Hoy es el día internacional de las mujeres. Indiscutiblemente estamos todos a favor de ellas. Lo dice Arjona en sus canciones y lo repiten todos aquéllos que en ellas encuentran una inspiración que evoca la belleza. No debemos violentarlas. Debemos cuidarlas como al tesoro más preciado que tiene una sociedad.
Existen muchas formas de ejercer la violencia contra las mujeres, contra el sexo femenino. Pero una de ellas, quizás la más arbitraria, es la que se comete cuando se les obliga a producirse un aborto, lo que se traduce en daños a la salud, que van desde leves o hasta la muerte misma.
Las estadísticas no mienten: investigadores de lugares como Dublín, Chile y Estados Unidos, revelan que los niveles de salud de mujeres y la morbilidad materna son menores en países donde la práctica del aborto está penada o no legalizada. De hecho, para proveerles de un mejor ejercicio de sus derechos, herramientas como la educación desde niñas, mejoras en los contextos de servicios básicos en el hogar y una serie de seguridades médicas, son alternativas para proveerlas de mejor calidad de vida. El aborto no.
Para hablar del tema, me remito a las conclusiones de la 57 conferencia sobre “Políticas públicas para reducir la mortalidad materna, una visión holística”, realizada en el marco de la sesión de la Comisión sobre el estatus jurídico y social de las mujeres de la ONU, una de las conclusiones fue que si el argumento de elevar los niveles de salud materna y reducir al máximo las tasas de mortalidad materna, son reales, el aborto no debe ser considerado como una política de salud pública, ni su legalización como una medida en beneficio de la mujer embarazada. Para ejemplos Irlanda, considerado el país más seguro para la salud de las mujeres embarazadas, sin tener que recurrir al aborto, de acuerdo a la ONU y a la Organización Mundial de la Salud. Este país prohibió todo tipo de aborto desde 1983 y su tasa de mortalidad materna ha reducido casi a cero, a diferencia de su vecino, el Reino Unido, donde está legalizada la práctica del aborto y, contrariamente, se observa un aumento continuo de los índices de mortalidad materna. Así mismo, tal como se reveló en ese encuentro, actualmente Irlanda promueve en Sudán, alternativas para un sano embarazo —la ocupación más importante de la sociedad— dando servicios de ambulancia, servicios neonatales, y equipamiento médico a hospitales, en lugar de promover los abortos.
Se reveló también que mientras en Irlanda la mortalidad materna es de ocho por cada 100 mil nacidos vivos, los Estados Unidos tienen una tasa tres veces superior de más 24 por cada 100 mil y en Sudán llega hasta 75 por cada 100 mil nacidos vivos.
Por otro lado, en la misma reunión, celebrada en Nueva York, se desenmascaró el típico conflicto —promovido por los abortistas— sobre los casos de aborto legal en casos de enfermedad o riesgo para la madre o el bebé. En ese sentido, se dejó en claro que es necesario entender las circunstancias particulares de un embarazo así, para llevarlo desde un punto de vista científico y médico, antes que ideológico. “La salud de la madre y la del bebé no deben ser vistas como un conflicto” aseveró la Doctora Monique Chireau de la división de Investigación Clínica y epidemiológica de la Universidad de Duke Carolina del Norte, quien explicó que incluso hay suficiente evidencia que indica que en tratamientos contra el cáncer en la madre embarazada, ambos puede sobrevivir sin efectos dañinos para ninguno.
En el caso del síndrome de down —referido ello a la excusa absolutoria en el código penal sobre malformación congénita para poder abortar— señaló la investigadora que es necesario convocar a la ciencia y a los médicos para buscar soluciones y no dar pretextos fáciles al respecto, puesto que esta deficiencia cromosómica puede tener solución.
Por su parte, la investigación de la doctora Donna J. Harrison directora de investigación y políticas Públicas en la Universidad de Illinois, señala que el aborto con químicos como la mifepristona o el misoprostol, muestra tener secuelas serias para las mujeres, aun en países desarrollados, siendo que en países en desarrollo por lo general el uso de este tipo de abortivos provoca la muerte, provocada por hemorragias, descontroles en la presión arterial y otras complicaciones.
En su participación, el doctor Elard Koch, director del Instituto de Epidemiología Molecular de la Universidad de Chile, señaló que la investigación realizada sobre países que despenalizan el aborto, en los últimos 50 años, tiene severas consecuencias contra las mujeres y su salud, y que la mejor estrategia para disminuir la mortalidad materna es elevar el nivel de educación de las mujeres y el acceso a atención médica durante el embarazo. “Chile es una de las naciones que prohíbe todo tipo de aborto y ha reducido la mortalidad materna hasta un 90 por ciento. Las alternativas han sido incrementar los niveles de educación de las mujeres, dotar de servicios públicos [como agua y alcantarillado] a la mayor parte de la población y profesionalizar la atención médica neonatal”, dejando claro que la despenalización del aborto, siempre resulta en un incremento de esta práctica por lo menos en los primeros 20 años, siendo que supuestamente con su despenalización, los abortistas buscan erradicar la muerte materna y el aborto en sí mismo.
Para citar un ejemplo —desgraciadamente— se refirió al caso del Distrito Federal, en que el año en que se despenalizó (2007) se registraron 4 mil 799 abortos, contra los 20 mil 314 en 2011.
Si lo que se quiere en los organismos internacionales y en las sociedades modernas es erradicar y prevenir todos los tipos de violencia contra las mujeres y las niñas, los organismos como la ONU y otros relacionados, tendrán que reconocer que en el aborto inducido, lo único que se promueve es la violencia contra ellas y su salud. De hecho uno de los acuerdos en la 57 Sesión de la Comisión sobre el estatus Jurídico y Social de la Mujer en la ONU, los 45 miembros que la integran, discutirán una resolución para garantizar la prestación de servicios de asistencia a este sector de la población. Esperemos que sean buenas decisiones y no decisiones políticas o económicas como suele suceder.
A todas las mujeres en su día internacional, les deseo mucha salud, mucha información y sobre todo, mucha libertad para encontrar mejores formas de alcanzar su desarrollo integral. ¡Felicidades!
@comandante serra