos dignos del paladar de cualquier gourmet caníbal –de Lecter, por ejemplo–. Socialmente sigue siendo una práctica poco aceptada, los prejuicios y las buenas conciencias continúan viendo a los caníbales como unos inadaptados tan abominables y repugnantes como los travestis, los emos o los reguetoneros; legalmente es una práctica sancionada, aunque dudo que a estas fechas haya leyes explícitas al respecto, supongo que las de La Colonia siguen vigentes y son bastantemente más severas en sus castigos que las actuales. A pesar de los estigmas, si usted es de esos que salivan por los tuétanos de sus congéneres, siente un deseo voraz por engullirse unos buenos perniles de alguna regordeta, a la hora del chuchuluco, por las tardes, siempre le apetecen las vísceras del vecino, constantemente se descubre viendo con ojos febriles los ojos de los demás o simplemente quiere dejar las simulaciones de clóset del canibalismo cristiano –ya sabe, el cuerpo y la sangre, amén– y satisfacer una morbosa curiosidad honesta y entrarle de lleno al conciudadano, al camarada, al desconocido, hincarles el diente, pues, entonces va, por única ocasión, esta Guía para cocinar un mexicano para orientarlo por las aguas bravas y profundas del canibalismo y del arte culinario y ayudarle a que su paladar llegue a feliz puerto, como ha tiempo hicieran James Cooked en el archipiélago hawaiano o John Thompson en el neozelandés, el apellido de este último no da entrada para el chistorete facilón, ni modo.

Antes de empezar a cocinar, asegúrese de que todo esté listo y a la mano: ¿conoce la receta al dedillo o ya la leyó bien?, ¿cuenta con todos los ingredientes?, ¿ya tiene un mexicano en casa, en la alacena o en el refrigerador?, ¿tiene todos los utensilios que necesitará?, ¿ollas de acero y de barro?, ¿palitas de madera, cucharas, cucharones?, ¿sierra eléctrica, machete?, ¿su ingrediente principal –un mexicano– es dúctil o belicoso?, ¿ya habló con ella o él?, ¿aceptó ser comido?, ¿ya le ablandó las carnes y el espíritu?, ¿ya calculó el tiempo que le tomará cocinar a su mexicano de tal modo que pueda servir el o los platillos en el momento justo –sin hacer esperar a los comensales y antes de que la policía aguafiestas arruine el festín–?

Si contestó a estas preguntas sin titubear y de manera precisa, entonces está listo para cocinar un mexicano; ahora podemos empezar, pues, éstas son nuestras sugerencias.

Primer tiempo: se recomienda comenzar con un abanico de antojitos mexicanos varios, en porciones pequeñas, para degustar los diferentes sazones regionales y callejeriles. Deditos rellenos de queso y elote, cueritos en escabeche de oreja, trompa y nariz, pastel azteca –que puede precisar según la región de origen del mexicano que le haya tocado en suerte–, codos asados rellenos de chícharos, tamalitos verdes y rojos, morenos o güeros, sopes de nuca, hojuelas de párpados salteadas con rajitas de chile poblano, enchiladas antropocéntricas con papitas periféricas y lechuga a horcajadas, tacos al pastor, al albañil o al profesionista, según el sector económico de su ingrediente principal.

Segundo tiempo: para el plato fuerte, se propone lo siguiente: chamorros depilados y mechados en salsa de mostaza, mexicano relleno de chile –o al revés–, mamas en mole de olla, lomo borracho –si el ingrediente es del occidente o del norte del país, se tendrán mejores resultados, pues esos especímenes se caracterizan por su abundancia de dorso y de alcohol en la sangre–, costillas de “cerdo” o de “vaca” a la barbecue, si el ingrediente es generoso en tejido adiposo, si no, serán de “cabrito” (también sabrosas, pero diferentes), o también se pueden preparar con los cortes menos gourmet, como el aguayón o la espaldilla, albóndigas y picadillos varios que siempre gustan tanto.

Tercer tiempo: para finalizar el convite, se sugieren los siguientes postres: empanaditas de mermelada de iris y tejocotes, poros en almíbar, gelatina suprarrenal con rompope, meniscos garapiñados, flan de cogote y nuez bañado con cajeta o nudillos flameados y espolvoreados con canela, pasas y cabellos caramelizados. ¡Buen provecho!

Preguntas frecuentes: ¿El mexicano es apetitoso? Sí. ¿El mexicano es nutritivo? No. ¿El mexicano es digestivo? Depende.

 

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