A quien corresponda:
La vida es una oportunidad, aprovéchala. La vida es belleza, admírala. La vida es bienaventuranza, saboréala. La vida es un sueño, hazlo realidad. La vida es un desafío, enfréntalo. La vida es un deber, cúmplelo. La vida es un juego, juégalo. La vida es un tesoro, cuídalo. La vida es una riqueza, consérvala. La vida es amor, gózala. La vida es un misterio, descúbrelo. La vida es una promesa, realízala. La vida es tristeza, supérala. La vida es un himno, cántalo. La vida es una lucha, acéptala. La vida es una aventura, arriésgate. La vida es felicidad, merécela. La vida es vida, DEFIÉNDELA. (Madre Teresa).
El desarrollo humano se inicia en la concepción o fecundación, cuando un gameto masculino se une a uno femenino formando un cigoto, el cual, es una célula titipogénica altamente especializada, primordio de un nuevo ser humano. (Moore, Embriología Básica, Interamericana McGraw-‐Hill, 4a Edición. p.26).
Una relación sexual, que es una representación externa de lo que sucede dentro. La comunión de dos cuerpos, tal como sucede cuando se unen los gametos. Sabemos, que estos, al formar uno solo, generan un nuevo ADN con 46 cromosomas, que conforman una combinación completamente única e irrepetible, dando así el inicio de un nuevo ser humano. Desde la concepción comienza la vida de un nuevo individuo, cuya existencia jamás podrá ser repetida en la historia de la humanidad.
Al ser únicos, considero que ninguna persona puede argumentar con: “se está dando la oportunidad de decidir sobre su cuerpo”, porque no es así. El cuerpo de una mujer está completamente separado del de su bebé, el cual solo habita ahí, mientras alcanza su óptimo desarrollo para subsistir fuera de él, más no son uno mismo, son dos individuos distintos, incluso hay una ciencia que lo prueba, la embriología.
No es válido abortar bajo el argumento de que “es solo tejido”, porque en ese caso, de hecho, yo también soy tejido, simplemente mucho más grande. La vida debe protegerse en cada etapa del desarrollo humano. Algunos dirán: ¿Cómo va a ser un ser humano? ¡Son tan solo células! Pues sí lo es, es el principio de la vida, así es como todo comienza.
¿Que no sabemos dónde empieza una vida? Perdón, pero me parece un insulto a la inteligencia y decirlo atenta contra la ciencia. Eso es algo que se conoce y se sabe desde la adolescencia gracias a los libros de texto de biología básica.
Aún recuerdo mi libro de biología (“Biology: The Dynamics of Life”), en el cual el tema de la vida se iniciaba mas o menos de esta manera: para identificar la vida puedes preguntarte: ¿se mueve? Todos los seres vivos tienen una estructura ordenada, crecen, se desarrollan, se ajustan a su medio ambiente y se reproducen. Cuando un biólogo busca vida, lo primero que estudia es su estructura, pues si hay vida, muestra una organización. Toda vida se compone de una o más células, que contienen ADN, lo que provee la información necesaria para controlar el proceso de la vida; proceso del cual una de las características más obvias, es la reproducción o “producción de hijos”, pues el organismo no vive por siempre y para que la vida continúe, debe remplazarse con otra.
¡Vamos! Analicemos las cosas. La vida empieza con una célula y según el concepto que aprendí desde 4o de primaria y que me han repetido hasta ahora, ésta es la unidad básica por la cual los seres vivos están compuestos ¿y cómo dijimos que empieza el embarazo? Ah sí, claro, ¡con una célula! Por ende hay vida, esto es ¿lógico? ¿obvio?
Si con eso no basta, vamos revisando… en el embarazo dicha célula por la que se empieza ¿es una estructura organizada? ¿crece? ¿se desarrolla? ¿se adapta a su ambiente? Sí, esa es la respuesta a todas esas preguntas y si permiten que pase por todas las etapas de su desarrollo hasta una edad madura seguirá haciendo lo anterior y también se reproducirá. Entonces, ¿nos queda claro que hay vida? Yo considero que esto es suficiente para entenderlo. Aún así, los invito a investigar cómo esa celulita se va desarrollando en el vientre materno de una forma extraordinaria, pues es algo especial lo que se lleva dentro durante el embarazo. Como diría una compañera mía, es magia, es alegría, es eso… VIDA.
