Cada vez va tomando más forma la fisonomía que tendrá la próxima elección que renueva el Congreso Local y las 11 Presidencias Municipales. Es una elección que determina en muchos sentidos quién puede ser el próximo gobernador de Aguascalientes en tres años más.
La importancia de esta elección radica en que éste es un municipio-estado donde está concentrado el grueso de la población y de la actividad económica de la entidad.
Aguascalientes a diferencia de otros estados como Guanajuato o Jalisco no tiene polos de desarrollo económico en alguna de sus regiones, todo está concentrado en la capital.
Si se quiere ganar un proceso electoral estatal se tiene que ganar la capital del Estado, pues concentra cerca del 80 por ciento del padrón, y el resto, es decir los otros 10 municipios, aportan en su conjunto el otro 20 por ciento de los electores registrados en el Estado.
Este proceso electivo a diferencia de otros tiene varias particularidades. En primer lugar en el caso del PRI, no hay personajes reconocidos como liderazgos consolidados. Hay tres precandidatos registrados y tratando de hacer un ejercicio de prospectiva, es previsible que quien obtenga la candidatura del PRI a la Presidencia Municipal sea Óscar López Velarde.
A pesar de que no es del equipo de la Alcaldesa, es también un perfil que cumple con el requisito de contar con una trayectoria partidaria consistente como ella lo había solicitado. Por otro lado, la propuesta del equipo de la Alcaldesa no es lo suficientemente competitiva electoralmente hablando, a pesar de que Roberto Tavarez tiene una trayectoria limpia y es un priísta con méritos partidarios suficientes, no le va a alcanzar para obtener la candidatura.
Por lo tanto en el proceso de negociación interna, quien puede transitar con más facilidad entre los dos grupos políticos es López Velarde, que tampoco es muy competitivo electoralmente y está muy lejos de ser un candidato carismático, pero le apuestan ganar integrando tres elementos: la estructura del PRI, que es muy competitiva y sabe cómo ganar elecciones, los programas sociales del gobierno, y el impulso de los candidatos a diputados.
En el caso del PAN hay dos liderazgos con trayectorias distintas pero nada despreciables. Por un lado la fuerte presencia carismática de Felipe González que ha demostrado una y otra vez su capacidad de ganar procesos electorales y su facilidad para hacer clic con la gente. Es un personaje ampliamente conocido y eso le da ventaja frente al candidato del PRI.
Por el otro lado está Toño Martín del Campo, que tiene una trayectoria diferente, más partidaria y vinculada a las bases panistas. Tiene presencia y reconocimiento en las colonias populares y es un personaje al interior del PAN. Tiene capacidad de convocatoria y logra poner a trabajar a las bases y estructuras partidarias.
A pesar de que cada uno de ellos tiene formaciones y trayectorias distintas, los dos son carismáticos y saben vincularse con el electorado. Independientemente de quién sea electo como candidato en la convención panista, la coalición PAN-PRD va a tener a un candidato muy competitivo.
Pero para el PRI va a ser un asunto de vida o muerte este proceso electoral. No van a regatear en disponer del dinero que sea necesario, de los cuadros que sean necesarios y cuanto se requiera y necesite. No se van a arriesgar a perder esta oportunidad porque de ello depende conservar la gubernatura.
Consideran que si tienen el gobierno federal, el gobierno estatal y el municipal no se pueden dar el lujo de perder y van a querer ganar a como dé lugar.
No es descabellado que estén haciendo operación política para elevar el encono en el proceso interno del PAN y lograr rupturas que debiliten los liderazgos y candidaturas de la coalición.
Las invitaciones de alguna prensa a programas de radio y micrófono abierto para que opinen de sus compañeros, las invitaciones y procesos de seducción en un momento en donde las tensiones se agudizan y se desatan las pasiones por la competencia, siempre son un buen momento para intentar la división y debilitar de antemano al contendiente. La convención interna del PAN va a ser un ejercicio y prueba que los panistas van a tener que sortear. Ojalá y lo hagan en las mejores condiciones de competencia posibles.
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