- Construyó un imperio vertical con incalculables dineros de cuotas sindicales
- Su reinado duró 23 años, 11 meses y tres días; hoy se mueve al ostracismo
El 25 de abril de 1989 empezó el reinado de Elba Esther Gordillo Morales, en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación… El imperio con que construyó elevada estela de incalculable suma de dinero le duró 23 años, 11 meses y tres días; se derrumbó ayer.
Aquel día, este reportero se hallaba en la sala de prensa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de Venezuela 38, en el centro histórico de la ciudad, donde los maestros de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán –los de siempre- encabezados por Jesús Martín del Campo y Teodoro Palomino iniciaban preparativos para exigirle a la Secretaría de Educación Pública aumento salarial, como todos los años.
¿Qué había pasado en las primeras horas de aquel día? En seguida lo relatamos, antes conviene contextualizar que el 10 de enero, a 40 días de tomar posesión el presidente Carlos Salinas de Gortari, había mandado detener a Joaquín Hernández Galicia, líder del Sindicato Petrolero, tan sólo por decirle como candidato que si se hundía Pemex, se hundía México.
Fue el primer golpe de timón que aplicó Salinas de Gortari, luego de haberse impuesto a la caída del sistema de Manuel Bartlett Díaz, y negociado con todos los sectores de país para poder gobernar; a unos les regaló las empresas paraestatales, a otros los rescató del claustro político y a los más, los enriqueció.
El potosino Carlos Jonguitud Barrios (1924-2011) fue secretario particular en 1952 de Manuel Sánchez Vite, secretario general del SNTE, tres años más tarde traicionó a su jefe y tomó el control del sindicato magisterial, a través de su tristemente célebre grupo Vanguardia Revolucionaria. (Ojo con este dato, porque “el que a hierro mata, a hierro muere”, como acaba de ocurrir la tarde de este martes 26 de febrero de 2013).
Jonguitud le dio mucho juego a la maestra chiapaneca Elba Esther Gordillo Morales, entonces secretaria general de la Sección XXXVI del Valle de México y de ahí, jefa de la Delegación Gustavo A. Madero, de donde el regente Manuel Camacho Solís, la rescató para proponérsela a Salinas de Gortari como lideresa del SNTE.
Aquella mañana del 25 de abril de 1989, Jonguitud Barrios fue llamado a Los Pinos y se le pidió su inmediata renuncia, no hubo el artificio y comedimiento de ahora; el tacto y la sensibilidad política de hoy, porque lo que rodó de las Lomas de Chapultepec al Zócalo aquella ocasión, fue la cabeza del cacique magisterial, como días atrás había rodado desde El Mante hasta la capital del país, la de La Quina.
Con el pretexto del conflicto magisterial de todos los años desde entonces, Elba Esther llegó para empezar a “zurcir” lo “descosido” que hubiera. Ella había sido amante de don Carlos, el cacique que le diera “machetazo a caballo de espadas” a su jefe Sánchez Vite; andando el tiempo, ella haría lo mismo con su jefe Jonguitud, “otro machetazo a caballo de espadas”.
Cuando este reportero husmeaba como era su costumbre, por los pisos de los edificios de Venezuela 38 y 42, El Ingeniero, como le decíamos al agente de Gobernación adscrito a “la fuente”, lo alcanzó corriendo para decirle: “Javier, ¿la maestra te pregunta que si la quieres acompañar?”. ¿A dónde?, preguntó el reportero: “A una reunión con los maestros disidentes”.
Claro, contestó: “vamos, ¿pero cómo salimos, si el edificio está tomado por los disidentes y no se puede entrar ni salir?”, preguntó el comunicador. “Tú sígueme”, y ambos, sorteando pisos arriba, brincando azoteas, llegaron a un estacionamiento y de ahí a un vehículo que de inmediato se puso en marcha.
Reportero y ayudantes de Elba se pusieron en marcha a bordo de un auto, que pronto llegó a Constituyentes, a la casa de Manuel Camacho Solís. El reportero fue ubicado en un cuarto, con la puerta semiabierta, desde donde podía observar a un grupo de cinco personas, líderes del magisterio en conflicto, encabezados por Jesús Martín del Campo y Teodoro Palomino, ya citados.
Una hora después le preguntaron si era suficiente y al asentir el comunicador, fue conducido al auto y trasladado a su periódico, El Universal.
Así empezaron las primeras negociaciones de Elba Esther Gordillo Morales, con las que construyó todo un imperio.
Los usos y costumbres del sistema político mexicano –que pareciera muerto en 2000, pero lo cierto es que “andaba de parranda”- indicaban que “si yo te puse, yo te puedo quitar cuando a mí se me dé la gana”… El tiempo nos dio la razón.
Si un golpe de timón la había puesto, otro golpe de timón la tendría que quitar.
El tema de la Reforma Educativa, promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto este lunes 23, tiene un doble objetivo, para el cual no se necesita ninguna ciencia, ni ninguna cultura: cortarles la cabeza a los más de 27 mil profesores al servicio del partido político del SNTE, que han incidido en el penoso nivel educativo de los mexicanos, ésa es toda la cuestión.
Así, que felicidades, México se empieza a mover en otra dirección.
Foto: Hugo Gómez / Archivo LJA.mx