Habrá quienes dirán “¡pero si no piensa ni se mueve todavía! ¡Aborta!”. ¿Que no se mueve? Si aquello de que las células que se multiplican y crecen desarrollando poco a poco al bebé, no bastó para entender movimiento… ¡va! Supongamos que así fuese, pero en ese caso ¿por qué no privar de la vida a un niño en silla de ruedas o un cuadripléjico también? Digo, tampoco es como que se muevan mucho de todos modos. ¡Claro que no haríamos eso! ¿Quién en su sano juicio lo pensaría siquiera? Creo que nadie, porque están vivos y ¡valen muchísimo! Pues bien, el bebé dentro del vientre materno también.
¿Que no piensa? todos los seres humanos, somos animales racionales desde la concepción (sí, como que a veces da la impresión que algunos son más lo primero que lo segundo). Es un hecho que todos poseemos la facultad de la inteligencia y un bebé dentro su madre también, no tiene uso de razón, mas está en potencia, simplemente la tiene que desarrollar. Si nos vamos por ese lado de que “no piensan”, ¡caray! Entonces ¿por qué no terminar con la vida de los enfermos mentales, los que tienen parálisis cerebral, los ya muy mayores o los niños chiquitos? Pues que yo sepa no hacen un muy buen uso de su razón, si es que la aprovechan o la tienen bien desarrollada… no, no podemos ni debemos hacer algo así, ni pensarlo si quiera, porque el hecho de que tengan una limitación para ejercer dicha facultad, no los hace menos personas, ni es un motivo válido para terminar con sus vidas. Ellos también valen mucho, al igual que los bebés durante el embarazo.
La vida es un don y hay que decirlo con todas sus letras, se está buscando de alguna manera dar el derecho a matar un supremo regalo de la naturaleza. Dejemos de usar eufemismos y digamos las cosas derechas, tal y como son. No pienso que sea más fácil matar y arriesgarse a la posibilidad de pasar todo una vida de culpas e infierno interior, que tan solo 9 meses de miedo, solo por el “derecho a elegir”.
Debemos proteger la vida indiscriminadamente, desde la concepción hasta la muerte natural, pasando por todas las etapas del desarrollo y en cualquier circunstancia de ésta. Toda persona tiene dignidad por el simple hecho de ser persona, atentar contra su integridad es violentarla, sea cual sea su situación.
Pero, ¿por qué ignorar algo tan obvio ante la ciencia y la conciencia? Tal vez tengo una respuesta, creo que es lo más fácil, porque si aceptamos que hay vida, sería aceptar que se están convirtiendo en asesinos.
Un bebé NO es incompatible con la vida, seamos realistas. Lo vemos así por el egoísmo que nuestra sociedad actual tiene. ¿No será más bien que es incompatible con el estilo de vida que se desea llevar? Un bebé es inocente, indefenso, puro, dependiente, es un bien, que exige y requiere compromiso, así como responsabilidad, que deben ser tomados desde antes de concebir una vida. No es un juego, es un tesoro que debe ser cuidado y protegido como tal. Un embarazo bajo cualquier circunstancia, sí, en efecto da miedo, pero no es incompatible con la vida, sino que es la vida misma.
Despenalizar el aborto, no hace que el acto sea bueno, solo permite obrar mal, atentar contra la vida y no sufrir las consecuencias legales que matar implica. Despenalizarlo no lo hace válido, pues quitar una vida nunca lo será. Matar es matar, independientemente del ángulo desde el que se vea. Dar un derecho a la mujer que nunca ha existido, es quitarle un derecho a los no nacidos que siempre han tenido, el derecho de vivir. Si no se defiende y protege al bebé de forma individual, se estará dando más valor a una vida, mientras se acaba con otra.
El ser humano tiene derechos inherentes e inalienables, es decir no se les pueden quitar, ni unos pueden decidir por otros. Desde el ámbito legal, la vida se reconoce desde la concepción al otorgarle, al nasciturus, protección jurídica; tiene derecho a ser heredero, legatario o donatario, por el simple hecho de haber sido concebido, aunque esto se condicionen a que nazca viable.
