Las vaguedades en el discurso de la prevención / México Evalúa en LJA - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Aunque nos referimos al mismo tema, el de la prevención del delito en México, hablamos en términos tan distintos que cada vez son más las preguntas sin respuesta.

Hace algunos días, por ejemplo, quien será el subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana (cuando se concrete la reforma legal correspondiente), Roberto Campa, dijo a CNN que los resultados del plan federal en esta materia se sentirán principalmente en los “niveles de violencia” en las ciudades en un periodo de “más o menos entre 12 y 18 meses”.

Si consideramos que el Plan Nacional de Prevención fue lanzado por el Presidente Peña cuando varias regiones siguen padeciendo los severos embates de la violencia, definitivamente se agradecería más especificidad al exponer los resultados esperados así como los indicadores de impacto de las intervenciones que se realizarán. ¿Se refirió Campa a que veremos una reducción sensible en todos los delitos violentos?, ¿en los homicidios?, ¿en los robos violentos?, ¿o en todos los delitos? Ése es el lenguaje en el que podríamos entender la importantísima empresa que se ha propuesto el gobierno federal.

Entender los conceptos básicos en la materia es importante. Primero, prevención del crimen se refiere a todas las actividades que se desarrollan para evitar que el crimen exista o para reducir la proclividad de las personas a cometer actos criminales. Sin embargo, quizá éste es uno de los conceptos más trabajados pero menos entendidos dentro del estudio del crimen ya que se le confunde fácilmente con reducción del crimen. Aunque ambas estrategias son muy similares y en ocasiones, dependiendo del estado del crimen en el lugar y del delito que se quiera prevenir/reducir, deben desarrollarse en conjunto, las diferencias en cuanto a la planeación y la definición de las metas son significativas. Existen territorios en los que urge desplegar una estrategia efectiva de reducción del crimen para que posteriormente las acciones de prevención puedan tener éxito. De lo contrario, su avance podría ser marginal.

A partir de lo anterior, preguntamos: ¿en todos los municipios seleccionados se trabajará solamente con la estrategia de prevención?, ¿qué sucederá en aquéllos donde el crimen ya es un problema y es urgente disminuir la violencia? Algunos requieren una reducción urgente, por lo menos, del homicidio y la extorsión.

No es que las estrategias de prevención se deban implementar en lugares que no han sido afectados por el crimen: la meta es evitar que el crimen crezca y se convierta en un problema mayor. Así, al diseñar un programa de prevención del delito debemos preguntarnos: ¿qué podemos hacer para que las personas  que no están en conflicto con la ley, nunca lo estén?

Además, no existe una sola forma de desarrollar estrategias de prevención, existen diversos tipos y niveles determinados por el contexto específico del lugar y el delito en cuestión. Éstas se pueden dividir en tres de acuerdo con su enfoque: orientadas a personas, lugares o situaciones dependiendo de cuál sea la problemática local. Asimismo, podemos identificar tres niveles de prevención: el primario, dirigido a la modificación de las condiciones socioeconómicas de riesgo en los espacios físicos y sociales al largo plazo; el secundario, dirigido a la identificación e intervención temprana entre quienes se encuentran en situaciones de riesgo criminal a corto plazo y el terciario, dirigido a evitar la reincidencia.

Con base en lo anterior, ¿cuál es el tipo y el nivel de prevención que se utilizará?, ¿serán los mismos en todos los municipios seleccionados aunque éstos tengan problemáticas diferentes? Hay que ser cuidadosos y no confundir la medicina con la vacuna. Para aquellos lugares en donde el crimen es ya un problema, se debe utilizar una combinación entre el nivel terciario de prevención y estrategias puntales de reducción.

Finalmente, antes de que se publique el Plan Nacional de Prevención, es importante que se aclare qué tipo de delitos se busca prevenir. Los lineamientos para distribuir el apoyo económico con este fin para los municipios establecen que se basará “en indicadores relacionados con la población total en cada municipio y con el número de homicidios dolosos registrado en cada uno de ellos”. Es decir, aunque la estrategia oficial está basada en cuatro pilares: violencia en el ámbito escolar; adicciones; violencia familiar y detección temprana de problemas conductuales; los alcances de las estrategias en cada municipio seleccionado estarán en función del porcentaje de homicidios y de población con respecto del total en los municipios seleccionados, criterio que no tiene mucho sentido. ¿Qué pasará con aquellos municipios que tienen un problema creciente de otro tipo de delitos como la extorsión y que no tienen un gran porcentaje de homicidios?


Nos gustaría entender la estrategia que se está delineando para prevenir el delito en México. La otra opción es que no estemos hablando de lo mismo, y sería terrible.

Por Leonel Fernández Novelo y Lilian Chapa Koloffon


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