Con gran gusto y entusiasmo recuerdo a mi generación, desde estudiante de bachillerato en el CCH Naucalpan y nuestra siempre aguerrida Facultad de Economía de nuestra Universidad Nacional, viendo como un futuro halagador el despertar de este movimiento estudiantil y que ha venido a cambiar lo que parecía inamovible por mucho tiempo, producto de una generación que vivió en la apatía y poca participación ante las embestidas del Estado en contra de un avance de la sociedad en lo económico, en lo social y en lo político, ya no digamos en lo educativo en plena decadencia del conocimiento científico y humanista, así como la poca o nula participación juvenil en los problemas cada día más apremiantes para nuestro país; ahí, el poder del Estado de hacer y deshacer a su gusto hasta lograr lo que estamos recogiendo de una mala o malísima cosecha de hacer “política”, pero para los privilegiados que ostentan el poder económico y político de nuestro país con la gran mayoría de los mexicanos inmersos en la desesperanza de alcanzar algún día la justicia social.
El actual movimiento #YoSoy132 de jóvenes con conciencia social que ya teníamos mucho tiempo que no se veía y que algunos analistas lo consideran la “Primavera Estudiantil”, como lo están dando protagonistas de jóvenes estudiantes y de la sociedad civil en algunas partes del mundo como en Chile, donde día a día toman las calles para defender la educación al alcance de todos y no como un negocio que hacen los gobiernos con la educación que debe ser gratuita y al alcance de la juventud en todos los niveles; en España, en Francia y otros países que atraviesan la peor crisis europea que afecta a toda la sociedad y que salen a las calles a manifestar su inconformidad por la falta de oportunidades provenientes de gobiernos ineptos que no han sabido y no saben hacer su trabajo para la solución a las crisis recurrentes que ponen en entredicho las acciones de gobernar.
En pleno proceso electoral 2012 para cambiar un régimen, ya hacía falta la participación de la sociedad civil (y que ojalá sea el inicio de un despertar permanente), lograr con las luchas ideológicas y acabar o desterrar paulatinamente la partidocracia que tanto daño le está haciendo a la democracia genuina; este despertar estudiantil es, y deber ser, apartidista; sí político, por ser los futuros profesionistas y que les tocará llevar a cabo los cambios que tanto necesita este país, un juvenil estudiantado con visión y preparación para hacer posible que esta sociedad tenga un cambio de lo cuantitativo a lo cualitativo donde sea posible instaurar una verdadera participación ciudadana con conciencia y preparación para poder lograr un verdadero cambio que beneficie a todos, dar la mano a los más necesitados; esperamos, con entusiasmo, que estos movimientos no sólo sean efímeros en el momento actual de un cambio sexenal, sino la permanente participación para ir más allá de un proceso electoral; es necesario que se pueda convertir de un movimiento a un vigilante ciudadano hacia los nuevos tiempos que se avecinan, donde quien vaya a gobernar por los siguientes seis años sea vigilado su accionar y podamos tomas decisiones como sociedad y detener decisiones unilaterales que beneficien a unos cuántos; desterrar los malos gobiernos que son producto de la corrupción, de la ineficiencia de gobernar y el enriquecimiento de dinastías a costa de la pobreza de la gran mayoría de los mexicanos y que, por años, generaciones no ven la opción de salir de la miseria no sólo económica, sino también educativa.
Los movimientos sociales y ciudadanos como el de Javier Sicilia, el juvenil estudiantil #YoSoy132, que se inicia en la Ibero y que vemos como un despertar de jóvenes estudiantes y que han logrado aglutinar a un buen número de universidades públicas y privadas unidas en un solo fin y objetivo, son el inicio y despertar de las conciencias ciudadanas, que ya era tiempo despertaran de su letargo y, como lo dije con anterioridad, ojalá se mantenga aún después de que termine y se proclame con el voto ciudadano quienes serán los que vengan a gobernar, para que el siguiente paso sea vigilar las acciones de los gobiernos, parlamentos (en sí, al Estado en su conjunto) para poder corregir y enmendar, así como limpiar el cochinero que han dejado en este vapuleado país: convertido en un camposanto, con un ejército de desposeídos que van a engrosar las filas del crimen organizado, único en su género que tiene el privilegio de contar con un Ejército Industrial de Reserva, a quienes no les queda otra opción por engrosas sus filas. Vaya dilema y tarea para lograr el cambio, pero sólo con la sociedad organizada y participativa, podremos exigir a quiénes elegimos y que sólo cumplan con servir al pueblo; acabemos ya con la inercia de servirse con la charola grande y formar más ricos sexenales a costa de la miseria de los mexicanos.
Todos los que han perdido familiares y amigos en una incongruente guerra contra el crimen organizado, donde han muerto y desaparecido más de 60.000 personas, muchas, o la gran mayoría de ellas, inocentes; los jóvenes del Movimiento #YoSoy132 han hecho suyas las incongruencias de gobiernos totalitarios – y como lo es el actual – totalmente ineptos para gobernar; ya no se puede con otro que traiga una imposición para seguir con lo mismo, por tal razón retomo algunos puntos externados en este amanecer ciudadano. “Soy 132 por la miseria que veo, emblemáticamente oímos muchas voces con gran claridad como la de tantos jóvenes, adultos, mujeres, ancianos, pero los jóvenes de este movimiento declaran con gran objetividad que saben que algo está pasando, pero por pereza algunos no querían hacer nada; pero cuando ven lo de la Ibero, en repudio a la imposición mediática, fue un despertar, sintiendo como una cachetada para los que estaban aún dormidos o para los que se hacían los dormidos; parece un nuevo día de una conciencia ciudadana para cambiar, llevar a cabo un voto razonado y el rechazo a las imposiciones y están en la mejor disposición en que se dé un cambio con un voto informado y razonado”. Éste es el clamor, que ojalá dé forma a un voto útil y razonado, pero sobre todo que quiénes lleguen con la voluntad popular sean expuestos a la revocación de mandato por no cumplir los anhelos de la sociedad en su conjunto.
Desde este modesto espacio, me congratulo con los jóvenes y la sociedad organizada y participativa que están despertando a una realidad, cruda pero real, y que bien organizados pueden y podemos cambiar el rumbo de este país, y desde nuestra modesta trinchera nos solidarizamos con su entereza de que haya un rumbo claro para acabar con tanta desigualdad e injusticias. “Iniciemos haciendo lo necesario, para hacer lo posible y terminar haciendo lo imposible” y ojalá muchos nos podamos convertir también en actores del cambio, ahí el reto y cuentan con un soldado para edificar esta decaída sociedad mexicana; enhorabuena y como lo dijo algún día en un momento histórico un gran personaje de la historia, el Comandante Guevara: “Hasta la Victoria Siempre”