En mi opinión ese derecho del que hablábamos que dicen que la mujer tiene de decidir sobre su cuerpo, ya se ejerció en el momento en que decidió tener una relación sexual y he aquí los resultados. Decidir sobre el cuerpo del bebé dentro de ella, es darle el privilegio de la vida a un ser humano, dejando de lado a otro. El derecho de una persona termina donde empieza el de otra. Si antes no estaba escrito en las leyes, es porque desde el principio de los tiempos no estaba pensada ni destinada a estarlo, es algo ilícito. Se va a corromper el derecho y se está corrompiendo la sociedad.
Alguna vez se han preguntado ¿por qué las mujeres que en un principio lucharon por la libertad de decidir sobre su cuerpo hoy son quienes luchan a favor de la vida? Han abierto los ojos, se han dado cuenta y han hecho conciencia. Muchas de las mujeres que han cometido un aborto, no lo dicen e incluso tienen miedo a ser descubiertas, cargan con
eso en silencio, en lo más profundo e íntimo de su ser. No lo hablan, porque las traumatiza y no porque sea un desorden postraumático por estrés, sino porque ellas saben en su interior el crimen que en realidad cometieron.
¿Realmente aprobar la despenalización al aborto es lo que queremos? No me refiero simplemente a la despenalización, si no a la aceptación de la sociedad a que esto sea una opción. ¿Qué fácil sería entonces no? Vivir una vida de placeres, sin valores, sin compromisos, sin responsabilidades… porque a final de cuentas ¿qué más da? Si los preservativos fallan, si los anticonceptivos no sirvieron, ¡pues se aborta y ya! Es tan sencillo! Total, matar ya no importa y no cuesta nada… ¿será? No propiciemos que así lo parezca.
¿Es eso lo que como sociedad buscamos? ¿la vida fácil? Considero que estamos tomando el rumbo equivocado, pues si hoy empezamos a permitir una cosa, es la puerta para permitir muchas más y creo que a todos nos ha pasado en la vida, que en el momento que nos damos un “permisito” para hacer algo que sabemos que no está bien, empezamos a caer en una cadena de la cual es muy difícil zafarnos.
Entonces me pregunto, si hoy despenalizamos el aborto y abrimos las puertas a autorizar cosas que van en contra de la naturaleza y de la ética ¿quién reparará los daños? Porque las decisiones sin pensarlas se toman fácil y llevarlas a cabo mucho más. Habrá daños y consecuencias que sin duda, pagaremos todos, pero nosotros como sociedad ¿tenemos las herramientas para arreglarlo después? ¿El gobierno pondrá medios para salir adelante cuando empiece a surtir efecto? ¿Quién brindará la ayuda médica y psicológica a los afectados? Porque les recuerdo que también está en nuestra naturaleza culpar a otros y cuando empiece a haber daños morales o de cualquier tipo ¿a quién van a culpar? ¡CLARO! Al estado que fue quien permitió que esto se diera, espero estén preparados para pagar las consecuencias.
No nos engañemos más, ¿quieren despenalizar el aborto? Entonces antes de que una mujer lo haga ¡ADVIERTAN! Hagan conciencia, como en las cajetillas de cigarros que hay consecuencias tanto físicas como psicológicas. Basta ya de esconderse bajo el argumento de que “el aborto busca salvaguardar la salud física y psicológica de la madre” porque la verdad es, que más bien, el aborto la daña de una forma muy grave, pues altera tanto el organismo como la estabilidad emocional. Hay pruebas de esto, dénselas a toda mujer que se acerque a lugares donde se realicen los abortos. ASEGÚRENSE de que se les dará la información suficiente antes de que lo lleven acabo y acepten como gobierno y sociedad la RESPONSABILIDAD de sus actos y si despenalizan el aborto, prepárense entonces para brindar ayuda médica y psicológica a todo aquél que lo realice, porque si de por sí nuestros índices de suicidio son muy altos, siento informarles que aumentarán indudablemente.
Si estas consecuencias no son lo que buscan entonces EXPLIQUEN. Expliquen, que hay más opciones, pues la mayoría de las mujeres se acercan al aborto como una opción desesperada, pues se encuentran en situaciones difíciles de temor, presión y suma inseguridad. Encárguense de hacerles ver que no es la única salida, porque muchas de las que son pro-‐elección, en ocasiones no tienen opción, porque tienen miedo; pero todos lo sentimos, a todos se nos cierra el mundo. Muchas de las que acuden al aborto, lo realizan por la insistencia de: “no puedes”, “no te voy a apoyar”, “eso no es bueno”, “arruinarás tu vida” ¡ALTO! Detengámonos aquí, en esta última idea, porque más bien, abortar arruinará sus vidas y vidas ajenas.
¿Por qué solo mostrarles una opción si hay muchas más? ¡Mujeres hay opciones y hay esperanza! Querida sociedad, si vamos a despenalizar el aborto, debemos estar conscientes de que antes de tomar esa decisión, debe darse orientación a las mujeres que están en posiciones difíciles, porque insisto muchas tienen mucho miedo y si el miedo es una razón válida para matar, entonces habría muchos homicidios y a cada rato.
El aborto no arregla nada, lo complica todo, se toma una decisión en situación de crisis o por las razones que sean, pero a final de cuentas es una salida, una salida para no hacerse responsable de una vida. Creo que todos sabemos el valor de la vida, tanto, que por eso agobia el momento en el que se sabe que se lleva una dentro, razón por la que se huye. Si dejamos que se tomen esas decisiones en tiempos de crisis, crisis más fuertes resultarán. Todos tenemos momentos de frustración e inseguridad, pero no debemos permitir que las emociones se hagan dueñas de nosotros, como dice aquella frase: “no hay que tomar decisiones permanentes, por una emoción temporal”.
Cuando una mujer quiere abortar, busca a los “expertos” ¿pero es que a caso en realidad no se dan cuenta que en verdad son vendedores de la muerte? Al buscarlos a ellos se estarán arriesgando a convencerse de matar y se estarán convirtiendo junto con los que las ayuden en cómplices de homicidio. Esto es una realidad, no una exageración, en ese momento se acaba la relación médico-‐paciente y comienza una entre cómplices y asesinos. Al final de cuentas, lamento informarles que llegará el momento en el que la mujer que abortó, se dará cuenta de que es madre, pero su hijo, estará muerto.
Alguien que comete un asesinato a sangre fría como lo es el aborto, seamos sinceros, ¿en verdad creen que le importa la salud de la mujer que va a abortar? Claro que no, le importa el dinero y si a caso le importa tener el cuidado suficiente para no tener problemas por consecuencias de negligencia. Los médicos hacen el juramento Hipocrático, orientando la práctica de su oficio, a hacerse responsables del ser humano y conscientes de su vida, evitando todo mal e injusticia, por el que en resumidas cuentas deben proteger y preservar la vida. El que cometa abortos va en contra de ello y para qué mentirnos a nosotros mismos, si va en contra de ese principio, si mata, se le hará fácil justificar cualquier negligencia con un buen disfraz médico. CUIDADO, porque alguien con la moral tan distraída, si se le hace fácil matar, también se le hará fácil no limpiar sus instrumentos de trabajo.
PREVENGAN, prevengan educando. Educando en valores y no en salidas fáciles. Todos nos caemos y todos nos equivocamos, sí, pero debemos responsabilizarnos de nuestros actos y las consecuencias que consigo traen. Es muy sencillo salir corriendo, ¿pero matar realmente es la respuesta que buscamos? Prevengamos con educación, una educación sexual real, no la más cómoda, superficial y la más fácil.
No es aceptable el argumento de “sería injusto darles vida si no son deseados”, ¡ah! ¿o sea cómo? Entonces, ¿matarlos es mejor? Si no se deseaban esos hijos, entonces por qué tener relaciones, si hasta donde yo sé, esa es una de las dos finalidades del acto sexual, que por cierto no por nada se realiza con el aparato REPRODUCTOR. En todo caso la injusticia ya está hecha, si ya se les dio la vida, ahora a luchar por ella y darles lo mejor que se pueda.
Hay que ir al ritmo del mundo y de la vida, la cual sabemos que, cada vez va más a prisa. De sexualidad hay que hablarles ya no adolescentes, sino a los niños, la sociedad está avanzando cada vez más rápido y los riesgos a los que se enfrentan son cada vez más grandes y la formación en valores que se les da aun está en construcción, mientras que la información les llega volando por todos lados.
Hombres y mujeres, yo no entiendo por qué solemos quejarnos de que ya no hay buenos noviazgos ni buenos matrimonios. Si estamos optando por lo fácil, por aquello que no implica esfuerzo ni voluntad, ¿qué esperábamos? Démonos cuenta que estamos rompiendo con la familia, el compromiso y el amor. No es solo cuestión de sexo y aborto, estamos atentando contra el núcleo de nuestra sociedad.
Querida sociedad y gobierno, ¿no sería más inteligente en vez de gastar en abortos, preservativos y anticonceptivos, pagar mejor una buena educación sexual? No está solo el “riesgo” de embarazo, están las enfermedades de transmisión sexual (ETS); el aborto hará que todo esto aumente y los índices se disparen. Quisiera hacer notar algo que considero importante: recordemos que no hay condones para el corazón, no hay pastillas del día siguiente para recuperar los daños tras una relación que rompió la autoestima y vació el sentido de la vida de una persona. Prevenir, es empezar a implementar valores y una sana educación en nuestros niños, guiar a nuestros adolescentes, orientar a los jóvenes y preparar a los adultos.
¿Es realmente el aborto la opción que queremos? Esa vida cómoda, en la que a nuestros pequeños se les hablará de sexo como algo muy rico y placentero sin consecuencias, porque ¡claro! No las hay, pues siempre hay salidas fáciles. ¿Realmente queremos darle esa opción a nuestra gente? Y en el momento de educar sexualmente a nuestros chiquitos, decirles: “no te apures, hay condones, pastillas y hasta abortos, tu escoge, pero coge”. No, no considero que sea la opción más adecuada ni la que queremos mostrarle a nuestros pequeños. No creo que debamos enseñarles, que así como fueron traídos a la vida con amor, ellos, por egoísmo pueden frenar o acabar con la vida de otros.
Adolescentes, jóvenes, adultos en edad y posibilidad de procrear, seamos conscientes de la trascendencia de nuestros actos. Si ya se está dando el paso de tener relaciones, no nos engañemos, el “yo no sabía” no es válido, no nos hagamos tontos, todos sabemos que la vida nueva, es consecuencia lógica de un acto sexual.
Hablar del aborto, no es hablar de cualquier cosa. Como podrán ver, implica muchos otros temas, salud (mental y física), amor, familia, educación, economía, etc., estamos hablando también de principios, pero ante todo del valor de la VIDA. No es un juego ni una decisión al aire.
Siendo realistas estamos enfrentándonos a la “cruzada de la muerte”. Si queremos hacer algo, es ahora o nunca, si estamos a favor de la vida el momento es este, ahora que tenemos nuestra vida entre las manos y podemos cuidar la de los demás, en especial la de los inocentes e indefensos.
Estamos cayendo en algo inaceptable, en ver la vida de un bebé como un problema del que no se podrá salir si no se hace un aborto a tiempo; sin querer aceptar, que el aborto, es abrir la puerta a un problema que desencadenará muchos más y entonces, de eso sí, no se podrá salir.
Si deseamos el bien común y el propio, si lo que buscamos es una sana sociedad y un mundo mejor para nosotros y los que vengan, es momento de tomar las riendas de nuestras vidas, ser responsables y darnos ese mundo mejor. Ya no podemos seguir ocultando la realidad y engañarnos a nosotros mismos. Este es el momento en el que la sociedad tomará un rumbo hacia la paz y el respeto a la vida bajo cualquier circunstancia o tomará el camino de la muerte y carencia de valores que nos sumergirá en un abismo del que será muy difícil salir adelante, si es que no nos consume.
La opción está en nosotros, solo haré una pregunta más, ¿están dispuestos a arriesgarse a tomar la decisión correcta, o prefieren la mediocridad de permitir que se atente contra la vida y la dignidad de las personas mientras se quedan cómodamente sentados… o peor aún, insultarán su inteligencia aceptando que no hay vida desde la concepción?
Por último quiero agregar que antes de tomar una decisión, se debe pensar no una, sino muchas veces, porque todas nuestras acciones tienen resonancia en vidas ajenas. Como consejo para saber si es la decisión adecuada, es fácil saberlo, si turba el alma y no deja tranquilo al corazón, si la conciencia hace llamados de alerta, definitivamente no es la correcta. Una vez que se sabe lo que está bien y se conoce la verdad, es difícil actuar en contra de ello.
A favor de la vida:
Irma Huerta Alejandri